Más de 4.000 originarios de Hego Euskal Herria emigraron en 2015
La diáspora vasca no frena. Son ya más de 42.000 las personas nacidas en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa que residen fuera del Estado español, según datos del Padrón de Residentes en el Extranjero del INE. El pasado año hubo 4.165 nuevas inscripciones en consulados y la tendencia confirma un crecimiento sostenido en la última década.
Lejos de decrecer, la tendencia a abandonar el territorio de origen y salir al extranjero desde Hego Euskal Herria mantiene la tendencia de crecimiento sostenido en los últimos años. Esta es una de las conclusiones claras que puede extraerse de los datos publicados por el Padrón de inscritos en el extranjero del Instituto Nacional de Estadística español (INE) y que expone la situación a 1 de enero de 2016.
El organismo oficial ofrece las cifras relacionadas con las comunidades del Estado español y no existen datos que puedan darnos una radiografía completa de la situación vasca, ya que los de Ipar Euskal Herria se diluyen en el Departamento de Pirineos Atlánticos en el que hasta el momento se integran Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa.
A pesar de ello, la lectura de datos del ámbito del Estado español puede dar una idea bastante certera de la realidad que nos circunda en lo que respecta al movimiento migratorio desde Hego Euskal Herria.
Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, a 1 de enero de 2016 había 42.267 personas nacidas en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa inscritas en los consulados del mundo, lo que equivale a un aumento del 5% con respecto a la misma fecha de 2015, cuando eran 40.234 los que residían en el exterior.
Un indicador interesante que se extrae del estudio es el número de personas de estos cuatro herrialdes que fijaron su residencia por primera vez fuera del Estado español: en 2015 fueron 4.165. La evolución que se ha dado en los últimos años indica que la salida al extranjero, lejos de frenarse, continúa creciendo.
A falta de información que recoja la situación en el norte del país, la suma de los datos ofrecidos por el INE –reúne a procedentes del Estado español inscritos en registros consulares– pone de manifiesto que esas 42.267 personas originarias de los cuatro territorios peninsulares viven, en su mayor parte, en países de Europa o América.
Este cómputo aumenta hasta los 114.357 si contabilizamos también a aquellas que, aunque no hayan nacido en Hego Euskal Herria, o bien tienen la nacionalidad española por razones familiares o bien, tras residir en alguno de los cuatro herrialdes y acceder a la filiación, han salido de estos para trasladarse a otros países.
De este modo, atendiendo a quienes han nacido en alguna de las cuatro provincias del sur de Euskal Herria, y si se toma como referencia el año 2009, cuando este organismo público estatal comenzó a difundir esta información y la crisis económica ya afectaba en estos territorios, el incremento de vascos en el exterior de las fronteras del Estado español se dispara un 27%, ya que en ese año eran 33.276 los ciudadanos nacidos en Hego Euskal Herria que estaban inscritos en diferentes consulados del mundo.
A partir de ahí, el número ha ido creciendo, tal y como se constata en las cifras que muestran la evolución de los últimos tres ejercicios. Así, en 2014 la cifra ascendía a 38.564, en 2015 eran 40.234 y a enero de 2016 se contabilizan 42.267 inscritos.
Nuevas inscripciones
Es el dato de las nuevas inscripciones realizadas –las realizadas por primera vez– el que puede dar una idea más exacta de la evolución. En la misma comparación entre los tres últimos años, en el año 2014 se registraron 3.167 nuevas inscripciones consulares; en 2015 la cifra aumentó a 3.426; y en 2016 fueron 4.165 los registros nuevos que se realizaron.
De dónde salen
Por territorios, Bizkaia es la provincia con más ciudadanía en el exterior. Son 16.104 vizcaínos repartidos por el mundo, de los que 8.159 están en Europa y 6.901 en países americanos.
Los siguientes en la escala son los de procedencia guipuzcoana. De este herrialde han salido 14.113 personas, repartidas de la siguiente forma: 9.850 en el continente europeo y 3.633 en el americano.
Los navarros de origen suman la cifra total de 9.310; de ellos la mayoría está en América (4.628) y 4.155 se encuentran inscritos en consulados de Europa. Los alaveses (un total de 2.740) se reparten entre los 1.468 del continente europeo y los 1.085 que están en América.
Países de destino
La mayor parte de estos 42.267 nacidos en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa que engrosa la Estadística del Padrón de Residentes en el Extranjero (PERE) se ha asentado en países europeos. En este continente residen 23.632 de ellos y son 16.247 los que han fijado su residencia en América. El resto, algo más de 2.500, se hallan repartidos en el resto del mundo.
El Estado francés es el lugar de destino que aparece a la cabeza del ranking de residencia de los vascos nacidos en el sur de Euskal Herria inscritos como residentes. No obstante, a la hora de analizar este dato, hay que tener en cuenta que solo en Hendaia hay 6.000 residentes provenientes de Gipuzkoa y que las relaciones de natural convivencia a ambos lados de la muga son un factor que obliga a relativizar el impacto real de la cifra. La división administrativa en dos estados da como resultado que una persona del sur residente en el norte de Euskal Herria oficialmente se cuantifique como emigrante y viceversa.
