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ROCCU GAROBY
ASPIRANTE A LA CANDIDATURA DE RPS AL PARLAMENTO EUROPEO

Roccu Garoby: «Corsos o vascos no podemos ir solos, sin un aliado en París»

Roccu Garoby recibió, el pasado junio, el mandato de su partido, el Partitu di a Nazione Corsa (PNC, autonomista), para concurrir como candidato a las elecciones europeas del próximo año. Para ello espera lograr el apoyo de la mayoría gobernante en la isla pero también de los partidos de otros territorios del Hexágono que integran la federación RPS, que se reúne desde hoy y hasta el sábado en Baiona.


Ex vicepresidente de la Alianza Libre Europea (ALE-EFA), Roccu Garoby atesora una experiencia de siete años en Bruselas que ha llevado a su partido, el PNC –integrante de Femu a Corsica, marca liderada por Gilles Simeoni– a proponerle como candidato a las elecciones que tendrán lugar el 26 de mayo de 2019. Para ello deberá buscar aliados dentro y fuera de casa.

¿Cuál fue el mandato concreto que recibió de su partido y en qué fase se encuentra la construccion de su candidatura?

Fui investido por el PNC el pasado 23 de junio para concurrir como aspirante a las elecciones europeas con una triple misión: aglutinar al conjunto de la mayoría que hoy gobierna en la isla, después a las formaciones de otras naciones y regiones del Estado –integradas en la federación Régions et Peuples Solidaires (RPS)–, y finalmente abordar las negociaciones con otros posibles socios, en París, de cara a lograr un acuerdo sobre el programa, la estrategia de campaña y una posición en lista a la altura del peso electoral de nuestros territorios. Ello nos permitiría alcanzar nuestro objetivo, que pasa por que nuestros pueblos tengan voz propia en las instituciones europeas.

¿Con qué perspectivas encara el congreso de RPS que se celebrará en Baiona?

En esa reunión validaremos un programa que ha sido trabajado en los últimos meses y que, de forma muy resumida, se asienta sobre el objetivo de superar la lógica de los Estados, porque, aun siendo muy críticos con el proyecto de la Unión Europea, defendemos un programa constructivo, que postula una Europa alternativa, más democrática, más sostenible y también más diversa.

Desde su designación ha mantenido usted encuentros fuera y dentro de Corsica. Tendrá ciertas sensaciones...

Con lo que respecta al ámbito de RPS, he recibido respuestas a priori positivas, aunque cada partido es libre de posicionarse en el congreso en apoyo a mi candidatura o a una alternativa, que puede presentarse, por así decirlo, hasta el último minuto. He visitado Bretaña y hablado con nuestros aliados de Alsacia, también de Euskal Herria, y espero que esos intercambios se puedan enriquecer en el debate del congreso. En el caso de Corsica, como sabe, gobernamos con una candidatura que reúne a autonomistas e independentistas, y mi labor es convencer a todos de que la única opción es mantener esa unidad. Es más, dado el modelo de escrutinio, ni siquiera con esa candidatura corsa sería suficiente para lograr el escaño, por lo que los corsos debemos estar todos juntos, estrechar la alianza con otros pueblos y, finalmente, explorar opciones en el Estado.

Supongo que en esos primeros contactos habrá recibido opiniones sobre su candidatura. ¿Cuáles son los argumentos que juegan a su favor?

Creo que se me reconoce una cierta competencia porque llevo una década en distintos foros, siete años en la Alianza Libre Europea (ALE), trabajando en la materia. El hecho de estar, por así decirlo, operativo, puede contar a mi favor. Trabajo en el Parlamento Europeo, por lo que conozco la casa, y en una institución de esta dimensión ese factor es relevante, porque saber donde se pisa evita perder un tiempo precioso para el combate que nos anima. Finalmente, y aunque no es un argumento que yo mismo remarcaría, se me atribuye un buen perfil de cara a la renovación generacional. Yo prefiero insistir mejor en el compromiso con unas nuevas prácticas. Me comprometo a ejercer del primer al último día como eurodiputado y a no concurrir a otros comicios o a acumular cargos.

Hablemos, si le parece, del programa, para profundizar en esos tres ejes que ha citado....

Defendemos la Europa de los pueblos como mejor alternativa a esa Europa de los Estados que abanderaba la paz y la prosperidad, pero que es, hoy por hoy, un proyecto fallido. La paz se ha convertido en un objetivo en el que Europa no se ha implicado al nivel que cabía esperar, como vemos en el País Vasco, por lo que sigue siendo un proyecto a construir. La promesa de prosperidad ha dado paso a la Europa de los grandes inversores y la diversidad es un espejismo. Frente a ese fracaso debemos construir la Europa de los pueblos. Para nosotros esa Europa debe ser, de partida, una Europa más democrática, en la que la soberanía repose en el Parlamento. Y sobre todo una Europa que reconozca el derecho de los pueblos a decidir su futuro. Hoy, cuando España vulnera la voluntad del pueblo catalán, Bruselas calla. Nosotros decimos que Europa debe defender el derecho de los pueblos a decidir y hacer respetar ese derecho.

