Afrontar las dificultades de emprender en una industria emergente
Tres jóvenes iruneses crearon Etorki Games en 2013. Aunando afición y formación pusieron en marcha un negocio que les permiten vivir de lo que les gusta: los videojuegos. Uno de ellos ha alcanzado hace unos días los 3 millones de descargas en el mercado Android.
Etorki Games es una empresa dedicada al desarrollo de videojuegos para plataformas móviles creada por tres jóvenes iruneses: Alexander Camarero, Ion y Pablo Ocasar. Los dos hermanos, con formación en programación informática, estudiaron un máster sobre videojuegos y debido a la falta de opciones laborales decidieron generarlas ellos mismos. Necesitaban a alguien que se ocupara del diseño y dieron con Camarero, licenciado en Bellas Artes, a través de las redes sociales. Juntos empezaron a trabajar en una habitación de la casa de los Ocasar donde en seis meses crearon su primer juego: Crazy Defense 3D. Llamó la atención de una empresa alemana que quiso publicarlo, pero para firmar el precontrato tuvieron que constituir la empresa. El acuerdo no fructificó y aprovecharon los cambios que les habían propuesto para mejorar el juego y volver a sacarlo un año después, pero no funcionó.
Para hacer frente a los gastos que supone una empresa pidieron ayudas y la sociedad pública Bidasoa Activa les cedió una oficina a bajo coste y asesoramiento en la elaboración de un plan de negocio. También recibieron una ayuda municipal de 1.500 euros al año del inicio. Ion admite que la inseguridad económica fue la parte más difícil del arranque. «Hemos estado casi dos años sin cobrar nada. Es duro. No teníamos financiación ni capital. Con la ayuda de la familia, los ahorros... pusimos cada unos mil euros para formar la sociedad limitada y ya está».
Los primeros años se han centrado en juegos con un tiempo de desarrollo largo, por lo que se han apoyado en proyectos externos para poder financiarlos. Sin embargo, hace unos meses cambiaron de estrategia y optaron por proyectos más pequeños, con tiempo de desarrollo más corto que lanzan bajo el nombre Keplerians. Han notado un aumento «brutal» de la competencia y han aprendido que deben tener en cuenta las tendencias del mercado y no hacer lo que a uno le gusta. «Si coges cosas que han funcionado, las mezclas y les das tu estilo es más fácil», reconoce Ion. El año pasado publicaron Crossy Creeper que les lanzó y que ha llegado recientemente a los tres millones de descargas en Google Play. Los creadores señalan que el de Android es un mercado difícil, por lo que es de destacar que aún sigue teniendo descargas, «5.000 diarias». Una de las claves puede ser que tratan de escuchar a los usuarios y adaptarse a lo que les piden, manteniendo y actualizando periódicamente sus creaciones. En este momento tienen disponibles 5 juegos, el último Crossy Robot. Lo publicaron para Android el 22 de abril. Ahora planean mejorarlo y sacarlo para iOS, pero ya están trabajando en otro proyecto.
Al contrario de lo que muchos piensan, desarrollar un videojuego no es tan fácil y hacerse millonario no es habitual, aunque haya habido casos. Los ingresos de este tipo de juegos provienen principalmente de la publicidad integrada o de los micropagos (pagos para adquirir ventajas dentro del juego). Optaron por la primera vía para monetizar, más adecuada cuando no se genera mucho contenido. Han ido creciendo poco a poco, aprendiendo «a cabezazos» sobre la venta de juegos. Pese a las dificultades lógicas, creen que lo hecho hasta ahora ha merecido la pena. «Cuando luchas por algo y lo logras es satisfactorio. Estamos independizamos, vivimos de lo nuestro, de nuestra propia empresa. No se puede pedir mucho más», admite Ion. Ahora quieren crecer. En una oficina nueva y con un trabajador en prácticas, van a incorporar a otro diseñador. «Vamos a hacer la inversión de tener más personal para crecer un poco y no quedarnos estancados», añade Camarero.
Realizar proyectos externos para poder mantener el objeto social
Etorki Games se dedica al desarrollo de juegos para plataformas móviles, pero también realiza proyectos para terceros. Entre estos destaca una aplicación de turismo que crearon para el Ayuntamiento de Irun que incluía gamificación y realidad aumentada. El propósito de esta línea de negocio, que supone el 10% del total, era lograr ingresos para poder llevar a cabo sus proyectos propios, pero como explica Pablo Ocasar ya no la fomentan de manera proactiva. «Hace tiempo que no cogemos encargos. Estamos acabando algunos, pero estamos centrados en lo nuestro. Nos satisface más y nos esta dando más ingresos», explica.