INFO

Solo dos personas aisladas en Madrid pese al riesgo de expansión del ébola

El Gobierno español prioriza evitar la alarma tras el caso de la enfermera infectada de ébola en un hospital de Madrid. Así, solo mantiene aisladas a dos personas (una de ellas su marido) y vigila a distancia a otro medio centenar, mayoritariamente de su entorno profesional. Sin embargo, en los al menos seis días que llevaba enferma, la sanitaria debió estar en contacto con muchas más personas. Su urbanización no fue desinfectada hasta la tarde de ayer.

Policías custodian la vivienda de la profesional sanitaria afectada por el ébola. (Curto DE LA TORRE/AFP PHOTO)

La emergencia sanitaria para todo el continente europeo se ha instalado en Madrid tras la constatación anteayer de que la enfermera que atendió a un misionero enfermo repatriado de Sierra Leona ha contraído el virus letal. Sin embargo, el Gobierno español opta por la respuesta más limitada, y con ello más arriesgada. Pese a existir constancia de que Teresa Romero llevaba varios días enferma, se limita a mantener aislada en un hospital a una persona de su entorno: su marido. Y según las informaciones de ayer, ni siquiera se le ha realizado la prueba para detectar la enfermedad, al no presentar fiebre.

También se encontraban aislados ayer en unidades especiales de Madrid un ciudadano nigeriano y otra sanitaria, pero en el caso de esta última la enfermedad fue descartada en el resultado conocido a media tarde.

Sin embargo, la incertidumbre es total ante la evidencia de que han pasado casi dos semanas desde que la enfermera atendió al misionero fallecido. En ese tiempo había permanecido de vacaciones, según se ha filtrado en la zona de Madrid pero sin aportarse más detalles, dentro del secretismo oficial que rodea al tema y a la evidente obsesión por controlar la alarma.

Se sabe que participó, concretamente el 27 de setiembre, en la prueba de una oferta pública de empleo. Es posible que entonces aún no estuviera en situación de contagiar a nadie, ya que esto solo ocurre cuando se manifiestan síntomas, lo que pasó tres días después, el 30. Después de esa fecha transcurrieron seis días hasta que fue aislada y hospitalizada, en los que debió estar en contacto con muchas personas de todo tipo. Pero apenas se está «vigilando», y sin aislarlas, a cerca de medio centenar, especialmente compañeros de trabajo.

La improvisación resulta notoria. Así, por la tarde servicios especiales acudieron a desinfectar la urbanización en la que reside la auxiliar de enfermería, tras recibir quejas de vecinos y preguntas relativas a por qué su piso no estaba precintado. Una práctica que parece contradictoria con el extremo cuidado puesto en el traslado a Madrid de los dos misioneros enfermos repatriados desde África, y difundido a bombo y platillo en su día.

Los indicios de negligencia se van acumulando. Así, ha trascendido que en estos seis días la enfermera dio tres avisos de que podía sufrir el ébola, sin que se tomaran medidas. Finalmente fue ella misma la que acudió al hospital, donde habría entrado ya con una mascarilla que reflejaba que era consciente de la situación de riesgo.

Enorme secretismo se cierne también sobre la raíz del contagio. La auxiliar de enfermería habría explicado que cumplió a rajatabla los protocolos establecidos, que incluyen la utilización del traje especial, mientras que el hospital La Paz-Carlos III añade que no registró ninguna «incidencia», por lo que se encuentran muy sorprendidos.

Ello hace que hasta los protocolos usados hasta la fecha queden en entredicho, a la espera de mayores explicaciones. Y dejan en agua de borrajas los discursos oficiales que piden confianza basándose en ellos, como hizo ayer incluso el portavoz del Gobierno de Lakua, Josu Erkoreka.

La UE pregunta, Mato no está

La opinión de los expertos no es uniforme. Así, algunos de ellos inciden en que el contagio del virus es difícil, lo que hace aún más inverosímil lo ocurrido en el hospital Carlos III, pero otras voces aseguran lo contrario. Para la directora de la Organización Mundial de la Salud en Europa, Zsuzsanna Jakab, «es bastante inevitable» ya que haya más casos en el continente.

La UE exige explicaciones al Gobierno del PP y celebrará hoy una reunión de urgencia. Pero la ministra, Ana Mato, está desaparecida, quizás a la espera de si el virus se extiende. La gran pregunta, por ahora sin respuesta.