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Zero Zabor Bizkaia cree que el sistema de gestión de residuos «no funciona»

El Gobierno foral comienza a dar pasos para prorrogar el II Plan Integral de Gestión de Residuos Urbanos de Bizkaia, lo que para la plataforma Zero Zabor «es no querer afrontar la situación real y engañar a la población». Defienden que no se han cumplido objetivos claves.


La Diputación presenta mañana ante el Consejo para la Sostenibilidad la tercera y última revisión del II Plan Integral de Gestión de Residuos Urbanos de Bizkaia (PIGRUB), con la pretensión de que se respalde una prórroga hasta 2020 para realizar una planificación acorde a los retos que fije la Unión Europea. No hay duda de que el Gobierno foral seguirá adelante, obviando la solicitud de más de medio centenar de agentes políticos, sociales y sindicales agrupados en Zero Zabor para que cambie de modo radical el modo en que se gestionan los residuos.

La plataforma considera que el II PIGRUB no ha cumplido objetivos claves, «se cierra sin una evaluación veraz y participativa, evitando sombra alguna sobre Zabalgarbi». Insisten en que la prórroga supone mantenerse «alejados de los objetivos europeos y de la economía circular». «Cuando se necesitan cambios profundos, no se pueden admitir prórrogas», defienden, la principal modificación sería que se deje de incinerar residuos recogidos sin separación.

Zero Zabor advierte que el informe «hecho a medida» por la consultora Cima trata de que pase «desapercibida la columna vertebral» del PIGRUB, que es Zabalgarbi. Todo gira en torno a la incineradora, en opinión de los críticos, lo que impide que se avance en la minimización, reciclaje y compostaje, por que hay que alimentarla.

La incineradora, «una ruina»

Los opositores abundan en la propia viabilidad económica de la incineradora, destacando que «es una ruina», si no fuera por los 18 millones de euros en primas que recibe al año por producir electricidad. «Las primas a Zabalgarbi salen de nuestros impuestos», destacan. Aclaran que solo el 30% de la electricidad la genera la quema de basuras y lo restante a través de gas natural.

La plataforma se queja de que se cierre la puerta a la construcción de nuevas infraestructuras o tratamientos para la recogida separada en origen en Bizkaia, principalmente de la materia orgánica. Consideran que la planta de compostaje de Artigas está «infrautilizada a día de hoy» y «poco adecuada» para el desarrollo eficaz de su labor. Además, preocupa que no haya una instalación donde verter las escorias tóxicas de Zabalgarbi.

En compostaje, creen que se ha fracasado con ese 1,1%, lejos del objetivo del 4% fijado para 2016. Zero Zabor entiende que la gestión de la materia orgánica es «clave», ya que es casi el 40% de la basura, «siendo además su gestión la mitad de coste por tonelada, comparada con el coste de la incineración del contenedor de rechazo». «Gipuzkoa recoge ocho veces más cantidad de bioresiduo que Bizkaia teniendo la mitad de población», apuntan.

Cuestionan seriamente que sea cierto el dato facilitado en la evaluación del II PIGRUB de que se recicla un 43,7%, asegurando que el dato real no supera el 40%. La plataforma desmiente a la Diputación cuando afirma que se ha superado el objetivo, pues la meta real era el 44% y no se ha conseguido. Asimismo, dudan de que siguiendo las actuales directrices, Bizkaia vaya a ser capaz de alcanzar una tasa de reciclaje del 50% para 2020.

Los residuos de construcción

Entienden que es muy discutible que los Residuos de Construcción y Reparación (RCR), que suponen 60 kilos por persona y año, una cantidad que califican de «enorme», se pueda contabilizar como residuo urbano reciclado. Esa reflexión parte tras comparar los datos forales con los que existen de Araba (16) y Gipuzkoa, 27 kilos por persona y año. «Creemos, más bien –explican–, que este flujo esconde residuos de construcción y demolición, no domiciliarios, que según la normativa europea no deben computarse como residuos urbanos, y que la Diputación computa como urbanos reciclados».

Las entidades críticas con la gestión foral saludan el anuncio de la diputada de Sostenibilidad y Medio Natural, Elena Unzueta, de que se baraja dejar depositar en el contenedor marrón residuos orgánicos de carne y pescado cocinados, una reclamación del movimiento ecologista. «Quedan todavía medidas para promover la recogida separada del residuos orgánicos, como el descuento en la tasa de la basura, contenedor personalizado también con el residuo resto que permita el seguimiento....», enumeran.

Tampoco creen que se haya abordado la cuestión de los plásticos y envases, aunque en la segunda revisión del plan «ya se preveían dificultades para alcanzar los objetivos marcados por la UE para 2020». Proponen, por ejemplo, dar pasos para cambiar el modelo de gestión de los envases.

La reducción de los envases parece clave. En general, Zebor Zabor defiende que la Diputación no ha abordado la cuestión de la reducción y minimización de la basura como debe. «No vale asimilar que la generación de residuos es 1,13 kilos por habitante y día, y que los 527 kilos anuales sea la misma que en 2001, siendo, como así se reconoce en el informe, esto más efecto del avance tecnológico en las empresas y la crisis económica y no de la no-acción del plan del 2005», manifiestan.

Dudan de que vaya a disminuir el vertido de residuos en el vertedero, y lo fundamentan en que el remozado vertedero de Artigas contempla recoger anualmente 90.000 toneladas. Asimismo, se preguntan qué se depositará en esa infraestructura y sí el Gobierno foral baraja reabrir otros vertederos.