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Una buena noticia con su propia cara «B»


Kontxi Bilbao, Gorka Knörr y Juan María Atutxa fueron injustamente condenados porque José María Aznar y el TS se empeñaron en demostrar quién manda aquí en materia de ilegalizaciones, con el agravante de que el tribunal decidió siendo parte interesada y, para ello, se cargó su propia doctrina precedente.

Reconocer la injusticia de aquella condena refrendada luego por el TC es una cosa, y otra muy distinta es presentar a Juan María Atutxa como un héroe de la defensa de la autonomía parlamentaria e incluso de la participación institucional de la izquierda abertzale. Porque el entonces presidente del Parlamento, en cuanto el TS le exigió la disolución de Sozialista Abertzaleak, firmó una resolución de presidencia que daba por bueno que los parlamentarios de los partidos ilegalizados pasaran al Grupo Mixto, y fue la Junta de Portavoces quien después echó atrás aquella propuesta que habría disuelto SA. Quizá fue solo una treta, pero ahí estuvo. Más adelante, la Mesa reconoció el derecho del grupo SA a recibir las subvenciones, que el interventor del Parlamento no les pagaba, y anunció que buscaría fórmulas para hacerlo. Nunca cumplió su palabra. Al final de la legislatura adeudaba 630.000 euros a Sozialista Abertzaleak.

Ayer, la plana mayor del PNV arropó a Juan María Atutxa. Al mismo Atutxa que en 2005 acabaron sustituyendo por Izaskun Bilbao para no perder la presidencia del Parlamento de Gasteiz. Con 64 años lo prejubilaron concediéndole la presidencia de la Fundación Sabino Arana y un puesto primero en el consejo de administración de Bahia de Bizkaia Gas, y luego en el de Iberdrola Ingenieria y Construcción.