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Del alivio de PSE y PSN al papelón del PNV

Brexit, Trump, Colombia, Renzi... y Pedro Sánchez. En estos tiempos incontrolables las elecciones las carga el diablo y las primarias Satanás. Ese PSOE que ya hace mucho dejó de ser primero obrero y luego socialista hoy se levanta sin saber si era español o solo andaluz, y también dudando de si sigue siendo partido o se ha partido.


Brexit, Trump, Colombia, Renzi... y Pedro Sánchez. En estos tiempos incontrolables las elecciones las carga el diablo y las primarias Satanás. Ese PSOE que ya hace mucho dejó de ser primero obrero y luego socialista hoy se levanta sin saber si era español o solo andaluz, y también dudando de si sigue siendo partido o se ha partido.

La lista del K.O. sería interminable: lo de menos es que al portavoz parlamentario Antonio Hernando no le queden más chaquetas que cambiar, que el presidente de la Gestora Javier Fernández pase de referencia moral a golpista de salón, incluso que la leyenda vencedora de Susana Díaz se haya agotado... Esto se lleva por delante el felipismo, el PRISAísmo, el PSOE de Guerra a Rubalcaba, de Suresnes a aquí... todo lo que hemos conocido hasta ahora.

En el Estado las incógnitas son tantas que hoy Sánchez no podrá hacer ni una lista de tareas pendientes. Será curioso oír al IBEX 35 y al PP. Esta piedra arrojada al estanque de Ferraz tiene muchas ondas concéntricas, que llegarán con más o menos fuerza a todos los puntos. Primero, por pura prioridad de agenda, a Catalunya.

¿Y en Euskal Herria? Un par de apuntes de urgencia. Se intuye el alivio en el PSE y el PSN, que si bien no apostaron con fuerza por el caballo ganador estaban condenados a la pura irrelevancia si Díaz tomaba las riendas: sus 262 avales en el conjunto de los cuatro herrialdes eran apenas el 1% de los 26.551 que sumó en Andalucía y ayer no le fue mucho mejor (ridículo ese 4,6% en Gipuzkoa).

Quizás tampoco en Sabin Etxea previeran este resultado. Habrá sido el segundo gran error de cálculo con el PSOE de Urkullu y Ortuzar, que hace un par de años ya metieron casi todas las fichas a la hipótesis de que en Madrid surgiría un gobierno alternativo al del PP. La respuesta al triunfo de Rajoy no fue sumarse a la mayoría para combatirlo, sino aliarse con PP, C’s y UPN, con la caverna. Hoy están más solos y más en evidencia.