Hecha esta salvedad, tal y como se observa en la tabla que acompaña a esta información, al Estado francés le siguen Gran Bretaña, Estados Unidos, Argentina y Alemania, por este orden, como destinos mayoritarios a los que se dirige la población que emigra desde el sur vasco.
Una parte de quienes han salido en los últimos años hacia países de América del sur son descendientes de quienes vinieron a buscar trabajo; niños y niñas que nacieron aquí y que ahora regresan con sus progenitores al país de origen familiar. La crisis económica, la búsqueda de nuevos campos de trabajo y también el cambio sociológico y de forma de vida que empuja a los jóvenes a moverse con más facilidad explican la heterogeneidad de la nueva presencia vasca en el mundo.
El retorno no está claro para 13.000 jóvenes que salieron desde el inicio de la crisis
Lo preocupante no es que los jóvenes salgan al extranjero, sino que no retornen. Esta máxima, de lógica aplastante, es sobre la que se debería trabajar desde las diferentes instituciones y organismos que tienen la responsabilidad de diseñar el futuro de los habitantes de un país.
Los datos de aproximación al fenómeno de la juventud que emigra desde Hego Euskal Herria (Informe “Juventud Necesaria”, Consejo de la Juventud de España, 2015) dicen que son 13.000 los que han marchado desde el inicio de la crisis en 2009. Son, según estos datos, 9.699 desde la CAV y 3.300 desde Nafarroa. No hay estadísticas para saber cuántos de estos han vuelto.
La experiencia de Edur Ansa, oiartzuarra de 25 años residente en Berlín, puede servir como muestra del itinerario de tantos jóvenes que, ante la falta de trabajo, decidieron salir al extranjero. Hoy no se aventura a decir cuándo volverá. Ni siquiera si volverá.
Emigró en octubre de 2012. Antes había estudiado en Catalunya y, ya de vuelta a Euskal Herria, entró en el cupo de una amplia oferta que llegó desde Alemania, país que estaba necesitado de graduados en Enfermería. Las clases gratuitas de alemán en Leipzig y un contrato de trabajo para tres años en una residencia de ancianos de Bernau fue su primer contacto con la realidad del nuevo país. Berlín fue su siguiente destino y desde hace un año está adscrito al servicio de urgencias del hospital Schlosspark-klinik. «Por ahora estoy a gusto –indica en declaraciones desde la capital alemana–; domino suficientemente el idioma y me manejo bien en el trabajo y en la vida cotidiana». Ansa, que no considera especialmente difícil la adaptación de un vasco a ese país, indica que su círculo de relaciones lo forman, por lo general, personas que están en su misma situación. «Cuando llegué no creía que iba a encontrarme con tanta gente euskaldun, pero hay muchos que, por razones diversas, están viviendo aquí». Jóvenes, según dice, de toda Euskal Herria: Arrasate, Iruñea, Bilbo, Hendaia, Gasteiz… y también del Estado español. Asegura que hay un buen ambiente entre ellos y dice que sí, que tiene intención de volver. «Ya son cuatro años que salí de Oiartzun y en muchos momentos se echa en falta a los amigos y a la familia». Lo difícil es saber cuándo. «Aquí hay buenas ofertas de trabajo, contratos indefinidos –explica– y allí, en cambio, tienes que permanecer esperando junto al teléfono para saber si contarás con trabajo o no en los próximos meses». Él se apuntó a las listas de Osakidetza. La primera llamada no llegó hasta dos años después, para ofrecerle un trabajo en los meses de verano. Entonces ya estaba en Alemania y decidió quedarse. Está enterado de la nueva oferta pública de empleo que acaba de anunciar Osakidetza. «Quizá me presente; todavía no lo he decidido», señala. Y es que hay otros factores que también intervienen una vez que se ha decidido salir del país de origen. Todavía quiere ver un poco más mundo antes de regresar. «Al principio no me apetecía venir a Alemania pero ya llevo cuatro años; quién sabe dónde estaré los cuatro siguientes. Algunos que he conocido aquí han vuelto a su pueblo, pero yo todavía no sé cuándo volveré o si volveré alguna vez».
Ansa es uno de esos 13.000 jóvenes contabilizados. Dilucidar si el aumento gradual en la salida al exterior de este colectivo se debe mayoritariamente a la falta de empleo resulta difícil, aunque es uno de los factores obvios. Muchos de quienes marchan a estudiar o a buscarse la vida en otros lugares del mundo no se dan de alta en los registros consulares y tampoco hay datos que indiquen con claridad en qué medida se produce el retorno. Lo que sí existe es una percepción generalizada de que la juventud, ante la falta de alternativas, se está marchando, algo que se relativiza desde las instituciones. M. A.