INFO

La leprosería que dio origen a la Magdalena y los alemanes que vinieron de Camerún

En el entorno de la Txantrea confluyen varias historias curiosas, como la que hace referencia al origen de la Magdalena, que está vinculado a la presencia de una leprosería fundada en el siglo XIII. Siguiendo el curso del río Arga, se llega al espacio conocido como Alemanes, topónimo que tiene que ver con un grupo de germanos que se asentaron en Iruñea huyendo de Camerún durante la Primera Guerra Mundial.

El puente de la Magdalena, uno de los más antiguos de Iruñea.

La historia de la zona de la Magdalena va unida a la leprosería situada al otro lado del río Arga. En 1048 se fundó la órden de San Lázaro para atender a los leprosos, que fueron levantando ‘casas de la Magdalena’ para atender a los enfermos en las orillas de los ríos opuestas a las que ocupaban centros urbanos. Así ocurrió en Iruñea con una leprosería de la que se tiene noticias desde el siglo XIII. Al remitir la enfermedad, ese lugar se encargó de atender a peregrinos, pobres y vagabundos.

Los alemanes que vinieron de Camerún y originaron un topónimo. De 1915 a 1916 se refugió en Iruñea un grupo de alemanes que habían huido de Camerún, entonces una colonia germana, después de que sus tropas fueran derrotadas en ese lugar por franceses e ingleses en plena Primera Guerra Mundial. Estos refugiados, muchos de los cuales se terminaron asentando en la ciudad, tenían por costumbre ir a bañarse al Arga incluso en invierno. A propuesta de uno de ellos, Karelius Arutzen, se levantó en el entonces llamado barrio de la Magdalena una caseta de baños que contaba incluso con trampolín. Este fue el origen del término Alemanes para esa zona cercana al río.



Abejeras, una traducción de Erletegieta. Aunque alejada de la Txantrea, Abejeras también tiene sus curiosidades. El término de esta zona de Iruñea se debe a una traducción del topónimo en euskara que se empleaba para designarla. En concreto, es una traducción de Erletegieta, es decir, lugar donde abundan las abejas. El cambio a castellano del topónimo habría tenido lugar en el siglo XVII, época en la que aparece por primera vez este nombre en una escritura. En concreto, el documento data del 25 de agosto de 1667.