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Increíble manifestación que hace tambalear la justicia y la conciencia

Tras conocerse la condena a ‘la Manada’ por abuso y no por violación a una joven en sanfermines de 2016, las calles de Iruñea, el conjunto de Euskal Herria y buena parte del Estado español son testigos del enfado social. Ayer, miles de personas se manifestaron en la capital navarra.


Decenas de miles de personas de todo tipo, 35.000 según la Policía Municipal, llenaron las calles de Iruñea, desde los juzgados hasta la Plaza del Castillo, completando todo el recorrido de la marcha que tuvo muchos lemas pero uno principal: “Ez dago gure hitza epaituko duenik. No es abuso, es agresión”. La manifestación, organizada por el Movimiento Feminista de Euskal Herria, rebosaba fuerza, tanto por la cantidad y la variedad de gente –se iban sumando más y más manifestantes en cada calle– como por el cóctel de emociones a flor de piel.

«Estamos muy calientes y alteradas» declararon a GARA las entrevistadas (y entrevistados) que en su gran mayoría iban vestidas de negro con algún elemento morado. Enfado, vergüenza, rabia, asco, cabreo... Eran algunos de los sentimientos ante la sentencia que el pasado jueves condenaba a nueve años de prisión a los cinco miembros de “la Manada” por «abusos sexuales» y no por violación, como denunció la joven madrileña en los sanfermines de 2016. Pero también se palpaba alegría, orgullo, admiración... por haber logrado formar esta increíble manifestación. Esta positividad fue canalizada mediante canciones, saltos de pancarta (la pancarta caminó saltando literalmente en más de una ocasión), sonrisas, lágrimas y aplausos.

«Es un escándalo»

Entre las manifestantes, había chavalas muy jóvenes, como Saioa, Ane, Miren y Ane, iruindarras de 13 y 14 años que portaban carteles con lemas como “De camino a casa queremos ser libres, no valientes” o “La manada somos nosotras”. Al igual que el 8-M y el pasado jueves, protestaban porque cuando salen pasan momentos de miedo e incomodidad y quieren vivir tranquilas, libres.

Asun, de 73 años, las escuchaba con admiración y preguntaba dónde las podría ver. «Esto es un escándalo, una vergüenza», declaró. «Para vivir en paz no necesitamos bestias como las que tenemos bien cerca en muchas ocasiones. Hace falta cultura, ética y respeto. Es emocionante ver que el mundo y la vida se pueden hacer de otra manera. Tenemos que ser más personas», defendió.

Paula y Alberto, madrileños que vinieron a pasar el puente, lucían una pancarta con el lema “Urge despertar conciencias”. Apuntaron que es un problema de educación. «Nos han educado de manera machista, tanto a los chicos como a las chicas». Como ejemplo, Paula contó que en unos sanfermines se quedó dormida en una esquina de la misma Plaza del Castillo y unas chicas la despertaron porque una cuadrilla de chicos la estaban mirando. «No estamos en las mismas condiciones. Y es una situación que vivimos diariamente, no solo en fiestas».

La marcha arrancó ante los juzgados con un sonoro “Gora borroka feminista!” acompañado de aplausos y desde ese momento fue un torbellino. Adelante iban varias furgonetas de la Policía española, detrás un montón de periodistas y cámaras, y luego la pancarta. “Esto sí es terrorismo”, “Tribunal, dimisión”, “Guk sinesten dizugu” y “No es no, el resto es agresión” fueron algunos de los muchos lemas coreados. También hubo un recuerdo para Nagore Laffage, muerta tras ser violada por un hombre en los sanfermines de 2008.

La llegada de la cabeza de la manifestación a la Plaza del Castillo fue emocionante. Anunciaron por megafonía que aún no habían salido todos desde los juzgados y la gente rompió en aplausos. Los alrededores del kiosko estaban repletos. «¡Nos tenéis hartas! –empezó la portavoz el acto–. La injusticia patriarcal es un tentáculo más de este sistema donde el mensaje que se nos manda a las mujeres es muy claro: nos quieren víctimas, calladitas».

«Nosotras somos las únicas que decidimos sobre nuestros cuerpos. Cuando una mujer dice no es no y no estamos dispuestas a que ningún machirulo se lo salte, con toga o sin ella», añadió. Hizo un llamamiento a la autodefensa feminista y no se olvidó de las mujeres migrantes y de la caravana de Mugak Zabalduz que dentro de unas horas llegaría a la capital navarra.

Al término del acto, muchas asistentes se quedaron charlando, como las donostiarras Marian, Nagore, Bea y Raquel, sentadas en el suelo al sol. Hablaban sobre la prescripción de los delitos relacionados con las agresiones sexuales. «Cuesta mucho que las mujeres se decidan a denunciar. Una puede estar preparada para dar ese paso en un momento concreto y decir que si en su día no lo dijo ya no vale es injusto».

Llevaban un cartel que dice “Si viste placer, estas enfermo”, en referencia al juez que pidió la absolución para “La Manada”. En su opinión, es una «segunda agresión» y esta persona no debería de ejercer de juez.

DECLARACIONES

«Es emocionante ver que la vida y el mundo se pueden hacer de otra forma. Tenemos que ser más personas»
«Pasamos momentos de incomodidad y miedo y queremos ser libres, no valientes»
SAIOA, ANE, MIREN, ANE
Iruindarras de 13 y 14 años

«Nuestra palabra cuenta. Tu verdad es la nuestra, te creemos y estamos contigo»
MOVIMIENTO FEMINISTA DE EUSKAL HERRIA

«Si viste placer, estás enfermo, le decimos al juez que defendió la absolución de los miembros de ‘La Manada’»
«No estamos de acuerdo en que no hubo intimidación y violencia»
MARIAN, NAGORE, BEA Y RAQUEL
Donostiarras

«Cuando una mujer dice ‘no’ es ‘no’ y no estamos dispuestas a que ningún machirulo se lo salte, con toga o sin ella»
«Tenemos ganas de llorar entre la rabia y felicidad al ver a tanta gente»
PAULA Y ALBERTO
Madrileños en Iruñea

«No necesitamos bestias como los que tenemos bien cerca en muchas ocasiones»
ASUN
Manifestante de 73 años

«Recibimos la noticia de la sentencia con rabia, vergüenza, asco. Al ver a tanta gente movilizada, nos sentimos bien»
«Como chico te das cuenta de que este es un problema más usual de lo que uno piensa, lo cual es triste»