El efecto Syriza, y la esperanza de los pueblos
Cuando el domingo cierren los colegios electorales en Grecia muy probablemente las encuestas a pie de urna señalen al izquierdista Syriza como triunfador. Lo que no está tan claro es si esta victoria le permitirá formar Gobierno, ni qué papel desempeñarán las otras fuerzas de izquierda.
Hablar de las elecciones en Grecia es hacerlo de Syriza, de su propuesta de reestructurar la deuda o de la influencia que su eventual victoria tendrá en otros estados de la periferia europea, como es el caso del español, y por extensión en la propia Unión Europea (UE). Syriza y su líder, Alexis Tsipras, están en el punto de mira de la prensa internacional, que cuestiona sus propuestas mientras amenaza a los ciudadanos griegos con todo tipo de desgracias económico-financieras.
Lo cierto es que Tsipras no ceja en su intento de introducir un poco de sensatez en el crispado debate electoral. El miércoles, en un artículo publicado en «The Financial Times», explicó que su partido respetará las reglas fiscales de la UE y se comprometerá con los objetivos de eliminación del déficit público, pero también abogó por un «nuevo contrato social», que contemple el fin de la austeridad para poder garantizar la «estabilidad política y la seguridad económica». Es cierto que su programa de gobierno, anunciado en Tesalónica, no contemplaba este tipo de concesiones a los socios europeos. Pero al mismo tiempo, algunos economistas que consideran como Syriza que el nivel de endeudamiento es insostenible, también advierten de que la racionalización de las finanzas es parte del proceso. Así el director del Instituto Alemán de Investigación Económica, Marcel Fratser, plantea la posibilidad de reducir la deuda griega a la mitad, siempre y cuando las reformas políticas continúen, pues ello daría al nuevo gobierno una posición más fuerte en la mesa de negociación.
En esa línea se expresó el economista jefe de Syriza, y virtual vicepresidente en su Gobierno, Yanis Dragasakis, al reconocer que la reducción de la deuda significa poco sin las reformas necesarias para combatir la corrupción endémica que aqueja al sector público griego. «Incluso si la deuda fuera cero, tendríamos problemas sin las reformas necesarias en la adminis- tración estatal y civil», dijo el miércoles en declaraciones a la prensa.
Dragasakis argumentó que incluso los criterios de convergencia del euro aconsejan la disminución de la deuda. «Si quere- mos respetar los objetivos de Maastricht -que requieren un nivel de la deuda del 60% del PIB- no vemos otra manera que abordar esta cuestión a través de una conferencia, pero si hay otras ideas que conduzcan al mismo resultado, las podríamos discutir de una manera positiva», aseguró.
Syriza esbozó en su plan económico unos principios generales con respecto a la negociación de la deuda y la idea de que este debate se desarrollara en el contexto de una «Conferencia europea de la deuda» destinada a Grecia y al sur de Europa, a semejanza de la seguida en Londres en 1953 y en la que se canceló la deuda alemana en un 60%. Al mismo tiempo, el programa contempla lo que denominan «los cuatro pilares para la reconstrucción nacional» y que incluye medidas destinadas a poner fin a la crisis humanitaria que vive el país, a recuperar la economía, la justicia fiscal y el empleo, y a democratizar en profundidad el sistema político.
En palabras de Costas Isijós, responsable del área internacional de Syriza, «los primeros pasos y las primeras iniciativas del Gobierno de la izquierda se encaminarán a recuperar la soberanía nacional y popular», lo cual significará la ya citada negociación de la deuda y del memorando de préstamo, la elevación del salario básico a 751 euros, la reconexión de los cientos de miles de hogares que carecen de electricidad y la restitución de los convenios colecti- vos, entre otras cuestiones. El dirigente también señaló la responsabilidad del Estado para con sus ciudadanos a la hora de proporcionar una educación y una sanidad pública de calidad, y también para erradicar la corrupción y la injusticia fiscal. Por último estimó que «el fortalecimiento de la democracia, las instituciones y la sociedad, será el antídoto contra el aumento de la xenofobia, el racismo y el fascismo».
Cierre de campaña
Durante el acto de cierre de campaña, celebrado anoche en Atenas, Tsipras insitió en la necesidad de alcanzar «una mayoría absoluta que traerá la autonomía de Grecia en Europa, la salvación social y restaurará la dignidad».
Unas diez mil personas siguieron el discurso del líder izquierdista, quien afirmó que a partir del domingo «empieza una nueva era», que traerá «un triunfo histórico de nuestro pueblo, un pueblo que derrotará el miedo y el dolor y formará una nueva unidad nacional».
