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Ante todo, serenidad

Berizzo, como Urrutia el día antes, apela a una calma que dice percibir en la afición, confiado en que el equipo ganará y jugando bien.


«Vivimos en la sociedad de la dispersión, en la sociedad de la inmediatez, de la velocidad, de la queja, de lo quiero todo ya, aquí y ahora, de las relaciones inestables, hoy sí, mañana no, del nunca es suficiente… Y en cambio el Athletic, por definición, es todo lo contrario». Las afiladas palabras del presidente Josu Urrutia desde el estrado en la Asamblea General del lunes tenían mucho de presente, tanto como de futuro. El esperpento del domingo en Ipurua está pasando factura a la credibilidad de Eduardo Berizzo y a más de un futbolista, y todo porque al hambre se le juntan las ganas de comer, como casi siempre. El Athletic no termina de carburar, cualquier cosa vale para atizar al ‘muñeco presidencial’ y para ponerlo en bandeja el equipo firma una imagen desacorde a su potencial y hasta actitud.

«Todo el mundo tiene un plan hasta que le golpean en la boca», es la socorrida frase del malogrado Mike Tyson que le viene que ni al pelo a lo que al ‘Toto’ y a sus hombres les pasó por encima en Ipurua. Aceptable hasta ahí que sucediera, plausible que aun así se apresara un balsámico punto, pero inexplicable que Berizzo fuera a Eibar a jugar a ras de suelo con un equipo que a día de hoy no es la quintaesencia del toque y el pase al pie. La frustración visible de Muniain sobre el verde –pagada al ser cambiado con un miembro del equipo técnico al que despreció con un manotazo a un botellín de agua– fue el mejor resumen, las continuas discusiones entre jugadores en el campo, el envío del entrenador a lo que era una muerte segura para Unai López, etc, etc, dejan en mal lugar al argentino. Por mucho que el ‘Toto’ apostara por ser fiel a su catecismo futbolístico, como se encargó de reivindicar ayer en Lezama frente a quienes desde la prensa le han achacado traicionar esos principios en Ipurua –«no somos incoherentes», enarboló–, el hecho es que sigue sin entenderse y da la impresión de que el equipo, al minuto de juego, tampoco lo entendía.

Berizzo avanzó ayer que Iker y Unai podrían repetir ante un rival diferente, en un once en el que, desveló, estarán Herrerín en portería y Aduriz en punta; el resto, casi el mismo equipo que naufragó el domingo. «Ganar tres puntos ayudaría a dar un gran salto, pero –defendió su filosofía– a través de jugar bien. No festejo ganar de cualquier manera. En Ipurua el juego no fue purista, pero de ahí a latigarme la espalda... Intentamos jugar, pero tuvimos que jugar a lo que quiso el rival. Y supimos sobrevivir y puntuar en un campo difícil», reflexionó.

El entrenador argentino se negó a utilizar adjetivos «tremendistas» para valorar lo que el Athletic se juega hoy y sí argumentó que «estamos en un momento de análisis y de corregir errores. Debemos encontrar regularidad, regularizar nuestra producción futbolística para jugar sin altibajos, y tener serenidad para detectar qué te pasa». Y, precisamente, a la serenidad que Josu Urrutia apelaba desde el atril, emplazó Berizzo en su exposición: «Aquí percibo más serenidad, porque el sentido común impera, los procesos y los tiempos se respetan. Yo camino por Bilbao y la gente siempre se muestra ilusionada y está contigo. Aquí noto esa firmeza en lo que haces y me gratifica. Este es un sitio particular, porque la gente si viene torcida está más presente aún», elogió al club como a la afición. Paciencia, actitud constructiva, proceso artesanal que diría el presidente... Pero con los tres puntos, mejor.

 

El Rayo no gana en casa, el Athletic no lo hace fuera

Es el peor arranque del Rayo en su casa en toda su historia, 1 punto de 12 posibles. Solo suma 5 puntos en sus ocho primeros partidos ligueros, su más paupérrimo estreno en Primera División desde hace 17 temporadas, en la que sumaba entonces 4 y, esperemos que lo consiga de nuevo, acabó salvándose. «Noto el respaldo y me siento capacitado. Estoy seguro de lo que hago, lo que transmito y lo veo en la cara del jugador. Si el resultado no llega, entiendo lo que pasa en el fútbol, pero no me pongo en ese lugar porque estoy convencido que mañana vamos a ganar», se sinceró ayer su técnico Michel, apoyado por los Bukaneros tras la última derrota ante el Getafe. Este es el colista al que se mide un necesitado Athletic esta tarde en un estadio amigo y que se le da bien a los leones, pero un Athletic, no lo olvidemos, que únicamente ha ganado 1 de sus últimos 13 partidos en Liga fuera de casa (contra Villarreal 1-3), y está ante su peor racha de los últimos 6 años, en concreto desde 2012 cuando también acumuló 1 sola victoria de 13 a domicilio.

Duelo de necesitados, pues, con dos equipos con sus propios fantasmas en casa y lejos de ella, pero en el que el Athletic, por potencial y equipo debiera traerse los tres puntos si no quiere que las dudas se amplifiquen aún más.J.V.