«Astelen iru burugorri», recuerdo de un acontecimiento ocurrido en Beriain hace 891 años
En la fachada de la iglesia románica de San Martín de Beriain llama la atención una placa oscura en la que figura, con letras doradas, una curiosa inscripción bilingüe bajo el título «Astelen iru burugorri-El lunes de las tres cabezas royas». Si leemos la letra menuda, veremos que se trata de una conmemoración que se remonta nada menos que a 1127, es decir, hace 891 años. Pero, ¿quiénes eran esas tres cabezas royas?
En abril de aquel año 1127 tres obispos se dirigían desde el sur de Nafarroa hacia Iruñea para participar en la consagración de la catedral, construida tras más de 25 años de trabajo y con la aportación económica de las arcas públicas.
La comitiva de los tres prelados hubo de detener su marcha a la altura de Beriain debido a las lluvias torrenciales, que desbordaron las regatas y convirtieron el camino real en un lodazal intransitable. Los beriaineses les acogieron en el pueblo y les prepararon una suculenta cena a base de cabrito, cordero asado y otras delicias de la Cuenca, todo ello acompañado de pan y vino caseros.
En agradecimiento por la buena acogida y la generosidad del vecindario, los tres ilustres prelados les obsequiaron con la solemne consagración de la iglesia románica de Beriain, a modo de ensayo de la función que iban a celebrar un día después en la catedral de Iruñea. En definitiva, ofrecieron su ‘alimento espiritual’ a cambio del ‘alimento material’ que habían recibido la noche anterior.
Aquel día era lunes y quedó grabado en la mente de los vecinos, que bautizaron la jornada con una alusión a los birretes rojos utilizados por los tres obispos para hacer ostentación de su autoridad religiosa: «Astelen iru burugorri». Si la presencia de un solo birrete ya imponía a los feligreses de la época, no hay duda de que tres ‘cabezas rojas’ juntas habrían tenido un gran impacto en ellos.
El euskara era entonces la lengua común en Beriain, al igual que en la mayor parte de Nafarroa, y así ha llegado hasta nuestros días el recuerdo de aquellos hechos. A falta de documentos escritos, la transmisión oral posibilitó que aquel acontecimiento se mantuviera en la memoria colectiva del pueblo, pasando de generación en generación y conservándose hasta la actualidad.
Para rememorarlo, todos los años se organiza en el casco antiguo de Beriain un sencillo acto religioso la semana siguiente al domingo de Pascua. No es una fecha fija, sino variable, porque está en función de la primera luna llena de la primavera.
En aquel año de 1127, la inesperada consagración de la iglesia románica de San Martín tuvo lugar el 11 de abril. Así lo recoge la investigación realizada por Patxi Oroz, natural de Beriain, miembro honorario de Euskaltzaindia y residente actualmente en Alemania.
Los ‘tres cabezas royas’ y su séquito –según la investigación de Oroz- acudieron un día después a la ceremonia de consagración de la catedral de Iruñea, que se llevó a cabo de forma solemne con presencia de otros obispos, abades, sacerdotes, religiosos y nobles del antiguo reino. A tan pomposo acto también asistió Alfonso El Batallador, rey de Navarra y de Aragón, que fallecería siete años más tarde.
La consagración de la iglesia románica de Beriain fue más sencilla, evidentemente, pero dejó un profundo poso en el pueblo, hasta el punto de que la parroquia sigue celebrando un sencillo acto en recuerdo de aquel acontecimiento, y lo hace manteniendo la denominación en su lengua original: «Astelen iru burugorri».
Ese día, las familias tradicionales del pueblo siguen acudiendo a la misa mayor, precedida por el repique de campanas. Pero tampoco faltan las comidas a base del relleno típico de la Cuenca, elaborado con arroz, tocino, sebo, huevos batidos y especias. Cualquier motivo es bueno si conlleva una opípara celebración festiva.
Este año se celebrará el próximo 9 de abril, primer lunes después del ‘Dominica in Albis’, día que el Ángel de Aralar llega a Iruñea.
La tradición de este hecho está tan asentada en la localidad que desde el pasado año 2017 existe en Beriain un gigante llamado Hiruburugorri, que representa a un obispo.