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Primeros destellos de un nuevo «rayo de sol»

Bajo la presidencia de Kim Dae Jung, Seúl patrocinó desde la década de los noventa y hasta 2006 un acercamiento entre las dos Coreas que fue bautizado con el orientalista y poético nombre de «política del rayo de sol».


Bajo la presidencia de Kim Dae Jung, Seúl patrocinó desde la década de los noventa y hasta 2006 un acercamiento entre las dos Coreas que fue bautizado con el orientalista y poético nombre de «política del rayo de sol».

Aquel intento de restañar las heridas de una guerra inacabada desde 1953, y que tuvo su precedente en la Declaración Conjunta Norte-Sur de 1972, tuvo como hitos el histórico encuentro en 2000 entre el propio Kim Dae Jung y Kim Jong Il, entonces líder norcoreano e hijo del fundador del país, Kim Il-Sung. El apretón de manos propició las primeras reuniones entre familiares de uno y otro lado de la frontera separados por la guerra e iniciativas como la zona económica especial de Kaesong, donde empresas del Sur operaban en el Norte.

El deshielo sufrió un freno con la llegada al poder en 2006 del liberal Lee Myung-bak y recibió un golpe casi definitivo cuando la halcón Park Geun-hye se hizo con las riendas de la derecha surcoreana. No en vano la que fue primera ministra hasta su destitución en 2016 por un escándalo de tráfico de influencias es hija del general golpista y dictador Park Chung Hi, virrey de EEUU en Seúl hasta su muerte en una revuelta interna de palacio en 1979.

Sirva esta pequeña introducción a la convulsa política surcoreana ya que las miradas en torno a la crisis se fijan siempre y unívocamente en el régimen norcoreano. Y viene tanto más a cuento cuando el encuentro de ayer en torno a una «pax olímpica» es el resultado precisamente de la iniciativa del actual presidente surcoreano, Moon Jae In, quien desde que llegó al poder el año pasado insiste en la reanudación del diálogo mientras navega prácticamente desde entonces en las procelosas aguas del órdago misilístico del líder norcoreano Kim Jong-un, y las bravuconadas militaristas del magnate Donald Trump.

De momento solo son destellos pero se atisba un «rayo de sol» en la península coreana.