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Rajoy y Sánchez a cara o cruz, con la moneda en manos de los jeltzales

La moción de censura arranca hoy con una absoluta incertidumbre sobre el resultado de la votación que se celebrará mañana. Ante la anunciada negativa de Ciudadanos, la decisión crucial recae, de nuevo, sobre el PNV.


Si la sesión de control al Gobierno de ayer en el Congreso debía servir para anticipar la temperatura ambiental que se registrará entre hoy y mañana durante la moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy, la conclusión no puede ser más clara: van a volar cuchillos. El presidente del Gobierno español no tiene a estas horas nada clara su continuidad y ayer había quien llegaba a especular con que dimitiría como mal menor si veía que, definitivamente, perdería la votación de mañana. Parece presuponer mucho cuando hablamos de alguien con la capacidad de resiliencia de Mariano Rajoy, pero quién sabe. Vienen 48 horas apasionantes para los amantes de este deporte llamado política.

Y en el centro del foco, en último término, Ciudadanos y PNV. Que se lo pregunten si no al portavoz jeltzale en el Congreso, Aitor Esteban, que ayer huyó del pasillo de periodistas al grito de «no news».

Puestos a ganar –no está del todo claro que esa fuera su intención inicial–, a Sánchez le gustaría hacerlo con los votos de Podemos –ya asegurados, aunque ayer Pablo Iglesias se ofreció a formar parte del hipotético nuevo ejecutivo– y Ciudadanos, y evitar así los ataques por haber echado a Rajoy con los votos independentistas.

Pero no parece que vaya a ser así. En el juego de rumores, medias verdades y mentiras enteras, ayer Ciudadanos aseguró estar dispuesto a apoyar un candidato de la órbita del PSOE que no fuese Sánchez. Se llegaron a citar, y no es broma, los nombres de Ramón Jáuregui, Nicolás Redondo Terreros y Javier Solana. En Ferraz rechazaron la oferta del mismo modo en que los de Albert Rivera habrían rechazado otra oferta del PSOE: poner fecha concreta al adelanto electoral, que tendría lugar este mismo año.

La perspectiva cambió para el partido naranja tras el anuncio de Podemos de una segunda moción de censura –con candidato independiente y elecciones inmediatas–, por lo que parece difícil que Ciudadanos acabe sumando sus votos a los de PSOE y Podemos. Instalados en una pendiente ganadora en la competición con el PP por la hegemonía de la derecha, apoyar a Sánchez sería regalar munición gratuita a los de Rajoy de cara a la campaña electoral a la que, más pronto que tarde, parece condenado ahora mismo el Estado español.

Esto deja todas las miradas y, por supuesto, toda la presión en el tejado del PNV. Si se acepta que uno de los objetivos de los jeltzales al aprobar los Presupuestos de Rajoy la semana pasada era evitar elecciones y estabilizar Madrid para frenar a Ciudadanos, es fácil deducir que, ahora mismo, con la amenaza de una segunda moción encima de la mesa, la promesa de estabilidad de Sánchez –por breve que sea su hipotético mandato– sea más creíble que la de Rajoy. Súmese a ello el ofrecimiento del PSOE de mantener las inversiones prometidas en los PGE –así lo afirman algunas fuentes– y se entenderá el nerviosismo en el PP.

Reunión del EBB

Qué acabará haciendo el PNV es una incógnita. La decisión final la tomará el Euzkadi Buru Batzar en una reunión extraordinaria que celebrará hoy, después de haber escuchado a Pedro Sánchez, que será el segundo en tomar la palabra después del secretario de Organización del PSOE, José Luis Abalos, que presentará la moción en detrimento de la portavoz parlamentaria, Margarita Robles.

El PNV se apresuró a anunciar la reunión del EBB después de que Pablo Iglesias, que ayer habló con los jeltzales, anticipase: «Percibo que la moción va a salir». «Creo que va a salir adelante con los apoyos nuestros, con el apoyo de los grupos catalanes y con el del PNV», detalló.

