Las pruebas documentales de que el euskara es la ‘lingua navarrorum’
«Las otras gentes creían que no se podía escribir/ahora han comprobado que estaban engañados. Euskara, sal al mundo». Este texto, plasmado por Bernard Etxepare en su libro ‘Linguae Vasconum Primitiae’ (1545), es uno de los escritos que a lo largo de dos mil años han evidenciado los estrechos vínculos entre los navarros y su lengua, el euskara. Una exposición muestra algunos de esos documentos en el Archivo General de Nafarroa.
«Ummesahar, hijo de Narhunges, a su hijo Abisunhar». Estas palabras, grabadas en piedra hacia el año 150 en una estela localizada en la localidad de Lerga, están consideradas, por el momento, como el testimonio escrito más antiguo del euskara. En realidad, se trata de una inscripción en latín, pero el primer término, escrito en la lengua de la tierra, hace referencia al primogénito en la lengua de los vascones.
Con la citada estela y el ara de Uxue, de la misma época y en la que se cita al dios Lacubegi, una deidad vascona, arranca la exposición ‘Navarrorum, dos mil años de documentos navarros sobre el euskera’, una muestra amena y muy exhaustiva que se puede visitar en el Archivo General de Nafarroa hasta el 31 de diciembre en horario de 10 a 14 horas y de 17 a 20 horas.
A lo largo de seis apartados, que se ofrecen en paneles informativos o en vídeo en unas pantallas, la muestra recorre esos dos milenios de historia, realizando en cada fase un resumen del devenir del euskara en el correspondiente periodo del pasado, al que acompañan referencias de diferentes documentos del momento en los que aparece citado el euskara. Incluso es posible ver algunos de ellos físicamente en la exposición.
Como un testimonio especialmente curioso figura un texto árabe del libro Rawd al-Mitar, situado hacia el año 950 y en el que se explica que en la Iruñea de la época «la mayoría hablan vasco, lo cual les hace incomprensibles». El geógrafo denomina a esa lengua como ‘al-baskiya’.
Otro de los hitos por este recorrido documental, probablemente el más conocido, es el pergamino de Aralar, del año 1167 y en el que aparece la expresión «linguae navarrorum», la lengua de los navarros, en referencia al euskara.
Entre los textos citados más habitualmente, se ha hecho un hueco preponderante la carta de Matxin de Zalba, del año 1416 y en la que dos altos funcionarios del rey Carlos III el Noble se intercambian una misiva escrita en parte en euskara.
A partir de esa época, llegó el momento en el que se empezaron a imprimir libros en euskara. El primero es el ya citado de Etxepare, al que se sumarían más adelante el ‘Nuevo Testamento’ de Lizarraga, que vería la luz en 1571 y del que se puede contemplar un ejemplar en la muestra. También se exhibe un ejemplar de ‘Guero’ (1643), de Axular, en el que aparece el término Euskal Herria referido a los territorios que comportan la lengua vasca.
Otro documento que muestra los indisolubles vínculos del euskara y los navarros tiene como protagonista a San Francisco de Xabier, quien señala en una carta que escribió en 1544 que habla la lengua vizcaína (como se conocía entonces al euskara), «la mía».
También aparecen más documentos que recogen cómo los tercios de soldados navarros exigían en 1653 capellanes que supieran euskara y aseguraban que si les asignaban alguno que no dominara esa lengua, «no le ha de pagar su sueldo ni parte alguna de él». En otro caso, el obispo de Iruñea le señalaba al rey español en 1676 que para ser prior de Uxue se necesitaba saber esa lengua.
En el siglo XVIII se iba a incrementar la persecución del euskara, lo que generó su retroceso social y geográfico. A pesar de ello, en la siguiente centuria, concretamente en 1811, el general napoleónico Reille, responsable de Nafarroa durante la ocupación francesa, lanzó un bando en el que ofrecía 6.000 duros por la captura o muerte del guerrillero Espoz y Mina, y esa proclama se tuvo que publicar en euskara para hacerla comprensible a toda la población de la capital. Al siglo XIX también corresponde una carta del tenor Julián Gayarre escrita en 1884 en euskara roncalés.
Con estos documentos va finalizando este repaso de dos mil años, que, como se señala en el folleto de la exposición, pone en evidencia que «el euskera ha sido la esencia cultural de Navarra y Navarra ha sido, a los dos lados de los Pirineos, el eje dinamizador del mundo del euskera».