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Países Bajos avala las acusaciones a Rusia filtrando un ciberataque a la OPAQ

Países Bajos hizo pública la expulsión de «cuatro espías rusos» y un frustrado ciberataque a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, avalando denuncias de Londres contra Moscú, a las que se sumaron EEUU, Australia y la UE, por múltiples ataques.


Países Bajos anunció ayer haber expulsado a cuatro espías rusos tras un intento frustrado de ataque informático contra la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). Las autoridades neerlandesas explicaron que los presuntos agentes rusos habían colocado un vehículo repleto de equipos de vigilancia en el aparcamiento de un hotel cercano a la sede de la OPAQ en La Haya para piratear su sistema informático.

En ese momento, la organización analizaba un presunto uso de armas químicas en Siria y el envenenamiento del exespía ruso Serguei Skripal en Inglaterra, del que Londres acusa a Rusia, si bien las autoridades neerlandesas no vincularon la operación a esas dos investigaciones.

La operación policial contó con la colaboración de Gran Bretaña, que unas horas antes había acusado a la Inteligencia militar rusa de algunos de los principales ciberataques realizados en el mundo en los últimos años. La ministra neerlandesa de Defensa, Ank Bijleveld, explicó que esta denuncia británica movió a su Gobierno a hacer pública la operación, que se llevó a cabo el pasado 13 de abril.

Por su parte, la OPAQ confirmó que desde principios de 2018 ha constatado «un aumento de las actividades relacionadas con la ciberseguridad», y dijo tomarse «muy en serio la seguridad de sus sistemas de información y de sus redes».

«Con la operación expuesta hoy hemos arrojado nueva luz sobre las inaceptables actividades cibernéticas del Servicio de Inteligencia Militar ruso, el GRU», afirmaron la primera ministra británica, Theresa May, y su homólogo neerlandés, Mark Rutte. A sus acusaciones se sumaron rápidamente varios aliados de Londres. Así, Australia responsabilizó a Moscú de estar detrás de diversos ciberataques contra organismos, medios de comunicación, bancos y otros objetivos en diferentes países entre 2015 y 2017.

Igualmente, el Departamento de Justicia de EEUU anunció la imputación de siete agentes de la Inteligencia militar rusa por una campaña global de ciberataques contra sectores deportivos, una agencia internacional y una firma especializada en energía nuclear. También la UE condenó la «agresiva campaña de ciberespionaje» rusa. A su vez, el secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, puso los medios de ciberdefensa de su país a disposición de la OTAN, después de que el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, urgiese a Rusia a «cesar su comportamiento temerario».

Aunque en el pasado países occidentales ya habían atribuido a Rusia ataques informáticos, Londres anunció por primera vez que su Centro Nacional de Ciberseguridad podía vincularlos directamente al GRU y, en última instancia, al Kremlin. Entre ellos, incluyó el del Partido Demócrata estadounidense y el de la base de datos de la Agencia Mundial Antidopaje, en Montreal. «El Gobierno de Canadá estima con un alto nivel de confianza» que los ataques fueron responsabilidad del Servicio de Inteligencia Militar ruso, afirmó después su Cancillería.

«Espionitis»

«La espionitis aguda de los occidentales cobra importancia», ironizó el Ministerio ruso de Exteriores. Moscú calificó las acusaciones de «propaganda» que tiene el objetivo de mantener «caliente» la tensión entre Rusia y Occidente. Y añadió que «han adquirido tal magnitud que la misma presentación hace dudar de su fundamento».

 

Putin coquetea con India y le ofrece sus S-400

El presidente ruso, Vladimir Putin, llegó ayer a Nueva Delhi en una visita oficial de dos días en la que se espera que firme un contrato con el primer ministro indio, Narendra Modi, para la venta del sistema de misiles antiaéreos S-400, lo que podría irritar simultáneamente a EEUU, a China y a su protectorado de Pakistán.

Pancartas con su foto y una leyenda en ruso e hindi recibieron al inquilino del Kremlin en su trayecto por Nueva Delhi.

Rusia e India mantienen relaciones privilegiadas desde los tiempos de la URSS, pero EEUU amenaza a Nueva Delhi con sanciones en caso de que formalice la compra, por 5.000 millones de euros.

Aduce para ello la ley del Congreso de EEUU en 2017, por la crisis en Ucrania y del Russiagate, que castiga a todo país que compre armas a Rusia. India espera una excepción que no llega por parte de EEUU, confrontado al riesgo de perder un aliado (India), frente a China. «Ya es hora de mostrar que no nos dejamos intimidar por Washington», dicen los expertos indios en cuestiones estratégicas.GARA