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JOSEBA ASIRON
CANDIDATO DE EH BILDU A LA ALCALDÍA DE IRUñEA

«Los colectivos vecinales y las asociaciones de barrio son nuestro referente»

Asiron es profesor e historiador. Forma parte del comité científico del Congreso de Historiadores de Nafarroa. Se ha destacado por su labor divulgativa de los cambios de la capital navarra, tanto en prensa como en su último libro. Con todo, su obra más ambiciosa es “Historia ilustrada de Euskal Herria”, de la que ya ha salido el primer tomo. Ahora salta a la arena política para impulsar otro cambio.


Usted es historiador, especializado en Nafarroa y en Iruñea en particular. ¿Qué han supuesto, para la ciudad, las últimas legislaturas?

¿Al Barcinato te refieres? Porque para mí el Barcinato abarca también la etapa de Enrique Maya. El actual alcalde ha sido el repuesto de urgencia cuando Barcina pasó a mayores glorias. Maya ha sido continuista y ha realizado una gestión de final, como mero interino. Probablemente, en muchas décadas se recordará la etapa de Barcina-Maya. Ha sido una etapa negra para el urbanismo, para el patrimonio, la convivencia, la cultura, la participación ciudadana...

¿También para el urbanismo? Ese es, precisamente, el supuesto punto fuerte de Maya, que es arquitecto y fue director de área antes de ser alcalde...

Mira, precisamente Maya ha anunciado a bombo y platillo en esta campaña que quiere peatonalizar el frente norte del Paseo Sarasate, el que está pegado a San Nicolás. Es un tramo fuerapuertas, más allá de las murallas históricas de la ciudad. Si eso se hubiera planteado en 2003, se pudiera haber hecho el aparcamiento del centro ahí, con más capacidad que el de la Plaza del Castillo y habría salido gratis la urbanización en superficie. Así se hubiera preservado la emblemática Plaza y no hubiéramos sufrido el expolio arqueológico.

El parking fue una obra contestada, pero no la única. También lo fueron el Euskal Jai o el Palacio Real.

Derruir el Euskal Jai supuso poner una especie de portaaviones de la Sexta Flota aparcado en la calle San Agustín. Y hay más operaciones así, como el Solar de Intendencia, donde ahora se levanta El Corte Inglés. En su día se consideró como uno de los solares con más valor económico, y sobre todo social, de la ciudad. Se barajaron muchas posibilidades sobre qué hacer con él. Al final se entregó a esa multinacional y ahora vemos a los miembros de la asociación de comerciantes del Ensanche reconociendo que se ha cargado el pequeño comercio de la zona. En cuanto al Palacio Real, toda la historia de Iruñea se ha trivializado. Se trata de borrar la historia, en particular todos los elementos que puedan apoyar una lectura diferente de las que UPN hace. El hecho de que el Palacio Real de San Pedro lo hayan bautizado como Archivo y que lo haya desfigurado Rafael Moneo para hacer un bodrio histórico supone eso, enmmascarar la historia.

¿Y después del Barcinato, qué? ¿Qué se juega la ciudadanía estas elecciones?

La cita del día 24 es la opción más clara y real de que aquí haya un cambio definitivo y dar carpetazo al Barcinato. Se trata de unas elecciones que al fin se harán en igualdad de condiciones. El cambio ya se percibe en la calle. Ahora se trata de calcar eso en las instituciones. Son, a todas luces, unas elecciones ilusionantes para esta ciudad.

El discurso de EH Bildu está focalizado en los barrios. ¿Es ese trabajo barrio a barrio de su militancia la principal arma para hacerse con la Alcaldía?

Nosotros decimos que Iruñea es la suma de sus barrios. Es más verdad aquí que en cualquier otro lado. Me parece que en Donostia o en Gasteiz no existe un arraigo tan fuerte de la gente a sus barrios. Creo que es por su propia configuración: una meseta, un río que divide… Al final hay una conciencia muy clara. La gentes de Arrotxapea o de la Txantrea no solo se sienten de Iruñea, sino también de su barrio. Los barrios en Iruñea tienen su personalidad y sus vecinos viven la ciudad como partícipes de un barrio. Al final, esto tiene que reflejarse en el modo de tratarlos. Y los colectivos vecinales, las asociaciones de barrio, etc., para nosotros son el referente. En el fondo, estamos obligados a trabajar Iruñea barrio a barrio porque nuestros interlocutores están organizados también por barrios.

En los últimos años, la organización que más ha crecido y más solidaridad ha despertado probablemente sea un comedor social, el París. ¿Es esto una casualidad o un síntoma de la situación real de la ciudad?

Lamentablemente, creo que es un síntoma. Esa imagen idílica que está dando Maya en la campaña de una Iruñea que no es solo que esté saliendo de la crisis, sino que no ha sufrido ninguna crisis, es mentira. Creo que han quedado en evidencia. Hemos estado en Mendillorri recibiendo el diagnóstico de barrio, de la gente nuestra de allá, y la unidad de barrio tiene datos alarmantes de casos de malnutrición infantil. Hay niños cuyo único sustento contundente al día es el del comedor escolar. Hay maestros que intentan detectarlo, que miran qué tipo de bocadillos traen a la escuela para facilitarles otro. Esa es la realidad, la verdadera Iruñea. La semana pasada estuve en Etxabakoitz. ¡Hay que ver aquello y hay que entrar en las viviendas de la calle Arostegi! Los vecinos nos decían que no abrían las ventanas porque les entraban las ratas. Esas ratas les habían comido dos veces los cables de la caldera. En UPN no se dan cuenta de la situación real de muchísima gente. No se dan cuenta de sus problemas para comer, de sus problemas en los servicios. Hay que entrar en el colegio Nicasio Landa. Esta gente de UPN no ha pasado por allí, no. No han ido y deberían ir.

Además de combatir estos problemas de urgencia, ¿qué otras propuestas de su programa para estos cuatro años son claves para EH Bildu?

La Policía Municipal, por ejemplo, es un caos. Ahora va a costar mucho trabajo, diálogo y empatía restaurar la calma y el sosiego. Habrá que hablar ya de otro modelo policial. Y también recuperar la participación ciudadana, por supuesto. Ahora, hay una Mesa del Encierro, otra de los Sanfermines, otra de la Juventud… todas meros floreros. No cuentan para nada. Hace un año se cambió la Ordenanza del Encierro y ni siquiera se convocó a la mesa correspondiente. Un ejemplo claro es el proyecto de Maristas. A la reunión clave con los vecinos acudieron 15 personas, porque no la publicitaron. No les interesa.

¿Qué opina de la imagen general que ofrece hoy día Iruñea en el exterior?

La imagen que proyecta la ciudad es la de los sanfermines y de que aquí todo vale. Y eso tiene reflejo hasta en las agresiones sexistas. Si Iruñea pierde su historia y lo que vende es solo fiesta, sabemos qué tipo de turismo atrae. Habría que ver la manera de mejorar la imagen de los sanfermines y unirlo a otros tipos de turismo. Porque Iruñea tiene un importante pasado y un gran patrimonio.

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