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Iván Duque toma posesión como nuevo presidente de Colombia

Iván Duque se ha convertido en el nuevo presidente de Colombia, reivindicándose como el líder de una «nueva generación» llamada a superar la división entre derecha e izquierda, de cara a un mandato que se atisba complicado por la polarización política y social en torno al reto de la paz.

Iván Duque ha asumido el cargo de presidente de Colombia. (Raúl ARBOLEDA/AFP)

«Juro por Dios y ante el pueblo colombiano cumplir con la Constitución y con las leyes», ha dicho Duque en una solemne ceremonia de toma se posesión celebrada en la emblemática Plaza Bolívar, ubicada en el corazón de Bogotá.

El mandatario ha recibido la banda presidencial ante numerosos líderes internacionales, la mayoría mandatarios latinoamericanos. 

En el palco de autoridades han estado en un lugar destacado Alvaro Uribe y Andrés Pastrana, que le catapultaron a la Casa de Nariño con una plataforma electoral en la que los dos expresidentes unieron fuerzas para revertir el legado de Juan Manuel Santos.

Sin embargo, el senador electo de la FARC Carlos Antonio Lozada no ha podido acceder, a pesar de llevar su credencial, según ha denunciado en redes sociales. Los dirigentes de ese partido político surgido de la guerrilla han optado por sumarse a la concentración simultánea en el Parque de la Hoja para «defender la paz».

«Nueva generación»

«Hoy llega a la Presidencia de Colombia una nueva generación, motivada por el servicio y no por el ejercicio vanidoso del poder, comprometida con el futuro y sin anclas en prejuicios del pasado», ha dicho. «Es una generación llamada a gobernar libre de odios (...) con el mandato de hacer de nuestro país una tierra grande», ha subrayado.

Duque se ha mostrado consciente de que toma las riendas de un país dividido por el acuerdo de paz firmado en 2016 Por el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC y «convulsionado» por la ola de violencia desatada por grupos rivales que aspiran a llenar el vacío dejado por la antigua guerrilla.

Por ello, se ha propuesto gobernar «superando las divisiones de izquierda y derecha» mediante un diálogo que permita dejar atrás «los sentimientos hirsutos que invitan a la fractura social». «Quiero gobernar a Colombia con el espíritu de construir, nunca de destruir», ha aseverado.

Duque ha indicado que solo mirará al pasado para analizar los errores cometidos y corregirlos. Entre ellos, ha mencionado el acuerdo de paz, que pretende modificar en asuntos esenciales como la justicia transicional o la participación política.

Así, ha asegurado que corregirá «fallos estructurales» garantizando a las víctimas del conflicto armado «que habrá reparación moral, material y económica por parte de sus victimarios» y que el narcotráfico no será «un mecanismo legítimo para financiar y promover ninguna causa».

En cuanto al diálogo de paz que Santos ha dejado inconcluso con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), ha anunciado que durante los primeros 30 días de Gobierno va a realizar «una evaluación responsable, prudente y completa» para tomar una decisión al respecto.

Delfín de Uribe

Duque ha protagonizado un ascenso meteórico desde que volvió a Colombia, hace tan solo cuatro años, dejando atrás una carrera como economista que ha desarrollado en instituciones como el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Se incorporó a las filas de Centro Democrático, el partido político fundado por Uribe, y desde ahí saltó al Senado, donde llamó la atención del antiguo mandatario por su discurso contra el Gobierno de Santos.

Desde entonces, Uribe le ha adoptado como su hijo político, algo que ya hizo con Santos en 2010, cuando la Corte Constitucional le impidió aspirar a un tercer mandato, y que le sirvió de poco porque el que fuera su ministro emprendió su propio camino en contra del criterio de su mentor.

Duque ganó la primarias celebradas en la derecha colombiana el 11 de marzo imponiéndose a la candidata impulsada por Pastrana, su ahora vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, y repitió victoria en las presidenciales celebradas entre mayo y junio derrotando a Gustavo Petro.

El apoyo de Uribe es un arma de doble filo. Si bien le despejó el camino a la Casa de Nariño, le dibuja como otro delfín sobre el que intentaría ejercer la influencia a la que Santos se resistió. «Yo seré el presidente y Uribe será el líder de la bancada de Gobierno en el Senado», ha respondido a quienes auguran que será una simple marioneta.