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Fútbol de agosto no es fútbol

Osasuna-Real Sociedad un 27 de agosto a las 18.00 con 35 grados es la mejor manera posible de dilapidar un derbi muy esperado, no sacar ninguna conclusión futbolística y alimentar esa sensación generalizada de que en Segunda se estaba muy bien. Habrá tardes mejores…


Cuando en vísperas de un partido se está más pendiente de la temperatura que marcará el termómetro que de quién formará el once, malo, muy malo. Es lo que ha pasado con el estreno de Primera en El Sadar. Un partido en esas condiciones y a estas alturas no permite sacar ninguna lección y convierte en anecdótico hasta el resultado. Osasuna de momento ni fu ni fa, ni entusiasma ni alarma, ni avanza ni retrocede. Compite, que no es poco en dos partidos jugados a 35 grados. Pero hasta ahí.

Hubo un tiempo no lejano en que las ligas empezaban indefectiblemente el primer domingo de setiembre, con las vacaciones acabadas, el curso escolar a la vuelta de la esquina y las plantillas completas y casi hasta memorizadas. Dentro de los innumerables despropósitos de la competición estatal, el cierre posterior del mercado de fichajes es uno de los mayores y lo señaló la víspera Martín (también Mendilibar). La Real partía aquí con ventaja, porque apenas tiene retoques: a Osasuna aún le faltan efectivos y dos de los alineados (Clerc y Sergio León) no llevaban ni una semana en Iruñea. Sin olvidar que los donostiarras jugaron el último partido oficial el 15 de mayo y los navarros el 18 de junio: 34 días menos de recuperación son muchos, la habilidad de Martín para hacer arrancar a sus equipos como un rodillo está vez va a ser casi imposible.



Más daño aún hizo el calor. Ante un equipo que toca, toca y luego toca, la presión resulta imprescindible, pero para eso hace falta el oxígeno que no dejaba el bochorno. Solo la capacidad agonística de Oier, descomunal esfuerzo en Málaga y ante la Real, hizo ver que el partido no era de pretemporada. Notable también Oriol en esa faceta. A Fran Mérida o De las Cuevas no se les pueden pedir heroicidades. Javi Flaño empezó bien hasta que se lesionó. En el otro perfil Clerc hizo lo fácil para alguien que acaba de llegar: centrar en vez de intentar desbordar. Demasiadas limitaciones para crear peligro a una Real Sociedad muy mentalizada en defensa, aunque plana en ataque. Igual que ocurrió en Málaga, asustan más los nombres que luego las prestaciones.

¿Y la grada? Pues agosto también. En las zonas del campo en que pegaba el sol, como Tribuna Sur o Grada Lateral, daban más ganas de escuchar el pitido final que de dejarse la garganta. Sensación general de que en otras fechas o con menos grados, el encuentro sí hubiera tenido otro ritmo también ahí. Con todo, cálida despedida a un equipo que tiene margen de confianza para esto y mucho más. El año pasado por estas fechas jugábamos con el Mirandés. Pero es peligrosa la sensación que se va instalando de que en Segunda se estaba mejor. Como dice Martín en su enésima enseñanza, las «zonas de confort», para los cobardes.