Seis mitos falsos sobre una comunidad internacional que sigue ahí, en la sombra
El impulso de la comunidad internacional al modelo de solución de Aiete ha puesto a la defensiva al Estado español desde el primer momento. Y de ahí han surgido algunos falsos mitos recreados por la propaganda y alimentados por la desinformación y la desmemoria.
Cronológicamente, el primero fue el de presentar a los facilitadores que abrieron camino, sobre todo a Brian Currin en su condición de coordinador del Grupo Internacional de Contacto, como agentes a sueldo de la izquierda abertzale. Algo especialmente ridículo cuando uno de los más activos ha sido un ex secretario general de Interpol, Raymond Kendall. El bulo quedó ya aparcado cuando aparecieron en escena figuras de talla incuestionable como Kofi Annan, secretario general de la ONU desde 1997 a 2006.
Ante Aiete, la reacción oficial del PP fue asegurar que el grupo «no tiene ni puñetera idea» (Esteban González Pons, entonces portavoz) y en destacar que solo lo integraban seis personas. Pero dos días después se sumaban Tony Blair, Jimmy Carter o George Mitchell, y luego lo harían Bill Clinton, Lula, Belisario Betancur, Rodrigo Lagos, Lucía Topolansky... y decenas más.
Los seis de Aiete (cuatro de ellos anglosajones) alimentaron otra falsa impresión: la de que el grupo pivotaba en realidad en torno a Jonathan Powell, exjefe de gabinete de Tony Blair con gran implicación en resolución de conflictos. Así que para Madrid fue un revés considerable que se realizaran actos de apoyo a la Declaración al otro lado en Latinoamérica (México primero, Uruguay después, Argentina y Ecuador, entre 2013 y 2015). Trascendieron presiones diplomáticas para que relevantes mandatarios no se adhirieran y para que los eventos no se celebraran en sedes oficiales, pero la mayoría fracasaron. En Colombia o Paraguay, el proceso vasco ha recabado apoyo de líderes de izquierda y derecha, encarnizados rivales en el ámbito interno.
La disolución de la Comisión Internacional de Verificación ha sido otra de las falacias repetidas periódicamente, sobre todo tras la difusión en febrero de 2014 del inicio del inventariado y sellado de armas de ETA, que fue replicada por Madrid y París con citaciones judiciales y una campaña que intentaba ridiculizar la iniciativa. La CIV aclaró diez meses después que «seguirá trabajando con todos los actores relevantes para completar este proceso lo antes posible», con la discreción como premisa.
La inexistencia de una toma de posición del Parlamento Europeo sobre este proceso es otro de los agarraderos habituales de Madrid. Esta vez no se trata de una mentira, pero sí de una media verdad. Los partidarios de la resolución en Euskal Herria no han recabado un apoyo explícito del Europarlamento porque está vigente la resolución de octubre de 2006, hace ahora diez años, que respaldó el anterior proceso de negociación, en la época de Zapatero. De defender aquella propuesta se encargó el socialista alemán Martin Schulz, en la actualidad presidente del Parlamento Europeo. Y sigue operando allí Friendship, intergrupo que anuncia una comparecencia este miércoles.
Un sexto falso mito es el de que Aiete fue una aportación puntual, sin continuidad. Lo desmienten la Conferencia de París de junio de 2015 (con protagonismo de Bertie Ahern) o la entrevista en abril pasado de Jonathan Powell y Arnaldo Otegi en Londres. La comunidad internacional sigue dispuesta a colaborar con un proceso de paz ordenado en Euskal Herria, pero el veto español le deja sin función concreta que cumplir. Así que muchos de los equipos de Aiete hoy cooperan... en Colombia.