Banquillo con forma de cadalso
Más que un razonamiento, parece un reproche. Conocer y bendecir esta plantilla es el aval para colocar a Vasiljevic en un banquillo con forma de cadalso. Porque al serbio la grada le tiene ganas, muchas ganas, y que haya sido el elegido, además de desconcertante, supone echarle al foso de los leones, consecuencia de ser el responsable del despido de Martín y de los fichajes veraniegos, decisiones ambas que han soliviantado a la hinchada rojilla en grado extremo.
Luego está el argumento económico –ejercerá en dos puestos por el precio de uno– y el afectivo, dado que el pluriempleado goza de bastante buen predicamento en el vestuario, que estaba de uñas con el utrerano, aunque eso no es ninguna garantía de éxito.
Queda la sensación de que esta nueva vuelta de tuerca es difícilmente comprensible y no va en la dirección adecuada, lo que convierte el encuentro del lunes en todo un plebiscito, que abarcará también a palco y plantilla.