Contenido político profundo con acordes radicales de fondo
La carpa que ha acogido estos días a NAIZ Gunea dentro del Hatortxu Rock fue testigo ayer de dos eventos con un alto voltaje político. Sin salirse del tono festivalero pero sin concesiones ideológicas, al mediodía cinco músicas reflexionaron sobre la relación entre rock y mujer y por la tarde el Nega entrevistó a Arnaldo Otegi. Los dos actos fueron interesantes a rabiar.
Maria Rivero de Siroka, Josune Arakistain y Uxue Amonarriz de Huntza, y Zuriñe Hidalgo y Ane Bastida de Hesian, bajo la batuta de la periodista Ariane Kamio, ofrecieron perspectivas muy diferentes sobre la conflictiva relación entre rock y mujer. Es decir, sobre el machismo en la música. Narraron experiencias de desprecio, juicios y discriminación. «Que nos pase a todas no quiere decir que sea normal», afirmó rotundamente Hidalgo.
A lo largo de la conversación también fueron saliendo los procesos en los que estas músicas se han ido empoderando, superando las cargas impuestas y autoimpuestas, tomando conciencia y cambiando sus formas de actuar. El retrato general fue muy crítico y contundente con la realidad pero muy constructivo e inspirador. El público, muy joven y con mayoría de mujeres, escuchó atento los relatos y las ideas de estas referentes.
Las cinco tienen experiencias muy diferentes, empezando por la edad y, en consecuencia, por los años sobre los escenarios. La visión feminista más formada de Rivero, la honestidad de las músicas de Hesian y la frescura de las de Huntza ofrecieron una panorámica coral de la situación y las perspectivas de la mujer en el rock y en el pop vasco.
Rivero lo dejó claro: «el feminismo es la clave». Denunció la escasa presencia de mujeres en los festivales aun aceptando que las cosas han mejorado, en gran medida gracias a las críticas por las que ella misma recibía insultos. «Las cosas tienen que cambiar de raíz», sentenció.
A diferencia de los colegas músicos, resumieron que «no podemos dejar de ser excelentes, no se nos permite», «no encontrarás una chica que cante mal» y que «tenemos que demostrar el doble».
Hidalgo sacó el tema del amor romántico, una acusación que su grupo ha recibido, y se mostró brutalmente honesta al reconocer las contradiciones que enfrentan, evidenciando la complejidad del tema. Agradeció las críticas constructivas, pero censuró las destructivas. «El verdadero enemigo está ahí».
Arakistain recordó a la pionera Zipitria, y cómo en el mundo de la triki en la base una gran parte son mujeres, pero cuando se pasa a los tablados esa relación se invierte.
Respecto al papel de los hombres, Rivero pidió que ante todo se escuche, que esa es la mejor manera de ser aliados.
Ya por la tarde y con un calor terrorífico, la carpa se volvía a llenar para atender la entrevista de Nega, de Riot Propaganda, al líder independentista Arnaldo Otegi. De nuevo, una audiencia muy joven y muchas personas de Catalunya y del Estado.
Como no podía ser de otra manera, Otegi arrancó pidiendo la liberación de los presos, para reivindicarlos luego como activo para el proceso de liberación nacional. En toda la charla se notó la influencia de Pepe Mujica, a quien visitó recientemente. Por ejemplo, en su obsesión por convencer a la gente para avanzar. Otegi subrayó la importancia del proceso catalán. Criticó la pasividad de la izquierda cuando la Troika asfixió a Grecia para remachar diciendo que «si en Grecia nos jugábamos los derechos sociales en Catalunya nos jugamos las libertades nacionales». «El régimen del 78 se está rompiendo en Catalunya», sentenció.
Otegi denunció la patrimonialización que realiza el PNV de los logros comunitarios de la nación vasca, desde la guerra del 36 hasta hoy en día. Reivindica un relato en el que los protagonistas sean los sindicalistas, los luchadores, las mujeres… Retomando a Mujica, situó el objetivo de la vida en ser felices y en comprometerse.