Como segundo valor, defendemos una Europa sostenible, que aborde la salida de este modelo económico que busca la rentabilidad a corto término y destruye a su paso el medioambiente y relega la solidaridad. Defendemos una Europa que se base en la solidaridad entre pueblos y territorios y que promueva la justicia social.

En tercer lugar defendemos la Europa de la diversidad, porque nos parece inaceptable que unas lenguas sean reconocidas, caso del maltés, el estonio... y otras como el euskara, el catalán, el bretón o el corso, no.

La UE ha mostrado su rostro más oscuro en la crisis migratoria, en la que, por cierto, las autoridades corsas han tratado de marcar su impronta, cuanto menos más humanista.

Acostumbro a decir que ciertos partidos de extrema derecha aciertan –entre comillas– a la hora de enunciar los problemas pero fallan a la hora de aportar las soluciones. Con el ‘‘Aquarius” Salvini plantea el verdadero problema: hay que abordar la cuestión migratoria pero, evidentemente, no aporta la buena solución. Nosotros rechazamos sus planteamientos y defendemos otras medidas, a escala europea, en las que prime la solidaridad, también con respecto a los territorios más directamente afectados por este fenómeno. Entendemos que nuestra candidatura, al postular la diversidad, la justicia social, también sirve de antídoto frente a esa expansión de la extrema derecha.

Su candidatura buscará cobijo en una lista estatal, lo que, por tradición, lleva a pensar en Europe Ecologie-Les Verts (EELV).

Con un modelo de escrutinio que busca centralizar el debate en París y excluir a los territorios no hay grandes opciones. Nosotros hemos abogado por la circunscripción territorial, cuanto menos regional, pero se ha impuesto el distrito único y la barrera del 5% de los votos. Un candidato corso o vasco en solitario no tiene posibilidades.

Ello les lleva a seguir la senda de elecciones precedentes...

Es que las opciones son contadas. Alguien puede pensar en la transacción electoralista con opciones jacobinas, enfrentadas a nuestras reivindicaciones o con marcas que son responsables de esa Europa que ha fracasado. Yo a eso le llamo no-opción. La otra opción es ir con aquellos con los que se puede construir ese polo en favor de una nueva Europa, una Europa que supere la lógica de los estados y el credo neoliberal. Se puede llamar a eso una tercera vía; en todo caso, se trata de buscar en París aliados o compañeros de viaje. Creo que a nadie se le escapa que con los ecologistas compartimos en el día día una serie de luchas, en Corsica y en el País Vasco.

La vivencia de esa alianza es más marcada para el autonomismo, particularmente el corso, por la experiencia previa.

No lo niego, existe un bagaje, que data de 1989 con Edmond Simeoni. Desde 1999, la ALE comparte grupo con Los Verdes en la Eurocámara y el primer punto de su compromiso figura el derecho de los pueblos, en nuestro caso el corso, a decidir su futuro. Y en 2009 François Alfonsi fue elegido en la lista de EELV [Corsica Libera, hoy socio del nacionalismo moderado en la coalición Pè a Corsica, no pidió el voto para el ex eurodiputado corso]. Hay una historia común y es logico que actuemos con esa perspectiva.

El escrutinio de distrito único, pero también la convulsa situación de los ecologistas franceses, preludia una cerrada lucha por los puestos elegibles.

Nosotros lo que decimos es que en las últimas citas electorales hemos atesorado resultados solventes en Corsica, hemos hecho unos muy buenos resultados en Bretaña, en Alsacia, en el País Vasco [Eusko Alkartasuna y AB, formaciones ambas vinculadas a RPS, forman parte de la coalición EH Bai, que no presentó lista en 2014 y que todavía no ha oficializado su estrategia cara a las europeas de 2019; y PNB, miembro no activo de RPS, obtuvo 6000 votos en Iparralde en las europeas de 2014, a las que concurrió en solitario]. Y añadimos, ese cuerpo electoral se corresponde al peso de un diputado europeo. Además, decimos que somos un valor político para la construcción de esa tercera vía frente a la Europa neoliberal y al proyecto centralista y jacobino. Por tanto, más allá de la historia en común, que ayuda a retejer lazos, creemos tener argumentos de peso para lograr ese acuerdo que queremos que sea de programa, estrategia y puesto en lista.

No sé si con los independentistas, pero el acuerdo con EELV parece bastante encarrilado...

En EELV nadie discute que, dado ese peso que aportamos, deberíamos figurar en puestos elegibles, y también se asume que dada la diversidad a la que representamos es imprescindible que el mensaje en favor de los derechos de nuestros territorios se inscriba en la campaña. En esa discusión quiero profundizar en las Jornadas de Verano de los Verdes, en Estrasburgo, antes de acudir a este congreso de RPS en Baiona.