Iglesias dio también por hecho, de esta manera, el apoyo de los dos partidos catalanes presentes en el Congreso, ERC y PDeCAT. Ambos insistieron ayer en que la decisión la tomarán las respectivas ejecutivas tras escuchar a Sánchez, pero sería una sorpresa cualquier cosa que no fuera un voto favorable a la moción. El diputado de Esquerra Gabriel Rufián, que desarrolló el eslogan lanzado la víspera, fue el más claro en este sentido: «A nosotros nos hace la misma poca gracia votar con ustedes que a ustedes con nosotros, pero echar fuera ladrones y carceleros de la Moncloa no es una opción, es una obligación».

Así, PSOE, Podemos y sus confluencias, PDeCAT, ERC y PNV sumarían 178 votos, dos más de los necesarios para que la moción prospere. Es una cifra que podría redondearse con los dos diputados de EH Bildu, que también mantienen la incógnita sobre el sentido de su voto. Con todo, ayer su secretario general, Arnaldo Otegi, anticipó que «sería un acto de justicia poética que nacionalistas vascos y catalanes echáramos a Rajoy».

Rajoy, al límite

Aunque a estas alturas es una temeridad dar por amortizado a Mariano Rajoy, lo cierto es que el presidente del Gobierno español se enfrenta a partir de hoy al momento más delicado de su carrera política. Y eso es mucho decir cuando hablamos de un superviviente como Rajoy. Ayer se especuló en varios medios con la posibilidad de que dimita in extremis para evitar la derrota parlamentaria y dejar un Gobierno en funciones en manos de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, manteniendo así al menos el control institucional hasta la llegada de una nueva contienda electoral.

Es una opción, aunque cuesta imaginarse en ella a un Rajoy mil veces dado por muerto y mil veces renacido. Es difícil pensar que esa sea su voluntad. Más aún teniendo en cuenta, en contra de lo que pudiera parecer, que se trata de un personaje político que se crece ante los debates parlamentarios adversos. Lo demostró en la moción de Podemos de hace un año y es posible que lo haga otra vez hoy. Empiezan 48 horas de infarto.

 

Zoido se niega a retirar la medalla al torturador «Billy el Niño»

En vísperas de la moción de censura, la tensión fue palpable ayer en la sesión de control al Gobierno en el Congreso, sobre todo cuando el líder de Podemos, Pablo Iglesias, preguntó al ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, si tienen pensado retirar la condecoración policial y el plus en la pensión al torturador Juan Antonio González Pacheco, conocido como “Billy el Niño”, cuyos delitos no fueron juzgados por prescripción. La misma razón por la que la Audiencia Nacional española denegó la extradición reclamada por la Justicia argentina. Zoido defendió que la condecoración no es obra del Gobierno de Rajoy (data de 1977) y que no hay «justificación legal» para retirarla, cosa que no es cierta, como recordó Iglesias, quien leyó algunos de los testimonios de los torturados por González Pacheco, presentes en el Congreso. Posteriormente, Zoido recordó que no hay sentencia contra “Billy el Niño”. Es obvio, sus delitos prescribieron con la Ley de Amnistía.GARA

 

Libertad para varios condenados de Gürtel tras el veto a De Prada

La AN decretó ayer libertad bajo fianza de 200.000 euros para Rosalía Iglesias, condenada a 15 años de cárcel por el llamado “caso Gürtel” y esposa de Luis Bárcenas, dato relevante porque, según se ha divulgado, el extesorero del PP habría amenazado con revelar nuevos secretos si Iglesias era encarcelada. De hecho, el partido ha tenido que forzar unas maniobras que han motivado las protestas de, entre otros, la asociación Jueces para la Democracia.

Los nombres a retener son los del juez de la AN José Ricardo de Prada, uno de los más duros en el “caso Gürtel”, y Carlos Lesmes, presidente del Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cercano al PP. Lesmes hizo valer su voto de calidad para resolver el empate en el CGPJ y apartar a De Prada de la vistilla alegando que está en otro destino. Ayer, por un solo voto y sin la presencia de De Prada, la AN dio la ocasión a Iglesias de eludir la cárcel mientras se resuelve el recurso en el Supremo. También puso en libertad a otros diez condenados. Estas maniobras se suman a las del juez Ángel Hurtado que, al retrasar la entrega de su voto particular sobre este caso, atrasó a su vez la publicación de la sentencia. Originalmente se debía publicar el 21 de mayo, el mismo día en el que empezó el debate de los Presupuestos.GARA