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Un arranque a la altura de los retos

A la mañana fue la marea juvenil la que inundó Lakuntza, procedente de todos los pueblos de Euskal Herria y más allá, mientras que a la tarde Kalera Martxa trajo el relevo por la liberación de los y las presas políticas. Esto es un festival, tal y como lo demuestra una programación musical frenética y diversa y una organización muy profesional. Pero también es mucho más que un festival, como se ve en su discurso, en la importancia del voluntariado y hasta en los detalles más pequeños.

Kalera martxa finalizó su recorrido en Hatortxu Rock. (Gorka RUBIO | ARGAZKI PRESS)

Arakatzaile honek ez du bideo elementua onartzen.


Empezando por la mitad, o por lo más importante

El acto oficial de inicio del Hatortxu, a media tarde, sirvió para recordar su sentido: desaparecer en la medida en que se logre borrar el número maldito que adorna la cabecera de esta edición especia: 329. Todos se comprometieron a trabajar hasta que esa cifra se convierta en cero, hasta que no quede ni un preso o presa política en prisión.

Xochitl Karasatorre, familiar de un preso y como tal víctima del alejamiento, recordó que además de los presos son muchas las personas que siguen en el exilio. «Esta edición ha de ser un punto de inflexión para solucionar este tema, pero una cosa está clara, seguiremos trabajando hasta que todos estén en casa», indicó.  

Patxi Xabier Razkin, alcalde de Lakuntza, agradeció en nombre de la Corporación el trabajo de todas las personas que se han esforzado en los preparativos de este Hatortxu Rock, especialmente sus convecinos, y pidió a los asistentes que «para que este fin de semana sea inolvidable, para que todo salga bien, os pedimos que seáis respetuosos con el pueblo y sus habitantes. Lo que Lakuntza ha dado, que también lo reciba».

Razkin subrayó que «no es no» y que en su pueblo «no se toleran las agresiones sexistas. No sois bienvenidos, nos tendréis enfrente». Finalmente, tuvo un recuerdo para quienes no podrán asistir a los conciertos porque estarán de viaje camino de alguna cárcel.

El último en tomar la palabra fue Aitor Agirrezabal, uno de los miembros de la organización del festival. Se han partido el lomo durante meses, y especialmente durante las últimas semanas, particularmente intensas, ya en Lakuntza preparando todo para estos cuatro días. Por eso expresó ante todo el agradecimiento de la organización al pueblo de Lakuntza, que «nos ha abierto sus puertas y lo ha dado todo en el montaje».


Aitor Agirrezabal durante el acto de apertura. (Gorka RUBIO | ARGAZKI PRESS)

Agirrezabal espera que el festival sea inolvidable, pero que sobre todo no se olviden los motivos por los que se organiza desde hace 18 años. «Es suficiente. No queremos seguir con esto. Queremos a todos en casa, libres y vivos», reclamó.

Relevo de lujo

Coincidiendo con el final de las intervenciones entraban en la plaza los marchistas de Kalera, que desde el pasado jueves han recorrido a pie buena parte de la geografía vasca para reivindicar la libertad de los presos y presas. La llegada de la columna contagió a los asistentes de la energía que traía la marcha. Ohiana Garmendia y Mikel Urdangarin resumieron la vivencia de esos ocho días, en una iniciativa ha ido cogiendo fuerzas con el transcurrir de las jornadas.

También pusieron en valor el debate celebrado por EPPK, destacaron otros actos de apoyo como el ayuno que tuvo lugar en Hiriberri y llamaron a acudir al acto que tendrá lugar el domingo en Lakuntza como colofón al festival. 

Por supuesto, agradecieron la labor que realiza Hatortxu y llamaron a disfrutar del festival.

De par de mañana

Antes, durante toda la mañana, miles de jóvenes llegaron a Lakuntza con la voluntad precisamente de disfrutar desde el primer momento este largo fin de semana de música y reivindicación. Hordas de jóvenes, pertrechados con todo tipo de avituallamiento y los modos de transporte más diversos –desde las tradicionales txingas con dos neveras hasta maletas rodantes rudimentarias– se dirigieron hasta la zona de camping, haciendo etapa en muchos casos primero en el pueblo y luego en el NAIZ gune.

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Ese primer golpe de cadetes dificultó en algún momento el poder instalarse. Pasado el primer sofoco y con la pertinente queja –somos vascos ¿o qué?–, la gente comenzó a seguir el estricto plan que traía de casa: beber, comer, amar… o jugar a cartas. Se podía ver a grandes grupos de chicas y chicos hablando en circulo. Si se acercaba la oreja la temática era de lo más variada: desde política, hasta música, pasando por conversaciones de sexo. Por poner un ejemplo, en el pueblo una de esas charlas arrancaba con un joven que le espetaba a su colega «¿tú te acostarías con un tío?». Le siguió una conversación sincera, tiernamente inocente, pero honesta y constructiva.

Para muchas de esas personas este festival es una experiencia nueva, una vivencia única. Una primera experiencia política y vital de primer orden.

También se ven galápagos que fueron al primer Topagune de Etxarri y siguen aquí, a apenas 6 kilómetros y más de veinte años después.

David Fernández mandó camisetas

El año pasado el líder independentista catalán levantó el ánimo de los participantes antes de los conciertos. Hizo un discurso emocionante y honesto, como es él. Este año no ha podido acudir, pero su espíritu estaba ayer las calles de Lakuntza. David es conocido, además de por ese carisma, por su calidad dialéctica y por esa honestidad, por llevar una camiseta reivindicativa para cada ocasión. Incluso le hicieron una web con una antología de sus «samarretes» (http://www.vilaweb.cat/noticies/totes-les-samarretes-de-david-fernandez-en-menys-de-dos-minuts/).

Ayer parecía que hubiese mandado toda su colección. Las había, muchas, en solidaridad con los jóvenes de Altsasu que serán juzgados en Madrid, contra la tortura, de todos los grupos imaginables del Rock Radical Vasco, a favor de la independencia, de Gure Esku Dago… y cómo no, de NAIZ, que obsequió a todo asistente que activase su suscripción a nuestro medio con una camiseta. No olvidar: hoy a las cinco Facu Díaz visita este akelarre.

Además de su fondo de armario, los catalanes han enviado una bonita representación. No solo euskara, castellano y francés, en la Sakana ayer se podía escuchar catalán. Que se carguen las pilas en su estancia en Euskal Herria, que a la vuelta tienen trabajo. Una revolución democrática no se hace todos los días, y los catalanes están en ello, con la vista puesta en el 1 de octubre, en el referéndum. Benvinguts!

Lo cierto es que este festival rompe bastantes fronteras, y gentes de diferentes pueblos del Estado se han acercado hasta Lakuntza. Un placer tenerlos aquí.

Generación Hatortxu

Hatortxu también rompe barreras generacionales. En los turnos se pueden ver hasta tres generaciones trabajando como voluntarios. En principio, cada cual según sus posibilidades. En realidad, la mayoría incluso por encima de ellas. La gente aquí sabe hacer más cosas de las que uno se pueda imaginar.

Hatortxu vincula sentimientos, emociones, intereses, deseos, ideas… de una manera particular. Su edición número veinte va a ser especial tanto por su dimensión como por el esfuerzo colectivo que supone. Con la solidaridad como eje de todo lo que se ha hecho para llegar aquí y de lo que se hará en estos cuatro días, esto no ha hecho más que empezar. Todo eso sin haber mencionado su apellido: Rock.


Willis Drummond en su actuación de ayer. (Gorka RUBIO | ARGAZKI PRESS)