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Colombia mira ya al plebiscito y al «no» del expresidente Álvaro Uribe

Mientras en Cuba, las FARC y el Gobierno discuten temas de gran calado que aún quedan por definir, como la amnistía, la composición del Tribunal Especial para la Paz o la reincorporación de los guerrilleros a la vida civil, en Colombia, el debate se sitúa en el plebiscito. El expresidente Álvaro Uribe ha anunciado que hará campaña por el «no».


El proceso de diálogo entre las FARC y el Gobierno colombiano atraviesa por un momento trascendental. Mientras ambas delegaciones discuten los temas que todavía quedan por acordar, como la participación política de la guerrilla, su incorporación a la vida civil, la composición del futuro Tribunal para la Paz, cómo y cuándo se aplicará la amnistía o la administración de las zonas de concentración, en Colombia las miradas están puestas en el plebiscito para la paz, mecanismo de refrendación del Acuerdo Final que se pacte en la mesa de conversaciones de La Habana. El expresidente, senador y líder del Centro Democrático, Álvaro Uribe, ha anunciado que hará campaña por el «no».

Dentro del debate tan polarizado que ha generado el proceso en sí mismo y, en particular, esta consulta, Uribe no ha querido presentarse como un opositor a la paz por el coste que ello le podría acarrear a su formación a largo plazo, más si la opción mayoritaria de los colombianos en el plebiscito es el «sí».

«Solamente nos queda decir ‘sí’ a la paz votando ‘no’ al plebiscito», anunció ante cientos de militantes de su partido.

Para que sea aprobado se necesita un umbral mínimo de un 13% del censo electoral –más de 33 millones de los 48,7 de habitantes de Colombia– a favor del «sí», es decir, se requieren unos 4,5 millones de votos para que los acuerdos de La Habana sean refrendados o una cantidad similar para que sean rechazados. Ganará la opción que más votos obtenga por encima del umbral.

«Aprobar el ilegítimo plebiscito –que cuenta con el aval de la Corte Constitucional– equivale a aceptar la impunidad total que en lugar de disuadir al crimen lo consagra campeón y sienta el ejemplo para más y nuevas violencias», sostuvo Uribe.

En su opinión, el «no» supondría «un alivio judicial para los integrantes –de las Fuerzas Armadas–, sin impunidad, sin igualarlos al terrorismo y sin exponerlos a ellos ni a los civiles a reconocer un delito, incluso no cometido, para evitar el riesgo de ir a la cárcel por sentencia del Tribunal de las FARC». El presidente, Juan Manuel Santos, no tardó en responderle que la paz, aunque «no es perfecta, es mejor que la guerra».

Cronograma del Gobierno

En una reunión que mantuvo el miércoles en Casa Nariño con representantes de varios partidos, Santos expuso el cronograma que baraja para las próximas semanas o meses. Según reveló, una vez cerrados todos los puntos de la Agenda de La Habana, los delegados de las FARC viajarían a Colombia para celebrar la X –y última– Conferencia de la guerrilla, al tiempo que Santos convocaría el plebiscito.

«Cuando acordemos todo, las FARC van a ir a hacer su décima conferencia, para disolverse, porque el acuerdo de paz, el fin del conflicto, significa el fin de las FARC como grupo armado y el comienzo de la construcción de la paz. Eso se tardará entre dos y tres semanas. Una vez que tengan el mandato –de los guerrilleros– y antes del plebiscito se hará, digamos, la firma oficial del Acuerdo Final», explicó.

Entre la petición de convocatoria y su realización deben pasar seis semanas.

Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz de la Universidad Nacional, citado por el rotativo “El Colombiano”, consideró que las fechas son «simples deseos» porque en la mesa de conversaciones aún se discuten temas de gran envergadura. Reveló que el fin se semana, Timoleón Jiménez, jefe del Estado Mayor Central, advirtió de que «las bases guerrilleras no se van a concentrar si no tienen clara su situación jurídica».

«El Gobierno dice: ‘Yo no puedo presentar la amnistía sino hasta después del plebiscito’ y ahí están con ese tema en la mesa, esto no va a ser fácil de resolver pero me parece que es muy pertinente que se clarifique», manifestó Vargas, conocedor de primera mano del proceso, en declaraciones a ese diario.

En una entrevista con el «noticiero insurgente» de las FARC, el negociador y responsable de la guerrilla en la subcomisión técnica para la terminación del conflicto, Carlos Antonio Lozada, incidió en que «aún falta tiempo y trayecto por recorrer».

El propio Santos ha advertido de que hará falta mucha más creatividad, innovación y pedagogía por la paz porque toda transición es complicada pues «el ser humano tiende a mantenerse en el estatu quo cuando un cambio le asusta».

 

Una verificación tripartita que permitirá «resolver cualquier conflicto tempranamente»

El jefe de la misión de la ONU en Colombia, Jean Arnault, mostró su convencimiento de que «esta negociación es una oportunidad real para cerrar el capítulo de la guerra».

Arnault, delegado de este organismo para la subcomisión de fin del conflicto en la mesa de conversaciones de La Habana, fue designado directamente por el secretario general de la ONU para desempeñar esta tarea.

En su primera rueda de prensa desde su nombramiento, explicó los pormenores y filosofía de la misión que deberá de verificar, por una parte, el cumplimiento del cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo, y, por otra, el proceso de dejación de armas. «Hemos tomado las medidas necesarias para que en el momento en que se anuncie la entrada en vigor del cese al fuego, el único procedimiento necesario sea esencialmente comprar los boletos de avión», manifestó.

Precisó que los preparativos se pusieron en marcha hace tiempo para que «entre el momento que se anuncie el cese y el momento del despliegue no pasen más de 15 días».

«La misión tendrá responsabilidad exclusiva y directa en la de verificación de la dejación de armas. Las FARC entregarán su listado de armas a la ONU, que verificará y corroborará con fuentes adicionales de información para que haya certeza de que estamos hablando de un listado que corresponde a la realidad», señaló.

En relación al cese al fuego, afirmó que «la experiencia colombiana es interesante porque es un mecanismo tripartito original que tiene dos ventajas: la posibilidad de ser testigo directo del cumplimiento de los compromisos de la otra parte y permitir una resolución muy temprana de los conflictos, de las diferencias que se puedan generar en el proceso. Los equipos tripartitos que estarán patrullando en las zonas de concentración lo harán de manera conjunta para que cualquier conflicto que pueda surgir en el campo se aclare rápidamente». Para cumplir su mandato, la misión dividirá las que han sido áreas de enfrentamiento en tres zonas: una de la guerrilla, otra del Ejército y una de seguridad, en la que solo entrará personal de la ONU.

Sobre el número de integrantes que tendrá la misión, señaló que esperan haberlo definido para el 19 de agosto, cuando deberán presentar un informe al Consejo de Seguridad. Adelantó que esperan desplegar unos dieciocho observadores entre civiles y militares en cada una de las áreas establecidas en el acuerdo del 23 de junio entre las FARC y el Gobierno –se trata de 23 zonas veredales y 8 campamentos–.

Arnault resaltó que los observadores no irán armados y que el objetivo es ayudar a las partes.

Anunció que en las próximas se realizará una visita tripartita –ONU, FARC y Gobierno– a estas zonas donde se concentrarán los guerrilleros tras la firma del Acuerdo Final.A. L.