Merkel defiende el «legal» y «seguro» acuerdo UE-Turquía
Angela Merkel defendió en el Bundestag el acuerdo entre la UE y Turquía que el Consejo Europeo estudia a partir de hoy como una vía para atajar la crisis de los refugiados, pese a las contrapartidas que exige Ankara. La canciller alemana trató de tranquilizar a los críticos asegurando que la adhesión de Turquía al bloque «no está en el orden del día».
La canciller de Alemania, Angela Merkel, defendió en su discurso ante el pleno del Bundestag (Cámara Baja) en acuerdo entre la Unión Europea y Turquía para frenar el flujo de refugiados hacia territorio comunitario y sostuvo que la propuesta turca de intercambiar demandantes de asilo «legales» por «ilegales» es una alternativa «más segura» y «legal» para los refugiados, además de «controlable» por las autoridades. Pero advirtió de que ese acuerdo, que tratará de lograrse durante la cumbre que los líderes europeos celebrarán a partir de hoy en Bruselas, no se cerrará a cualquier precio.
«El acuerdo nos daría por primera vez la posibilidad real de una solución duradera, sostenible y paneuropea a la crisis de los refugiados» y permitiría «compartir la carga» con Ankara, señaló.
«La implementación de esta propuesta podría llevar a desbaratar el fundamento del negocio de los traficantes de personas en el Egeo, y dar en su lugar una alternativa legal que sería más segura para los refugiados y controlable para Europa» al «eliminar el aliciente» de tratar de cruzar el Mediterráneo, argumentó Merkel.
La canciller señaló que el objetivo de este polémico plan –que contempla la devolución a Turquía de los refugiados que lleguen de forma irregular a Europa a cambio de una contrapar- tida económica y otras concesiones por parte comunitaria– es «eliminar el aliciente» de tratar de cruzar el Mediterráneo de forma irregular, a la vez que «ordenar» los flujos de refugiados y lograr un «reparto justo de las cargas» derivadas de la crisis. Así se podrá avanzar hacia una solución «duradera», «común» y «sostenible», señaló.
Sin promesa de entrada
Para tratar de tranquilizar a los críticos con el acuerdo que temen demasiadas concesiones por parte de los Veintiocho, sobre todo relacionadas con la reanudación de las negociaciones sobre su adhesión a la UE y la liberalización de visados, Merkel aseguró que la reactivación del diálogo –actualmente bloqueado por la disputa en torno a Chipre– no significa una promesa de entrada. Afirmó que esta cuestión no está «en el orden del día» y es un «tema abierto».
Por último, subrayó que a pesar de las negociaciones sobre la crisis de los refugiados con Turquía, país al que Bruselas considera «seguro» para que los solicitantes de asilo puedan ser deportados, la UE seguirá tratando con Ankara su preocupación sobre la libertad de prensa y el trato a los kurdos.
No obstante, fuentes de su Gobierno admitieron las dificultades que supondrá poner en práctica la alternativa turca ante los recelos de varios socios europeos, que no la comparten.
El Estado español acudirá a la cumbre que se celebra a partir de hoy en Bruselas con el «no» bajo el brazo tras el respaldo masivo del Congreso a rechazar las devoluciones en caliente y las deportaciones masivas.
Una opinión similar avanzó ayer el primer ministro italiano, Mateo Renzi. «Es justo tratar de llegar a un acuerdo con Turquía pero no a cualquier precio. Hay principios fundamentales, como los derechos humanos y la libertad de prensa, que son los valores sobre los que se funda nuestro continente», dijo ante la Cámara de los Diputados.
También la Comisión Europea ha trazado las líneas rojas: ni deportaciones colectivas ni devoluciones en caliente sin que se haya estudiado caso por caso si la persona tiene derecho a asilo. Además, su vicepresidente primero, Frans Timmermans, insistió en que el acuerdo deberá tener carácter «temporal y extraordinario».
Los sirios sueñan con el «milagro» europeo pese al cierre fronterizo
Los líderes europeos y turcos pueden seguir levantando los muros que quieran, a Mohammed Bilal no le importa. Su decisión está tomada. A la primera oportunidad, este sirio de 23 años refugiado en Turquía probará suerte e intentará llegar a Grecia, sean cuales sean los riesgos.
Originario de Alepo, Mohammed dejó su país en 2011, pocos meses después del inicio de la guerra, para vivir en Gaziantep, no lejos de la frontera. Al llegar, este joven futbolista trató de ser fichado por un club local. En vano, ya que no tenía ningún documento de identidad ni pasaporte.
Así que para mantener a su familia, Mohammed dejó su «carrera» en suspenso. Primero trabajó en un restaurante. Hoy vende aceitunas y queso en una tienda de comestibles. Pero su sueño no ha cambiado: jugar en un club de fútbol europeo. «Sé que va a ser difícil, pero, si Dios quiere, el milagro va a suceder», asegura.
En las calles tapizadas de caracteres árabes de los barrios de Gaziantep ocupados por los sirios, los naufragios casi diarios de los refugiados que intentan cruzar en barco el mar Egeo no han enfriado el ardor de éxodo de la mayoría. Las negociaciones que se están dando en Bruselas para bloquear su viaje a Europa, tampoco.
Sin embargo, a pesar del duro día a día en Turquía, donde no tienen trabajo, y a la hostilidad que perciben, algunos no ceden a la tentación de ir a una Europa poco acogedora y abiertamente hostil y su deseo es volver a su país tan pronto como sea posible.Fulya OZERKAN