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63.000 personas suman sus fuerzas en Bilbo para defender los derechos de los presos

La marcha ha comenzado con más de media hora de retraso desde las inmediaciones de La Casilla para esperar a la gente inmersa en los atascos, y ha finalizado ante el Ayuntamiento de la capital vizcaina. Han participado unas 63.000 personas, según el recuento de GARA-NAIZ.

Familiares de presos, al frente de la movilización. (ARGAZKI PRESS)

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Un principio de año más, y siempre con la esperanza de que sea la última vez en que se vean obligadas a ello, miles y miles de personas han ocupado las calles céntricas de Bilbo para exigir el fin de la dispersión carcelaria y la inmediata puesta en libertad de los presos que sufren graves enfermedades.

La movilización, que ha reunido a gentes de las más diversas sensibilidades, ha comenzado en las inmediaciones del polideportivo de La Casilla y ha terminado ante el Ayuntamiento, donde el bertsolari y locutor televisivo Xabier Euzkitze y la cantante Zuriñe Hidalgo han dado lectura al manifiesto final.  

El arranque se ha retrasado más de media hora, debido a que decenas y decenas de autobuses estaban colapsados en los accesos a Bilbo. Al frente de la marcha iban algunas de las furgonetas Mirentxin, en las que los familiares viajan cada fin de semana para visitar a sus allegados presos.

Tras ellas marchaban los propios familiares en cuatro largas filas, mientras recibían los aplausos y el calor de quienes aguardaban en las aceras para incorporarse una vez pasara la pancarta con el lema «Giza eskubideen, konponbidearen eta bakearen alde. Euskal presoak Euskal Herrira».

«Estamos pidiendo unas cosas que son normales»

Los medios se han centrado especialmente en una de sus portadoras, Rosa Rodero, viuda del sargento de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea, muerto en atentado de ETA.

Rodero ha remarcado que «llevamos cuatro años de inmovilismo. Hay que empezar a movernos toda la sociedad. Mucha gente me pregunta cuál ha sido mi reflexión. Mi reflexión no ha sido ninguna. Mi marido era un hombre que luchaba por la reinserción de los presos y estaba con ellos. Sigo lo que él nos ha enseñado y la educación en la que hemos criado a nuestros hijos. Estamos pidiendo unas cosas que son normales, el acercamiento de los presos, algo que está en la ley penitenciaria y no hacemos ningún mal por reivindicarlo», ha señalado.

Junto a ella, la exconsejera del PSE Gemma Zabaleta ha calificado de «inaceptable» la actual política penitenciaria porque «tiene dos clases de castigo. Por un lado, un castigo a los presos y, por otro, un castigo a sus familiares y amigos»: Por ello, ha apostado por  «una nueva política penitenciaria, justa y humanitaria» porque «sería una enorme contribución a la convivencia y a la normalización».

El parlamentario de EH Bildu y presidente de EA Pello Urizar ha indicado que las manifestaciones de Bilbo y Baiona son «una reclamación en favor de los derechos humanos de todas las personas, también de los presos y familiares».

Por otros motivos también eran protagonistas Anna Gabriel y David Fernández, representantes de la CUP, tras el sorprendente giro de los acontecimientos políticos en Catalunya.

Cada metro avanzado ha costado un esfuerzo supremo debido a que la gente que aguardaba impedía el paso a la cabecera. Paso a paso se ha llegado hasta Zabalburu –ha necesitado más de media hora– para girar por Hurtado de Amezaga en dirección al Ayuntamiento. Las furgonetas han necesitado casi hora y media para cruzar la ría y plantarse ante el Ayuntamiento.  

«Solo se entiende desde la venganza»

Las furgonetas de cabeza han empleado cerca de otra hora más para alcanzar el Ayuntamiento. Los familiares se han colocado en las escalinatas y ha comenzado el acto final, con ‘harrizulatzailes’ de Ezkerraldea, la txalaparta de Oreka TX, la actuación del harrijasotzaile Urtzi Telleria, y los bertsos de Amets Arzallus –desde Baiona–, Alaia Martin y Julio Soto.

A renglón seguido han tomado la palabra Xabier Euzkitze y Zuriñe Hidalgo, quienes han denunciado «el sufrimiento semanal de miles de personas» que deben recorrer centenares de kilómetros para visitar a sus alllegados.

Han recordado que cuatro años después del cese de ETA sigue habiendo «cosas que no han cambiado. La política penitenciaria de los estados español y francés sigue siendo igual de cruel y macabra».

Una política que tiene «un coste económico y humano imposible de mantener, con pérdidas de horas de trabajo o estudios y el riesgo de unos accidente que ya se han cobrado dieciséis muertes».

«La dispersión no se puede entender si no es desde parámetros de venganza», han remarcado antes de apelar a la ciudadanía para que «tomer la palabra y se plante» para lograr la repatriación y la excarcelación de los enfermos.

La actuación musical de Xabi Solano ha puesto el punto final antes de la despedida, con el deseo de no volver a encontrarse dentro de doce meses. No al menos en esta misma tesitura.