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¡Uy, qué miedo!

Pello Guerra

Estamos inmersos en una campaña que algunos quieren llenar de miedos. Es el mensaje que están utilizando las formaciones del régimen con la idea de que si ellas no están al mando del timón, el barco se puede hundir. Se trata de alimentar temores a que un cambio de Gobierno pueda frenar la presunta recuperación económica e incluso a que Nafarroa deje de ser ese chiringuito en el que se sienten tan cómodos y del que sacan tanto rendimiento a todos los niveles, en especial el económico.

Pero incluso van más allá. El candidato de UPN, José Javier Esparza, justificó la ausencia de una lista de su formación primigenia, AIA, en su pueblo, Agoitz, a que la gente no se ha presentado por miedo. El cabeza de lista de EH Bildu, Adolfo Araiz, le replicó que sería miedo al ridículo, en vista de la gestión realizada por esa agrupación “independiente” en los años de bonanza económica y que se ha saldado con unas cuentas municipales para echarse a temblar.

La verdad es que el temor al fracaso era la explicación más racional a esa ausencia, ya que un servidor conoce de primera mano cómo es el ambiente en la villa y sabe que la tranquilidad reina en Agoitz después de años de alta tensión en los que, paradójicamente, no faltaron personas dispuestas a regir el consistorio de la localidad bajo las siglas de AIA.

Resulta curioso ese comentario de Esparza, sobre todo teniendo en cuenta lo que ha sucedido en Murillo el Fruto. En esa localidad, los candidatos de UPN y PPN se han denunciado entre sí por amenazas. El cabeza de lista de la sucursal navarra del partido de Rajoy aseguró ante la Guardia Civil que, en una discusión que mantuvieron ambos, el candidato regionalista le llegó a agarrar del pecho, mientras le decía que «si no retiras la candidatura, te voy a mandar unos sicarios para que te echen del pueblo. Como pierda la Alcaldía por tu culpa, saldras de Murillo con los pies por delante». Casi nada. Por su parte, el candidato de UPN denunció al del PPN porque, según sostiene, durante la discusión, este último le amenazó con «escacharme la cabeza» (ojo a ese «escachar» tan navarrísimo).

La verdad es que, en vista de cómo se las gasta la derecha en Murillo, da auténtico miedo presentarse a las elecciones en esa localidad.

Honi buruzko guztia: M24