La eficacia decide el ganador
Un cabezazo de Aduriz poco antes del descanso dio la victoria al Athletic ante un Eibar que mereció más. Los armeros dominaron de inicio y reaccionaron en la segunda parte pero no les bastó para evitar el triunfo rojiblanco.
EIBAR 0
ATHLETIC 1
El Athletic le ha cogido la medida a Ipurua. Por segunda temporada consecutiva, se lleva los tres puntos del campo armero. También ahora, como entonces, tras un encuentro en el que el Eibar mereció más.
Fue un partido diferente, en todo caso. Empezando porque el árbitro no resultó decisivo para el desenlace. Sí lo fue la eficacia, que permitió a los rojiblancos decidir un encuentro de absoluto dominio local en sus primeros compases y, si bien más equilibrado en el juego, también inclinado del lado armero en el apartado de ocasiones en la segunda parte. Puede que fuera ese «gen competitivo» al que aludía José Luis Mendilibar en vísperas del partido lo que permitió al Athletic aguantar el acoso inicial y la reacción eibarresa de la segunda parte para rentabilizar ese gol solitario. O puede que fuera la fortuna de contar con un futbolista como Aritz Aduriz, capaz de traducir a puntos la más mínima opción. No en vano ayer alcanzaba a otro rojiblanco histórico, Dani, como 20º máximo goleador en la historia de la Liga. 147 goles, casi nada.
El, de momento, último de la lista sentenció a un Eibar que, tras su magnífico arranque de temporada en La Rosaleda, confiaba en estrenarse ante su afición de manera, si no idéntica, sí parecida. Lo consiguió pero solo de inicio. Y con una diferencia abismal, esta vez no acertó. Mendilibar apostó por los mismos once jugadores que en Málaga que, como entonces, saltaron al campo a comerse a su rival. Durante veinte minutos pasaron por encima de un Athletic encerrado en su área y cuyas mejores ¿ocasiones? fueron un saque de banda cabeceado sin peligro por Raúl García y un robo de balón de Vesga que acabó en saque de banda. Pero, mediado el primer tiempo, los rojiblancos –que habían saltado al césped con siete novedades respecto al partido frente al Panathinaikos– consiguieron asentarse y empezaron a rebajar la intensidad del juego local. El Eibar ya no llegaba con tanta alegría y su rival respiraba.
Un error, un acierto
Cuando el partido empezaba a condenarse al centrocampismo habitual de los derbis, llegó la jugada clave. Un mal despeje de Paulo que cazaba Williams para centrar y el cabezazo imparable de Aduriz que colocaba el 0-1 en el marcador. Fue la primera concesión de los azulgranas y el primer disparo entre los tres palos de los vizcainos en cuarenta minutos, pero bastó para sentenciar el partido.
La reacción del Eibar arrancó al tiempo que la reanudación. Un irregular primer tiempo condenó a Peña al banquillo; Inui, que tampoco tuvo su mejor tarde, se fue a la izquierda y Bebé saltó al campo. Al portugués le va revolucionar los partidos y también lo hizo ayer. El Eibar se vino arriba de nuevo, aunque la segunda parte no fue como la primera.
Por el cansancio, que se fue dejando notar, pero sobre todo porque las circunstancias habían cambiado. Los locales jugaban bajo presión y el Athletic con la tranquilidad de la ventaja y con la fórmula para frenar a su rival. No fue suficiente para parar esta vez, al menos no por completo, al Eibar pero sí para encarar el partido con otras expectativas: los rojiblancos también buscaban ahora la sentencia al contragolpe.
Las ocasiones, de todos modos, llegaron en su mayoría del lado del Eibar, que acabó el partido con sus tres delanteros sobre el campo y que convirtió a Kepa Arrizabalaga con sus paradas en una pieza tan determinante como lo fue Aduriz con su gol. Ni Inui, ni Ramis, ni Enrich, ni Bebé ni Kike, el que más cerca lo tuvo, consiguieron batir al guardameta vizcaino.
Con los noventa sobrepasados, Jordán vio la segunda amarilla. No tuvo consecuencias pero fue la puntilla a un triste final para los eibarreses.