INFO

Un dividido Brasil dirá el domingo si quiere al ultraderechista Bolsonaro

Los brasileños, más divididos que nunca, celebrarán el próximo domingo la primera vuelta de las elecciones presidenciales, con la tentación de poner al mando del país a un nostálgico de la dictadura militar. El diputado Jair Bolsonaro, excapitán del Ejército, fue dado de alta el sábado. Con un 28% de intención de voto, se enfrentará a Fernando Haddad, candidato del PT, quien, según un sondeo divulgado ayer, obtendría un 25,2% de los votos.


El candidato ultraderechista del Partido Social Liberal (PSL) Jair Bolsonaro abandonó el sábado el hospital de Sao Paulo en el que permanecía ingresado tras haber sido apuñalado durante un acto de campaña el 6 de setiembre en Juiz de Fora, en el estado de Minas Gerais.

Las encuestas otorgan al excapitán del Ejército y admirador de la dictadura militar un 28% en intención de voto en la primera vuelta, que se celebrará el próximo domingo, día 7.

Le sigue Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), quien sustituye al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, en prisión y vetado para presentarse de nuevo como candidato. Antes de que su candidatura fuera invalidada, Lula da Silva lideraba las encuestas con un 39% de intención de voto.

Haddad, por su parte, no ha parado de crecer en las encuestas. Un sondeo del instituto MDA para la Confederación Nacional de Transportes, divulgado ayer, le otorga un 25,2% de intención de voto en la primera vuelta, mientras que en la segunda vuelta, prevista para el día 28, Haddad vencería a Bolsonaro por 42,7% a 37,3%.

Bolsonaro se afianzó en las encuestas después de haber sido apuñalado. Pero el líder ultraderechista genera un fuerte rechazo a causa de sus intervenciones misóginas, homófobas y racistas, así como por la justificación de la tortura durante el régimen militar (1964-85). En unas polémicas declaraciones el viernes, afirmó que no aceptará un resultado electoral que le sea adverso. «Por lo que veo en las calles, no acepto un resultado de las elecciones diferente de mi elección», dijo en una entrevista con la cadena Bandeirantes. El excapitán del Ejército cuenta con fuertes apoyos entre los militares y en capas con altos ingresos y formación universitaria, en un país que es la novena economía mundial y la novena más desigual, según el índice Gini del Banco Mundial.

«Un candidato que da una declaración como esa está diciendo claramente al país que intentará dar un golpe a nuestra democracia», alertó Ciro Gomes, tercero en las encuestas (11%).

En opinión de la historiadora Heloisa Starling, «el proceso de intolerancia y odio que atraviesa la sociedad es tal vez inédito en Brasil». «La brasileña es una sociedad de raíz esclavista, una sociedad de jerarquías, que se siente amenazada por cualquier tentativa de distribución de renta», resalta.

 

Las mujeres brasileñas salen a la calle al grito «Él no, él nunca»

Al grito de «Él no, él nunca», cientos de miles de brasileñas salieron el sábado a las calles de ciudades de todo el país en unas multitudinarias manifestaciones de rechazo a Bolsonaro.

Con música, camisas lilas, pegatinas de #EleNao en el pecho y en algunos casos portando banderas de distintos partidos, las protestas se extendieron por al menos 62 municipios. Las organizadoras cifraron la asistencia en al menos 500.000 personas, mientras que la policía no divulgó estimaciones. «Aquí hay personas blancas, negras, homosexuales, personas que son padres y madres de familia y que son muy diversas. Y ese tipo de candidato, ese tipo de política, no representa esa cultura brasilera que tiene toda esa diversidad», remarcó en declaraciones a AFP Beatriz Lorena, una profesora de 33 años que se unió a la concurrida protesta en la plaza Cinelandia, en el centro de Río de Janeiro.

La ofensiva feminista fue lanzada a inicios de setiembre a través de Facebook por el grupo «Mujeres unidas contra Bolsonaro», una convocatoria «contra el avance y el fortalecimiento del machismo, la misoginia, el racismo, la homofobia y otros tipos de prejuicios». Bolsonaro tiene un largo historial de declaraciones polémicas. En 2014, le dijo a una diputada de izquierda que «no merecería ser violada» por ser «muy mala, muy fea». Recientemente defendió la disparidad salarial entre hombres y mujeres.GARA