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Elkarrizketa
Ricardo Urrizola
Historiador

«He mirado miles y miles de páginas, y lo que he visto es brutal»

Ricardo Urrizola ya había investigado en diversos archivos para escribir libros anteriores, pero esta ha sido la primera vez que se ha adentrado en archivos militares, y además ha sido el primero en ver toda la documentación referida a los años 1936-1940. Este iruindarra ha mirado y remirado miles y miles de páginas, y afirma que le ha sorprendido todo lo que ha visto en ellas, porque es «brutal».

Ricardo Urrizola publica un libro con la documentación de los archivos militares de 1936 a 1940.

¿Qué impresión ha sacado de esta experiencia en archivos del Ejército español?
La impresión ha sido de buena a muy buena. Para ser sincero, no me esperaba que me recibiesen como me han recibido desde el primer momento, con una profesionalidad que me ha sorprendido. La documentación que yo buscaba está en unas estanterías, y tienes que pedir permiso para poder entrar. No hay cámaras ni nada, y en todo momento tiene que estar contigo un soldado para vigilar que no hagas cualquier cosa en esa documentación. Yo les trastoqué un poco su vida habitual, porque no siempre tienen disponible un soldado para estar junto a alguien que está investigando en los archivos. A mí me dieron permiso para ver toda la documentación que pedí, entre los años 1936 y 1940.

Además de ver los archivos militares de Iruñea, también ha viajado hasta Barcelona y El Ferrol. ¿Por qué están en Catalunya y Galicia datos de navarros sometidos a juicios militares?
Cuando se aprobó la Ley de Memoria Histórica se establecieron varias normas, y una de ellas era que la documentación tenía que estar centralizada. A la que había en Nafarroa le correspondía estar en El Ferrol, pero el comandante militar decidió que se quedase aquí porque era mejor para la investigación. Yo solo estuve tres días en Barcelona y otros dos en El Ferrol, porque allí hay poca documentación. La mayoría está aquí.

¿Hay algo que le haya llamado la atención durante su investigación en estos archivos?
En principio, me llamó mucho la atención lo abiertos que estaban. Mi trato ha sido con los cabos y con los soldados, pero también se acercaron algunos mandos para preguntarme si estaba bien y si estaba todo correcto, e incluso se ofrecieron para ayudar en cualquier problema que pudiera surgir. En cuanto a la documentación que he investigado, es muy variada y te encuentras de todo. Lo que no aparece es lo que está recogido en el libro ‘Navarra 1936. De la esperanza al terror’, porque nadie apunta cosas como «yo maté ese día a esa persona con esta pistola». De lo que he visto y he recogido en el libro, es algo que te sorprende todo, porque es brutal. Ahí ves al detalle cómo era la sociedad de la época, cómo los militares tenían jurisdicción sobre la vida civil. Todo lo que creían que les podía perjudicar en el Movimiento, lo juzgaban ellos. Por eso aparecen también casos de juicios a militares por ir de prostitutas en la calle Descalzos, personas detenidas y trasladadas a comisaría por dar gritos de «Gora Euskadi askatuta» en la Plaza del Castillo, y mil cosas de ese estilo. 

Las fuerzas del bando franquista mataron en Nafarroa a más de 3.000 personas. ¿Se sabe cuántos miembros de ese bando murieron a manos de quienes defendían la legalidad republicana?
La verdad es que no tengo ese dato, pero yo creo que no habría habido ningún muerto en ese bando porque desde el primer momento ejercieron un control total, incluso antes del alzamiento militar. Los carlistas tenían muchas armas, mientras que los del otro bando solo tenían algunas armas de caza y poco más. Además, cuando llegó el bando del 18 de julio del 36 les dieron dos días para entregarlas. Si no lo hacían, les acusaban de sedición o rebelión y les hacían juicio militar. Quienes recogían esas armas las entregaban después a la gente de derechas. Desde luego, yo no tengo constancia de que hubiese ningún muerto en el bando franquista por acciones de personas del otro bando.