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FERRAN REQUEJO
CATEDRÁTICO DE CIENCIAS POLÍTICAS EN LA UNIVERSITAT POMPEU FABRA

«La represión puede abrir unos escenarios que España no controla»

Es parte de la legión de federalistas que engrosó las filas del independentismo tras dar por imposible el pacto con España. Miembro del Consell Assessor per la Transició Nacional, en estas líneas nos da alguna pista sobre el escenario catalán, que considera «muy abierto».

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Es viernes, 22 de setiembre, la Fiscalía de la Audiencia Nacional persigue por sedición a la ANC y Òmnium mientras los últimos tres detenidos el miércoles salen en libertad con cargos. Un día casi tranquilo en la vorágine que ha vivido Catalunya esta semana. Ferran Requejo (Barcelona, 1951) nos acoge en su despacho de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), que está prácticamente vacía. Los estudiantes acaban de ocupar el edificio histórico de la Universitat de Barcelona (UB) y numerosas clases han sido suspendidas.

Aquí y ahora, ¿el referéndum del 1-O sigue siendo viable?

Ahora mismo, en cuanto a organización, se supone que sí. Y si se hace, tendrá una gran participación, porque mucha gente que no se planteaba votar irá como forma de desautorizar al Estado español.

Retrocedamos. El setiembre catalán empieza los días 6 y 7 con los broncos plenos del Parlament para aprobar las leyes del referéndum y de la Transitoriedad Jurídica. ¿Se podía haber hecho de otra manera?

Creo que el pleno se podía haber organizado bastante mejor. Ahora bien, el fondo de la cuestión, que era la aprobación de dos leyes para la ruptura, estaba claro. La conclusión política es que si la vía del acuerdo falla, solo tienes dos soluciones: o bien bajas la cabeza y dices ‘abandono mis expectativas políticas’, u optas por la ruptura.

Se ha definido la pugna entre Catalunya y el Estado como una partida de ajedrez en la que no cabe un paso en falso. ¿El Estado se precipitó el miércoles?

Sí, porque se aleja de los cauces democráticos y crea elementos de Estado de excepción en la práctica. Es un cambio de escenario, y cuando las expectativas de un campo cambian, las expectativas de reacción del otro campo cambian también.

Parece que el Estado está dispuesto a todo para evitar las urnas el 1 de octubre...

Lo van a hacer todo. Han intentado una estrategia de no permitir el referéndum con pocos costes, y se están dando cuenta de que no pueden. Quizá puedan impedirlo por la fuerza, porque la tienen, pero deberán asumir todos los costes de imagen internacional que les va a suponer. Y eso puede abrir unos escenarios que ellos tampoco controlan. Estamos en un escenario muy abierto y, seguramente nos encontraremos con medidas más fuertes la semana que viene.

¿Por ejemplo?

Nos podemos encontrar con una suspensión del Govern, con una detención de sus miembros, con la suspensión de Catalunya Ràdio y TV3, etc. Es decir, no son ya medidas cautelares, sino medidas ejecutivas de suspensión de la autonomía. El Gobierno central solo puede imponerse en Catalunya por la vía de la coacción y la represión. La vía del acuerdo es imposible en la práctica. Creo que se va a imponer una dinámica de secesionismo incremental y yo no tengo demasiadas dudas de que Catalunya va a ser independiente. Lo que no sé es cuándo, si ahora o dentro de un tiempo.

Si el Estado consigue impedirlo, ¿qué será el 1-O?

En ese supuesto, lo que está claro es que será una jornada de una gran movilización ciudadana, porque hay una gran mayoría de ciudadanos que ha dicho basta al Gobierno central, que no ha sabido gestionar para nada la situación. El problema de fondo se va a mantener, esto tiene unas raíces muy profundas, y el resultado a corto plazo no sé cuál será, pero a medio plazo el tiempo va a favor de la independencia de Catalunya.

Yo no era independentista, pero la realidad política española me ha vuelto independentista, porque la vía del acuerdo con España es, en la práctica, imposible. Soluciones técnicas existen, del tipo federal plurinacional, del tipo consonsacional como en Bélgica, o con cláusulas de secesión. Esas soluciones se pueden combinar entre ellas en un modelo, pero no es más que política-ficción viendo cuáles son los actores protagonistas en la política española.

¿Cree que la UE puede desempeñar algún papel?

Es un escenario posible. El tema cada vez es más incómodo para Europa. Si aumenta la represión y suspenden al Govern, por ejemplo, no creo puedan seguir mirando al techo. Es una posibilidad que hagan una mediación.

¿Qué escenario anticipa para el 2 de octubre?

No tenemos en estos momentos todos los elementos para hacer pronósticos razonables, pero si no hay suspensión del Govern, este continuará con sus acciones y tomará las decisiones pertinentes. Si el Govern es suspendido, está la opción de las elecciones, porque ¿qué van a hacer? ¿poner al delegado del Gobierno español como presidente de la Generalitat? Eso no lo aceptarían ni sectores que están a favor del mantenimiento de los vínculos con España.

El miércoles vimos comunicados de denuncia de actores tan diversos como el Barça o el Primavera Sound. ¿Cree que el Estado calcula bien la respuesta que puede provocar con drásticas medidas represivas?

No. El Estado no mide las reacciones del otro, solo los costes que esa reacción puede tener. Están en manos de unos inútiles. Tienen una visión totalmente desfasada, con muy malos asesores y con una visión muy cerrada del modelo constitucional español. Piensan en términos del siglo XIX en cuanto a la configuración de un Estado. Francamente, es de un nivel analítico e intelectual deplorable. No tanto por lo que piensan, sino sobre todo por desde dónde lo piensan, hay que mirar las plataformas intelectuales desde las que analizan lo que ocurre. Es un Gobierno tercermundista en términos mentales.

¿Esperaba algo más de Euskal Herria y concretamente del Gobierno de la CAV?

Yo siempre espero cosas del País Vasco, lo que pasa es que uno también se cansa de aguardar. Tienen sus prioridades y diría que están a la espera, viéndolas venir. Si esto triunfara creo que se apuntarían rápidamente. Pero claro, si estuviera pasando también algo así en el País Vasco en estos momentos, pues bueno, el Estado tendría dos frentes en lugar de uno, por lo que lo tendría mucho más complicado pararlo todo. Lo que pasa es que teniendo siempre la llave de la caja es más fácil sobrevivir, es más fácil hacer políticas, aunque la mayoría de ellas no se decidan en el País Vasco. Desearía más comunicación, más sinergias, es una lástima también para los objetivos que el PNV pueda tener a medio plazo.

Como apunte final que quizá ayude a entender el camino que ha llevado a las instituciones catalanas hasta aquí. Usted era miembro del Consell Assessor per la Transició Nacional. ¿Cuál fue la importancia de los trabajos de este órgano?

Hicimos alrededor de 20 informes cubriendo aspectos jurídicos, políticos, económicos, sociales e internacionales de esta transición a la independencia, lo cual creo que le dio cierta seguridad al Govern, que así se podía manejar con ejemplos de política comparada internacional. Con los ejemplos de las democracias más avanzadas en cada campo. Es decir, proporcionó un armazón intelectual y analítico para al Govern. Y al mismo tiempo, creo que también para la sociedad catalana fue importante saber que este proceso, esta transición a la independencia, no está basada solamente en un cuestión sentimental o emotiva, sino que está basada en una modernidad, es decir, que casa con el pensamiento más avanzado que se puede encontrar en estos momentos a nivel internacional.