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Los migrantes africanos en Israel prefieren la cárcel a la deportación

Israel ha amenazado a miles de inmigrantes africanos no judíos con la expulsión o la cárcel, una disyuntiva ante la que muchos prefieren la prisión. La alternativa es volver a ser perseguidos en sus países, o la muerte o la esclavitud en el peligroso intento de llegar a Europa.


En las inmediaciones del centro de detención de Holot, en el sur de Israel, los migrantes africanos amenazados con la expulsión son categóricos: antes acabar entre rejas que ser enviados a un país desconocido. Israel se prepara para expulsar a miles de africanos no judíos, eritreos y sudaneses que no tienen solicitud de asilo en tramitación ni hijos a su cargo.

El Gobierno israelí les dio a elegir entre marcharse antes del 1 de abril –ya sea a su país de origen o a un tercer país– o ir a la cárcel de forma indefinida.

Dadas la situación en Eritrea, y en Sudán, cuyos regímenes están acusados de crímenes de lesa humanidad, es muy probable que estos migrantes rehúsen volver a ellos y sen expulsados a Uganda o Ruanda.

Para el eritreo Shishay Tewelde Medihin, eritreo, Ruanda y Uganda son «países de muerte». «Me quedaré en la cárcel de Saharonim. No iré a un país que no me reconoce» como refugiado, advierte. «Al menos en Holot o en Saharonim, no me matan ni me violan», Las autoridades han comenzado a distribuir impresos a los inmigrantes, dándoles 60 días para irse de Israel. El Gobierno les paga el billete de avión y 3.500 dólares en el momento de partir.

Sin embargo, cerca del centro de Holot, una estructura abierta que recibe actualmente a 1.200 migrantes, los interesados aseguran que prefieren la cárcel a otro viaje hacia un lugar desconocido. «No iré», proclama Abda Ishmael, un eritreo de 28 años, en un hebreo perfecto. «A los que fueron a Ruanda o a Uganda ya hemos visto lo que les ha pasado», afirma, en referencia a los relatos de migrantes que partieron y que ahora llevan una vida miserable o algo peor. Estos migrantes a menudo vuelven a emprender viaje con la esperanza de llegar a Europa, por rutas muy peligrosas, donde pueden acabar esclavizados o muertos. «Sabemos que hay personas que fueron asesinadas de camino a Libia, otros murieron de hambre o de sed en el desierto», dice Ishmael.

Cerca de la mitad de los 42.000 migrantes africanos están amenazados de expulsión. De las 15.400 solicitudes de asilo registradas, solo 11 han recibido una respuesta favorable.

 

El Ejército israelí mata a otros dos palestinos

«La intifada de los cuchillos», el levantamiento palestino contra la ocupación, recrudecido tras el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte de EEUU, continúa. Un palestino murió ayer tiroteado por soldados israelíes después de apuñalar y herir levemente a un guardia en el asentamiento de Karmei Tzur, cerca de Hebrón. Unas horas antes el Ejército israelí había matado a tiros a otro palestino durante una redada en la localidad de Nablús para dar con el responsable del apuñalamiento a un colono judío ocurrido el día anterior en el asentamiento de Ariel. Los soldados dispararon contra los palestinos que protestaba por la redada, en la que otras 29 personas resultaron heridas.

Por otro lado, la ONU alertó de que la Franja de Gaza podría quedarse en diez días sin combustible para suministrar electricidad a las instalaciones básicas, y para que sus habitantes puedan acceder a servicios sanitarios vitales, agua y servicios de limpieza. Los hospitales ya han comenzado a cerrar.