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Cuba se prepara para el histórico relevo en la Presidencia del país

Raúl Castro se prepara para entregar mañana la Presidencia de Cuba a una nueva generación, en una transición histórica que pone fin a casi seis décadas de poder de los hermanos que lideraron la revolución en la isla.


Raúl Castro se prepara para entregar mañana la Presidencia de Cuba a una nueva generación, en una transición histórica que pone fin a casi seis décadas de poder de los hermanos que lideraron la revolución en la isla.

El proceso se iniciará hoy con la apertura de la IX Legislatura y la constitución de la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular que elegirá, durante una sesión que culmina mañana –57º aniversario de la victoria en Bahía de Cochinos (Playa Girón) sobre las tropas anticastristas, preparadas y financiadas por EEUU–, a un nuevo presidente del Consejo de Estado, encaminando así a la isla a una nueva era.

El primer vicepresidente y número dos del Gobierno, Miguel Díaz-Canel, parece ser la persona elegida para suceder a Castro y convertirse, a sus 57 años, en el nuevo rostro de Cuba, después de que en 2013 se convirtiera en brazo derecho del presidente y en su delfín natural.

«Habrá un sentido de renovación, y habrá un sentido de continuidad», advirtió el canciller, Bruno Rodríguez. Recordó que Raúl Castro, que remplazó en 2006 a Fidel, enfermo y fallecido 10 años después, acompañará a su sucesor, pues liderará el PCC hasta 2021, tiempo durante el cual puede garantizar una transición controlada frente a los múltiples desafíos que puedan surgir.

Será la primera vez desde 1976 que el presidente cubano no llevará el apellido Castro, no formará parte de la generación histórica de 1959, no vestirá uniforme militar ni será el primer secretario del Partido.

Según el politólogo cubano Esteban Morales, Castro se concentrará en el trabajo ideológico y Díaz-Canel en las complejas tareas el Gobierno, desde el que tendrá que potenciar la «actualización» del modelo económico. Además, deberá hacer frente al recrudecimiento del embargo de EEUU y el frenazo dado por Donald Trump al deshielo iniciado a finales de 2014.

Como para subrayar que no habrá una «revolución en la revolución», no se ha previsto una ceremonia con gran pompa para la toma de posesión.

«Continuará la marcha triunfante de la revolución», señaló Díaz-Canel durante las legislativas de marzo.