«Tenemos la visión para nuestro país como de un país de derecho, de una sociedad abierta a las diferencias, con igualdad de oportunidades para todos, independientemente de su origen, religión, sexo u orientación sexual. Tenemos la visión de que nuestro país volverá a ser la cuna de la cultura y la creatividad», dijo.
Entre los representantes de partidos de la izquierda europea presentes en el mitan se encontraban el responsable del Partido Comunista de Francia, Pierre Laurent, el líder de Die Linke, Bernd Riexinger, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, el Coordinador federal de Izquierda Unida, Cayo Lara, y el europarlamentario de EH Bildu, Josu Juaristi.
Encuestas
A falta de dos días para la cita electoral las últimas encuestas han ido mostrando un ligero incremento de las posibilidades de victoria de Syriza, al abrirse la brecha entre este partido y los conservadores de Nueva Democracia (ND). En las publicadas ayer, las diferencias fluctuaban entre los 4 puntos recogi- dos por Action 24 (32% Syriza, 27% ND) y los 8 de la encuestadora Prorata (33,5% Syriza, 25,5% ND).
Los tres sondeos consultados por GARA coincidieron en asignar el tercer puesto al socialdemócrata To Potami (7%-5,6%), seguido por el fascista Amanecer Dorado (6%-4,6%). El resto de formaciones con posibilidades de conseguir representación parlamentaria serían el PASOK (5,5%-4%), el Partido Comunista (5,5%-4,1%) y los derechistas Griegos Independientes (3,5%-3%).
La izquierda europea llega a Grecia para mostrar su apoyo a Syriza
Numerosos representantes de la izquierda europea participaron en el cierre de campaña para apoyar a Syriza. GARA habló con algunos de ellos sobre el significado de su posible victoria. Josu Juaristi, europarlamentario de EH Bildu, consideró que «el cambio que necesita Grecia puede empezar estas elecciones», pero fue cauto al admitir que «este cambio debe ser real primero en Grecia» para que sirva de ejemplo y se vea que «hay una opción de poder desarrollar políticas alternativas desde el Gobierno, y crear otra Europa muy distinta».
El coordinador de IU, Cayo Lara, señaló que «la deuda griega es impagable» y apoyó la propuesta de Syriza de convocar una Conferencia Europea sobre la Deuda. Consideró inadmisible que en los países del sur «existan niveles de paro, exclusión social y pobreza, como los de Grecia y en España».
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, denunció las políticas de austeridad como ineficaces, pues lejos de servir para sacar a Grecia de la crisis «aumentó la deuda, el desempleo y se ha humillado la dignidad de un pueblo». «Está claro que hay que hacer políticas distintas -añadió-, y democracia significa que se puede hacer algo distinto». A. C.
El papel de las otras izquierdas en Grecia
La posible victoria de Syriza en las elecciones del domingo no contará con el apoyo de otras fuerzas políticas de la izquierda griega. Los desencuentros con el Partido Comunista (KKE) parecen ser insalvables en prácticamente todas las cuestiones del programa electoral, mientras que la coalición anticapitalista Antarsya-MARS no parece tener opciones de llegar al Parlamento.
Durante toda la legislatura los líderes del KKE y sus medios de prensa no han escatimado descalificaciones hacia Syriza, a la que consideran enemiga de la clase obrera. Sus análisis les llevan a afirmar que junto a los conservadores de Nueva Democracia (ND) «siguen una ruta ligeramente diferente, pero lo cierto es que parten del mismo punto y se dirigen a un destino común con la estrategia de la UE, la rentabilidad de las multinacionales y la vía del desarrollo capitalista».
En un mitin reciente, el secretario general del KKE, Dimitris Koutsoubas, aseguró que el próximo Gobierno «dará la espalda a la clase trabajadora, que perdió sus ingresos y sus conquistas», y a todos sus problemas, y «el desempleo, la pobreza y la inseguridad continuarán, pues todo lo que pueden prometer ND y Syriza es la continuidad para millones de personas que viven en estas condiciones».
El Frente anticapitalista Antarsya-MARS tiene, igual que el KKE, la salida de la UE y de la OTAN como principales argumentos de su programa político. Pese a contar con una relativa influencia en determinados sectores sociales, hasta ahora nunca ha conseguido alcanzar el mínimo legal para acceder al Parlamento. Y esta vez las encuestas tampoco le dan en necesario 3%. A. CUESTA