El adiós de Rajoy deja al PP sin problema y sin solución a la vez
La dimisión de Mariano Rajoy aboca al PP no solo a buscar nuevo líder, sino además a encarar la realidad de una corrupción que carcome a todo el partido y que hasta ahora tapaba el censurado presidente.
Los dirigentes del PP, sin excepción conocida, cruzaban los dedos estos días para que Mariano Rajoy siguiera al frente del partido, al menos un tiempo. Pero el gallego sobre el que José María Aznar posó su dedo hace ya quince años con un lacónico «te toca, Mariano» ha decidido irse sin señalar sucesor. El tancredo se ha movido y ha movido a todos esta vez. El «señor de los tiempos» no ha dado prórroga a su partido. La moción de censura que le fulminó hace ahora cinco días deja ahora como efecto colateral un partido ante el vacío, ¿ante el abismo?
Con este adiós escenificado entre lágrimas, incluidas las del propio Rajoy, el PP se queda a la vez sin solución y sin problema. Sin problema, porque la lógica política dicta que el primer presidente español descabalgado vía moción de censura, y encima por corrupción, difícilmente iba a tener credibilidad para relanzar su carrera política, por mucho predicamento interno de que goce en el PP. Pero también sin solución, porque para el partido lo cómodo era una continuidad desde la oposición o bien una transición pausada; porque las discrepancias internas son más que notorias; y sobre todo, porque Rajoy ejercía de cortafuegos de ese cáncer con metástasis en toda la organización llamada corrupción, como mostró la moción de censura y como reflejó antes aquel «Luis, sé fuerte» a Bárcenas. Ahora, el PP queda expuesto a la evidencia de que más de 900 cargos de todas las esferas han sido o están siendo investigados por corruptelas de todo tipo. Y ello hace muy previsible que los cuchillos empiecen a volar en todas direcciones.
En este sentido, fueron reveladoras algunas «tiradillas» de Rajoy ayer ante sus compañeros del Comité Nacional. «He asumido mis errores y los que no eran míos», se quejó. Y añadió: «Jamás hubiera imaginado aquí algunas conductas. A mí también me han escandalizado tantos episodios».
Núñez Feijóo, mejor colocado
Al contrario de lo que ocurriera con aquel «dedazo» de Aznar, Rajoy ha dejado la sucesión en manos del procedimiento estatutario del partido, lo que aboca a un Congreso Extraordinario que seguramente será en julio.
Ya antes, en todas las quinielas aparecía como principal colocado otro gallego, como el propio Rajoy, como el fundador Manuel Fraga y como antes el dictador Francisco Franco: Alberto Núñez Feijóo, presidente de su comunidad desde 2009, una máquina de ganar elecciones al que no se conocen muchos enemigos en el PP, lo que ya de entrada es un mérito.
Y es que el fuego cruzado no ha esperado siquiera a que Rajoy cerrara la puerta. En la guerra soterrada entre la hasta ahora vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, ha metido la cuchara el exministro de Exteriores José Manuel García Margallo, cargando contra Santamaría –y en el fondo contra Rajoy– al acusarle de conformar un Gobierno de gente dócil y sin ideas propias.
Resultó significativo del enfrentamiento abierto que en su discurso Rajoy elogiara ayer al mismo nivel a sus números dos en el Ejecutivo y el partido. Se asegura que Cospedal puede tener alguna opción de competir, mientras Santamaría está peor colocada. Visto lo visto, no sonó raro que Rajoy se colgara algunas medallitas: «Durante 37 años he servido al partido en toda clase de cargos, y ninguno de ellos lo he solicitado. Por ninguno he peleado para desplazar a nadie. Por ninguno. Durante 40 años me he limitado a cumplir con mi deber. Yo seguiré con vosotros. No me imagino mi vida fuera del PP. Allí donde me encuentre, seguiré con vosotros en la senda que el partido transite, y desde el primer momento a la orden de quien elijáis. Y a la orden es a la orden», remachó.
Elogios de Iglesias y Ortuzar
Como cualquier despedida que se precie, la de Rajoy estuvo acompañada de panegíricos, los más sorprendentes por parte de dos rivales políticos que le han echado de La Moncloa.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, alabó la «elegancia» e «inteligencia» de Rajoy, del que dijo que «sabía escuchar. Fue un honor ser su rival y combatirle políticamente. Se ganó mi respecto». Y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, le deseó «lo mejor en su nueva vida» para apostillar: «Más allá de la política y sus vaivenes, de nuestros acuerdos y discrepancias, valoro a la persona y su talante, que conmigo ha sido impecable».
