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Más de 80.000 personas ya han votado en las consultas previas al 7M impulsadas por Gure Esku Dago

La dinámica ciudadana por el derecho a decidir afronta este domingo un nuevo reto en el que medio centenar de municipios se sumarán a la «ola» de consultas. Hasta ahora, 91 localidades ya han votado y las papeletas superan las 80.000, con un porcentaje de participación cercano al 28%.

Concejales del Ayuntamiento de Bermeo votan durante la consulta celebrada en su municipio. (Aritz LOIOLA | ARGAZKI PRESS)

La participación global en las consultas promovidas por Gure Esku Dago durante estos años ronda el 28%. De las 300.000 personas que podían votar en esta iniciativa ciudadana lo han hecho unas 84.000 (datos completos AQUÍ). Aunque las preguntas no han sido siempre las mismas (se ha preguntado sobre independencia, soberanía, estado vasco...), el sí ha sido apoyado de manera muy mayoritaria, con el 94% de los votos emitidos.

La mayoría de localidades de cierta entidad rondan una participación que oscila entre el 25 y el 30%, los municipios más pequeños duplican, incluso triplican, esos datos, y la afluencia de votantes se resiente en los municipios más grandes y de mayor pluralidad ideológica y social.

25-30%

En el tramo similar a la media general (28%) se encuentran localidades como Bermeo, de casi 15.000 electores y donde la participación supero el 26%. En Gernika, de similar magnitud, un 27,51% participó en la consulta del 2 de abril. Los porcentajes se mantienen en esa horquilla en localidades como Tolosa, con 16.000 electores y una participación del 26%, y Hernani, que con algo más de habitantes rozó el 25%. Algo superior fue la participación en la consulta de junio en Bergara, con un cuerpo electoral de casi 13.000 personas y una participación de casi el 30%. En Arrasate, donde los posibles electores casi llegaban a los 20.000 la participación se quedó a punto y medio del 25%. Destaca en esa primera ola de consultas simultaneas la participación en Azpeitia (12.000 electores), que casi llegó al 40%.

Menos del 20%

Otras localidades de igual o menor envergadura, sin embargo, han contado con una participación algo menor. La configuración social, la poca implantación de la dinámica ciudadana y otros factores diversos han podido incidir en ejemplos como el de Zumarraga (8.487 electores), que se quedó en un 13,48%, o Arrigorriaga, con un cuerpo electoral de 10.000 personas y una participación que no llegó al 15%.

Ese mismo porcentaje parece ser un mejor resultado en el caso de Errenteria. Es el municipio más grande en el que se ha realizado, hasta ahora, una consulta de este tipo. Con un total de 33.435  electores la participación fue del 15,51% (5.186 votos).

Más del 50%

La mayor participación, como era de esperar, se ha dado en las localidades más pequeñas. Orexa, con 95 electores y una participación del 82,11% lidera este ranking, y Kanala (78,95%) y Baliarrain (77%) le siguen de cerca.

Con cifras algo más discretas pero muy relevantes se encuentran localidades como Larrabetzu, en la que 919 personas de las 1.585 llamadas a votar participaron en su consulta, un 57,98%. En Dima (1.206 electores) votó el 63,43%, en Ataun (1.365) lo hizo el 59,41% y en Aramaio (1.247) el 51,24%. Significativo fue el dato de Oiartzun, donde la participación superó el 40% con 3.426 votos de 8.500 posibles.

¿Con qué comparar los datos?

Es habitual tras cada consulta de este tipo conversar y analizar hasta qué punto son importantes y relevantes estas votaciones y sus resultados. Sin embargo, no es tarea fácil encontrar espejos adecuados con los que comparar estos datos. Más allá del ejemplo catalán, cuyo éxito parece evidente, ofrecemos aquí algunas pistas que pueden ayudar a calibrar la trascendencia de la iniciativa. 

Uno de los baremos podría ser el de la capacidad de movilización. En el caso de Gure Esku Dago, la cadena humana con la que inició su andadura es, sin duda, una de las movilizaciones de mayor impacto en este país. Puede que las consultas no hayan generado ni la expectación ni la ilusión creada por aquel evento, pero puede ser significativa la comparación de las cifras de participación en uno y otro evento. En este caso, cerca de 2.000 personas de Errenteria participaron en la cadena humana, más de 5.000 lo hicieron en la consulta de marzo; en el caso de Beasain, fueron 1.200 personas las que participaron en la cadena entre Durango e Iruñea, 2.425 votaron en junio del año pasado.  

Ha sido habitual, y algo quizás sorprendente, la comparación que se ha venido haciendo de estos datos con unas elecciones al uso. Huelga decir que no es lo mismo una cita electoral vinculante que una consulta organizada por medios y recursos de iniciativa popular.

Sin embargo, también existen citas electorales institucionales con las que podrían compararse las consultas populares sin que estas salieran mal paradas. Con motivo de la primera «gran ola», la de junio del año pasado y en la que la participación rozó el 30%, este mismo medio publicaba un reportaje en el que se comparaba la afluencia a las urnas en estas 34 localidades con las del referéndum constitucional español de 1978. Así, en el 78 la participación se quedó en el 38,5%, tan solo 9 puntos por encima de la cita impulsada por Gure Esku Dago. En el caso del referéndum sobre la Constitución Europea de 2005, la participación en esos 34 municipios fue del 37%, 7,5 puntos superior. Cabe destacar que el sí a un Estado vasco en estas consultas de carácter popular logró 10.000 votos más que el apoyo a la Constitución española en aquel referéndum vinculante.

Más allá de los datos, queda por ver el poso político y social que van dejando estos ensayos para ejercer el derecho a decidir. En una reciente entrevista el exlehendakari de la CAV Jose Antonio Ardanza, que votó en la consulta del 2 de abril, afirmaba que no es posible que dinámicas sociales de este tipo cuajen sin que haya un mínimo entendimiento entre los partidos. Un punto de encuentro que no parece cercano en esta semana en la que el PNV ha pactado en Madrid con el PP y que, según Arnaldo Otegi, que votará el domingo en Elgoibar, supone «sostener el régimen de 1978, otra vez».

Que estas consultas sirvan para tejer nuevas complicidades y ejercer el derecho a decidir es el principal objetivo de Gure Esku Dago. El ‘Pacto Ciudadano’, ya en construcción, pretende ser la confluencia de esas voluntades diversas. El 10 de junio la iniciativa por el derecho a decidir lo presentará a través de una nueva cita multitudinaria en Bilbo.