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Los pensionistas no cejarán en las protestas pese a los guiños de Rajoy

Los pensionistas no piensan abandonar la dinámica movilizadora y trabajan en la convocatoria de nuevas protestas masivas como las que llevaron a cabo el 22 de febrero y el 17 de marzo en Bilbo. Las distintas asociaciones que organizan la concentración semanal ante el ayuntamiento bilbaino llaman a la unidad para lograr «pensiones dignas» y el mantenimiento del sistema público. Consideran que solo se alcanzarán si consiguen la caída del Ejecutivo Rajoy.


La casa consistorial bilbaina volvió a ser ayer el epicentro de las protestas de las personas jubiladas. Un millar se concentró para denunciar la subida del 0,25% y reivindicar el mantenimiento del sistema público de pensiones. La afluencia fue algo menor que la semana anterior y la razón no fue la lluvia ni el viento que les acompañó, sino que muchos de ellos y ellas asumen el cuidado de nietas y nietos en estas vacaciones, lo que les impidió estar al pie de la pancarta.

Tras la Semana Santa, el lunes 9 de abril volverán a manifestarse, aunque los colectivos que les agrupan trabajan ya en la convocatoria de otra gran movilización, esta vez en las capitales vascas, al entender que no les queda otro camino que luchar «por dignidad». «La oferta del PP no es convincente y el Pacto de Toledo es incapaz de resolver el futuro de las pensiones para las próximas generaciones. No es un problema coyuntural», argumentan.

Siempre han manifestado que huyen de siglas y que «no queríamos hacer política, pero el Gobierno nos está obligando a hacer política social no partidista y –reconocieron– nos están obligando a pedir la dimisión del Gobierno. Es algo legítimo y necesario; mientras este Gobierno no caiga no tendremos pensiones dignas».

De nuevo, se vivieron algunos momentos de tensión en las escalinatas del ayuntamiento entre representantes de los colectivos que participan en las protestas, que se zanjaron con llamamientos a la unidad y gritos de «Pentsionistak aurrera», conscientes de que la unidad de acción es su principal arma.

Tampoco gusta la posición del PNV y PSE, que sumaron sus votos el jueves pasado a los del PP en el Parlamento de Gasteiz para rechazar que, en cuatro años, el Gobierno de Lakua complementase las pensiones más bajas hasta alcanzar los 1.080 euros. La simple alusión a esta postura provocó el abucheo de los manifestantes y gritos de «¡PNV mójate!».

Lo cierto es que llevan ya once semanas pidiendo la dimisión de Mariano Rajoy. Bilbo es referente por la afluencia de personas pero ayer también hubo concentraciones en Barakaldo, Eibar o Gasteiz, entre otras localidades. El anuncio de que PP y Ciudadanos, que no tienen la mayoría suficiente en el Congreso de los Diputados, han alcanzado un acuerdo presupuestario que plantea una subida del 2% a las pensiones mínimas y de viudedad no les convence y lo califican como «triquiñuelas de Rivera y Rajoy».

Van a luchar y lo tienen claro a la vista de consignas como «Esta batalla la vamos a ganar», «Rajoy dimite, el pueblo no te admite», «Ni un día más Rajoy en la Moncloa» o «Manos arriba esto es un atraco». «Aunque ese mísero 0,25% se convierta en una subida del 1%, no cambiará nada, seguirá siendo lo mismo porque, mientras no haya pensión mínima digna, todo seguirá igual», expusieron.

Sí hay dinero para la Casa Real

No les convencen los argumentos esgrimidos tanto por Rajoy como por el lehendakari Urkullu de que no hay suficientes recursos económicos para atender su propuesta de subida de las pensiones más bajas. «Puede costearse con los presupuestos del Estado, al igual que con ellos se paga a la Casa Real, que no sabemos qué produce, o a la Iglesia», plantearon, lo que provocó la reacción de los concentrados. «Fuera ladrones de las instituciones» fue otro de los mensajes más repetidos.

Insisten en que no se sostiene que el Ejecutivo español diga que no dispone de presupuesto para establecer unas «pensiones dignas» y «haya dinero para comprar armamento o aumentar el presupuesto de Defensa».

Referente mediático, los manifestantes de Bilbo se citaron para el 9 de abril con una idea clara: la de obligar al Gobierno del PP a escucharles y dejar de jugar con ellos con promesas vacías de contenido.