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El muro popular se levanta en Gasteiz para proteger a los tres jóvenes perseguidos

Decenas de personas han costituido un muro popular en la plaza de la Virgen Blanca de Gasteiz. Entre ellos se encuentran Aiala Zaldibar, Igarki Robles e Ibon Esteban, los jóvenes condenados por la Audiencia Nacional españobla debido a su militancia política. Medio millar de personas se disponen a pasar la noche junto a los tres jóvenes en la Virgen Blanca.

El muro popular instalado en la Virgen Blanca. (Juanan RUIZ / ARGAZKI PRESS)

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«Estamos haciendo algo histórico». Aiala Zaldibar, una de las tres jóvenes condenadas por la Audiencia Nacional española, ha tomado la palabra pasadas las 18.30 horas para agradecer el apoyo recibido y reivindicar derechos civiles y políticos para la juventud independentista. Acompañada por Igarki Robles e Ibon Esteban, también sentenciados por el tribunal especial, la joven ha remarcado la importancia del «muro popular» levantado en la plaza de la Virgen Blanca, en Gasteiz.

Entre gritos de «jo ta ke, irabazi arte», la represaliada ha tenido un recuerdo especial para Ainhoa Villaverde, Bergoi Madernaz, Marina Sagastizabal y Xabat Morán, jóvenes encarcelados antes incluso de que se conociese la sentencia.

Antes de las declaraciones públicas de los jóvenes se ha llevado a cabo el ensayo de cómo ubicarse cuando llegue la Ertzaintza. «Gasteizko harresitik ez dira pasako!», coreaban los jóvenes.

El muro lleva preparándose desde el mediodía, cuando una manifestación ha denunciado los juicios políticos. «¡Estamos hartas! No consentimos que sigan deteniendo, torturando y encarcelando a ciudadanas vascas!» Igarki Robles, otro de los tres jóvenes perseguidos por su actividad política ha animado a la sociedad vasca a trabajar para acabar con los juicios políticos y las leyes de excepción.

Robles, Zaldibar y Esteban, condenados a seis años de cárcel por la Audiencia Nacional, se encuentran ya en la plaza de la Virgen Blanca. Junto a ellos, decenas de personas, muchas de ellas ataviadas con camisetas naranjas y disfrazadas. Ya han anunciado que realizarán resistencia pasiva para dificultar los arrestos en caso de que la Ertzaintza haga acto de presencia para detener a los jóvenes.

Marcha naranja

Antes de que se levantase el muro popular una manifestación contra los juicios políticos ha recorrido las calles de la capital alavesa. Ha comenzado pasadas las 12.00 desde la plaza Bilbao, donde se habían instalado mesas donde comprar camisetas y pelucas, así como pintura para disfrazarse durante el «muro popular». La marcha, a la que han asistido unas 10.000 personas, ha concluido en la plaza Andra Mari Zuria entre gritos de apoyo a la juventud vasca. Previamente, Txerra Bolinaga, portavoz de la iniciativa Libre había denunciado la posición del Gobierno español, que mantiene los juicios y las condenas de carácter político. 

«Quieren cortocircuitar la solidaridad mediente detenciones ilegales. Quieren castigar la disidencia política», ha denunciado Ibai Iriarte, al término de la manifestación. Con la plaza a rebosar, el portavoz ha recordado que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos «ha castigado a España siete veces por no haber investigado torturas». Un hecho que tiene una especial importancia en el caso de los siete jóvenes condenados, ya que las únicas pruebas en las que se basa la sentencia son las autoinculpaciones obtenidas bajo tortura. Por último, el portavoz de Libre ha incidido en la importancia de actuar «en defensa de los derechos civiles y políticos más básicos». En este sentido, ha recordado que la Audiencia Nacional tiene todavía previstos juicios a unos 200 ciudadanos vascos que están en riesgo de ir a la cárcel por su actividad política.

Tras la marcha, en la que se han escuchado bertsos de Maialen Lujambio y poemas de Mario Benedetti, cientos de personas se han concentrado  junto a la estatua central de la plaza de la Virgen Blanca y han comenzado a formar el «muro popular». En un momento se ha anunciado que los tres jóvenes ya se encontraban entre los asistentes a la protesta, lo que ha sido respondido con grandes aplausos. Uno de los portavoces de la iniciativa ha dejado claro que se trata de una movilización basada en la resistencia pasiva y ha recomendado no caer en las provocaciones de la Policía. La Ertzaintza, que ha estado presente durante la manifestación, se ha marchado de las inmediaciones de la plaza poco después de que concluyese la marcha y, por el momento, se mantiene alejada del epicentro de la protesta.

El momento más inteso de la formación del muro popular ha sido cuando se ha anunciado que los tres jóvenes perseguidos se encontraban ya en la plaza. Posteriormente, Igarki Robles, uno de ellos, ha tomado la palabra y, además de rechazar las condenas, ha instado al Gobierno de Lakua a tener «una actitud firme y contundente» contra las condenas políticas. «Es hora de vaciar las cárceles, no de llenarlas más», ha destacado. También ha tenido palabras para la ciudadanía vasca. «Somos la única garantía para poner fin a los juicios políticos y las leyes de excepción», ha argumentado, entre aplausos.

Por el momento, decenas de personas se encuentran en la plaza de la Virgen Blanca a la espera de que se desarrollen los acontecimientos. En un ambiente de tensa calma, los organizadores del «muro popular» han convertido el centro de Gasteiz en un minicampamento. El muro se ubicará el centro, mientras que en los alrededores hay espacios para informar a la prensa, consigna o servicio sanitario. Nadie sabe cuándo podría llegar la Ertzaintza. Mientras tanto, grupos musicales ponen la animación en un acto de desobediencia masivo que se mantiene durante toda la jornada.

Petición a las instituciones públicas

A última hora de la tarde desde el muro popular han iniciado una campaña de recogida de firmas en internet para pedir a las instituciones públicas que «den pasos para acabar con estos juicios y estas detenciones». En el texto colgado en la plataforma Change.org afirman que «somos mayoría quienes pensamos que estas decisiones judiciales son obstáculos para la convivencia» y por ello interpelan a ayuntamientos, diputaciones y los ejecutivos de Iruñea y Lakua.

En muy poco tiempo cientos de personas han firmado la petición.