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Varadkar, debilitado tras la dimisión de la viceprimera ministra Fitzgerald

Su partido podía perdonarle un correo electrónico, pero cuando aparecieron otras comunicaciones sobre el escándalo policial, la sentencia estaba clara. Las voces de apoyo a la viceprimera ministra norirlandesa, Frances Fitzgerald, se apagaron, y fueron sustituidas por aquellas que pedían su renuncia. Su dimisión al mediodía de ayer asegura la continuidad del Ejecutivo, pero ha dañado el liderazgo de Leo Varadkar y el acuerdo entre oposición y Gobierno.


Finalmente, fue la iniciativa del Gobierno de publicar la correspondencia del Ministerio de Justicia sobre el escándalo policial lo que le costó no solo la confianza del primer ministro, Leo Varadkar, sino también el cargo a la viceprimera ministra irlandesa y responsable de la cartera de Industria y Negocios, Frances Fitzgerald.

El motivo de su renuncia se remonta al periodo en el que Fitzgerald era ministra de Justicia, y la no notificación de la existencia de correos electrónicos en las que la entonces responsable de la policía irlandesa, Maureen O’Sullivan, le informaba de la estrategia que iba a adoptar para responder a las denuncias de corrupción en el seno de la fuerzas de seguridad.

En un principio la ministra contó con el apoyo de sus colegas en el partido Fine Gael y, lo que era más importante, el primer ministro, Leo Varadkar, no solo manifestó su confianza a la ministra, sino que se negó a considerar la posibilidad de su renuncia por lo que estimaba un asunto sin más importancia: Fitzgerald había olvidado notificarle que existía un correo electrónico, pero un desliz lo puede tener cualquiera.

Esa fue la defensa de Varadkar frente a los ataques de Sinn Féin y Fianna Fáil, este último el partido que garantiza la estabilidad del actual Ejecutivo irlandés con su «apoyo desde la oposición».

Ambos partidos apuntaban a que no solo Fitzgerald había mentido ante el Parlamento irlandés, sino que había engañado al mismo Varadkar.

Cuando Sinn Féin decidió presentar su moción de censura, Fianna Fáil decidió poner sus cartas sobre la mesa presentando la suya propia. La elección para Varadkar era clara: Fitzgerald o el Gobierno de Irlanda. Incluso el premier irlandés se lanzó a proponer el 17 de diciembre como posible fecha para unas generales. Sus reuniones con Martin durante el fin de semana, no se materializaron en un acercamiento de posturas, y la crisis política empezó a preocupar en las instituciones europeas por el efecto que un gobierno en formación tendría sobre las negociaciones del Brexit y particularmente en el futuro de la frontera que divide a Irlanda.

Fue la aparición de otras tres comunicaciones la que le costaron el cargo a Fitzgerald. Olvidar un correo era creíble, pero que se hubieran pasado por alto los posteriores, en mitad del escándalo de corrupción policial, era impensable.

 

Las «víctimas» de un hombre honesto

Dos  ministros, dos comisionados de policía, e indirectamente un primer ministro y casi un gobierno. Esta es la lista de «víctimas» consecuencia de la actuación policial ante el escándalo de corrupción destapado por el sargento de policía Maurice McCabe en el seno de An Garda Siochana (Policía irlandesa).

Sus denuncias han acarreado a McCabe la persecución de sus compañeros de trabajo, insultos por parte de las autoridades, ataques de los medios de comunicación y, más recientemente, una acusación de actuación inadecuada con una menor que ya había sido desestimada como falsa.

Precisamente esta acusación, que quería desautorizar sus denuncias de corrupción, ha sido la que ha finiquitado tanto a la comisionada de la Policía, Nóirín O'Sullivan, quien anunció su jubilación anticipada en setiembre, como a la viceprimera ministra y previamente ministra de Justicia, Frances Fitzgerald.

O’Sullivan notificó a la ministra que usaría la falsa acusación contra McCabe para debilitar el impacto del testimonio del policía en la investigación de corrupción en el cuerpo policial.

Fitzgerald negó tener conocimiento de ello hasta que salieron a la luz los correos electrónicos, como parte de una investigación sobre la actuación de la agencia de protección de menores Tusla y la Policía contra McCabe. Ahora, el Gobierno irlandés iniciará una investigación del Ministerio de Justicia.

Y el escándalo salpica además al actual titular de este departamento, Charlie Flanagan, quien a pesar de conocer la existencia de los correos electrónicos, no se la comunicó al primer ministro, Leo Varadkar. S.G.