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La noche es la nueva aliada de los palestinos de Gaza contra Israel

Cientos de jóvenes prolongan por la noche las protestas diurnas contra el bloqueo y por el derecho al retorno que se llevan a cabo desde hace seis meses en Gaza. Pese a la asimétrica relación de fuerzas, la movilización intenta no dar descanso a los soldados israelíes.


Apenas iluminados por el brillo de la luna llena, un grupo de jóvenes palestinos de la Franja de Gaza se aproximan cantando hacia la frontera con Israel, donde vigilan los francotiradores israelíes, dispuestos a disparar.

Desde hace tres semanas, cientos de gazatíes se reúnen cuando cae al noche cerca de la barrera de varios metros de alto que separa el enclave de Israel, fuertemente custodiado por el Ejército sionista. Cualquiera que se acerque demasiado arriesga su vida.

Estos jóvenes forman lo que denominan «unidades de agitación nocturna», prolongando por la noche las manifestaciones contra el bloqueo de Gaza y por el derecho al retorno de los refugiados, que se llevan a cabo en la Franja desde hace ya seis meses y en las que han muerto casi dos centenares de palestinos y miles más han resultado heridos por la represión israelí.

Armados de tambores y de granadas aturdidoras artesanales, estos manifestantes intentan provocar al Ejército israelí e impedir al mismo tiempo que los habitantes que ocupan el otro lado de la barrera duerman tranquilamente.

Esta noche en Rafah, en el sur de la Franja, en el interior de una gran tienda blanca algo alejada de la concentración, tres jóvenes palestinos inflan globos en los que se puede leer «I love you». Cargados con chispas incendiarias, serán enviados en la oscuridad en dirección al territorio israelí.

«No dormiréis»

El mensaje a los israelíes es: «No dormiréis mientras no se satisfagan nuestras demandas de levantar el bloqueo y volver a nuestras tierras», explica Saqer al-Jamal, de 22 años, uno de los manifestantes.

Desde el pasado 30 de marzo la Franja de Gaza es el escenario de una gran movilización contra el bloqueo que el Estado sionista impone hace una década.

Los manifestantes reclaman también el derecho al retorno de los palestinos a las tierras de las que fueron expulsados o huyeron cuando se creó en ellas el Estado de Israel en 1948. Dos tercios de los gazatíes tienen el estatus de refugiados. En ocasiones estas manifestaciones han ido acompañadas de intercambios de disparos de cohetes, obuses o misiles entre grupos armados palestinos y las fuerzas armadas sionistas.

En total, desde finales de marzo, al menos 194 palestinos han muerto –entre ellos 34 menores, tres mujeres, tres paramédicos y dos periodistas– y más de 21.000 han resultado heridos por los disparos y gases israelíes, pese a que el Ejército afirma que solo usa la fuerza para «defender sus soldados y «su territorio».

En esta situación, la agitación nocturna es una de las nuevas tácticas de una confrontación ampliamente asimétrica, en la línea de las cometas incendiarias que prendieron fuego en cientos de hectáreas en el lado de Israel.

Allí, en el kibutz de Kerem Shalom, Rony Kissin, de 52 años, confirma que todas las noches oye el estruendo.

«Es justo a la una de la madrugada, cada noche, y ponen la música muy fuerte. Es verdaderamente aterrador», explica.

La ventana de su cocina da al muro de cemento que separa su kibutz de Gaza, a una veintena de metros de su casa. «Se ha convertido en una pesadilla», afirma.

«Un gran temor»

Antes de las noches que se prevén como las más agitadas, estos habitantes reciben alertas a través de mensajes SMS de los responsables de seguridad del kibutz. En el lado palestino, Saqer al-Jamal asegura que estas manifestaciones nocturnas provocan un gran temor a los soldados israelíes. «No suponen una amenaza mayor que las diurnas», objeta un responsable militar israelí, que indica que los soldados, incluidos los francotiradores, están equipados adecuadamente con medios de visión nocturna.

A su juicio, estas manifestaciones no son más que una forma más de Hamas para instrumentalizar la protesta y hacer olvidar sus fracasos. El movimiento islamista afirma, por su lado, que apoya la movilización, pero que ni la instiga ni la dirige. La idea del «agitación nocturna» ha venido de los propios manifestantes, señala un portavoz de Hamas, Hazem Qassem.

Muchos de los jóvenes que toman parte en ellas, también participan en las concentraciones diurnas.

En Rafah, Mohammed Abu Aqaline sigue con los que inflan los globos. Para él, es demasiado complicado desplazarse con sus muletas.

Este adolescente de 17 años fue herido en una manifestación hace tres meses, pero quiere «continuar sembrando la confusión entre el enemigo» y espera que esto le lleve un día a Jaffa, cerca de Tel Aviv, de donde su familia huyó en 1948.

A lo lejos, jóvenes gazatíes proyectan el haz de sus láseres verdes sobre los observatorios israelíes.

A menudo, un grito rompe la noche: «¡Ambulancia, ambulancia!». Un adolescente de 17 años, herido en la pierna, es evacuado precipitadamente. Es un poco más tarde de medianoche y la manifestación se dispersa mientras a la noche regresa la calma.