Más distancia marcó Albert Rivera, en un contexto en que PP y Ciudadanos pelearán la misma bolsa de votos: «Debió haberse retirado a tiempo para evitar el Gobierno débil de Pedro Sánchez», le espetó.
El Gobierno, a falta de si Robles toma Interior, Justicia o los dos
Formar un gobierno era antes «top secret», pero bajo la presión de medios digitales y redes sociales esta vez los nombres del equipo de Pedro Sánchez se van filtrando en cuanto los ministrables dan el sí. Así ocurrió anteayer con Josep Borrell, que llevará la cartera de Exteriores, y ayer con la también catalana Meritxell Batet, José Luis Ábalos y otros.
Sánchez ha tirado de su núcleo duro, trasladado casi al completo al Gabinete, lo que quizás le deje huérfano en el ámbito del partido. Es segura la presencia de Margarita Robles, pero falta concretar si se ocupará de Interior –donde ya fue número dos en los 90– o de Justicia –ha sido jueza del Supremo desde 2004 a 2016–. Incluso no se descarta que ocupe los dos ministerios, como encomendó Felipe González a Juan Alberto Belloch en aquellos años con Robles y María Teresa Fernández de la Vega como «vices».
Políticamente interesante es también la entrada de Batet en Administraciones Públicas, con la misión obvia de tratar de calmar las aguas en Catalunya y un perfil en principio más abierto que el de Borrell. Desde el prisma vasco, Meritxell Batet tuvo su protagonismo al defender el derecho de Arnaldo Otegi a ser candidato a lehendakari, lo que la enfrentó con otros miembros del PSOE.
Carmen Calvo asumirá Igualdad, clave para Sánchez, y Ábalos, Fomento, la cartera del dinero. En Hacienda estará la andaluza María Jesús Montero y en Economía Nadia Calviño, que viene de Bruselas.R.S.
La Justicia belga cita al juez Llarena, que podría ser recusado
«Veo que se acercan nubarrones a Madrid... y ahí lo dejo». Los tuits premonitorios del abogado Gonzalo Boyé, miembro del equipo jurídico de los dirigentes catalanes exiliados, acostumbran a poner en guardia a jueces y periodistas. Volvió a ocurrir ayer por la mañana y, pocas horas después, en Bruselas, el también abogado Christophe Marchand anunció que un tribunal belga ha citado a declarar al juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena el próximo 4 de setiembre. Lo hace después de que la Justicia del país europeo haya aceptado la demanda de los consellers contra el juez que instruye la causa contra el independentismo. En la raíz de la demanda se encuentran unas declaraciones de Llarena en Oviedo el pasado mes de febrero sobre el procedimiento.
La citación de Llarena no sería mucho más que una jocosa anécdota si no fuera porque es el primer paso de una ofensiva del equipo jurídico de los líderes catalanes exiliados. El segundo bote debía conocerse hoy, pero ayer el exconseller de Sanidad Toni Comín lo reveló antes de tiempo: la recusación de Llarena. Lo harán, en palabras de Comín, al considerar que «no es imparcial» y no respeta el «derecho a la presunción de inocencia». La recusación, que deberá ser analizada en el mismo Supremo –la podría resolver el propio Llarena, aunque no es lo común–, tiene un sólido apoyo en el artículo 219 de la Ley del Poder Judicial, que recoge las «causas de abstención y, en su caso, de recusación» de un juez. En su octavo punto se lee lo que sigue: «Tener pleito pendiente con alguna de éstas (partes)». Es decir, al tener una causa abierta en Bélgica con algunos de los acusados por el 1-O, estos aspiran ahora a poder apartarle de la causa en el TS.
Antes de la resolución, sin embargo, está previsto que hoy mismo el Supremo confirme el auto de procesamiento contra 25 dirigentes catalanes, lo que implicará la inhabilitación inmediata de aquellos que están juzgados por el delito de rebelión, entre ellos diputados como Jordi Turull o Josep Rull.B.Z.