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Hablar de política en un juicio político

No todos seguirán sus pasos, pero la defensa de Jordi Cuixart apostará por poner la política en el primer plano y acusará al Estado de violar derechos fundamentales en el procedimiento contra los líderes independentistas que comenzará el 12 de febrero.


Licenciado en Derecho y Filología Griega, Benet Salellas ejerce como abogado desde 2003, ha colaborado en diversos movimientos de vivienda y ecología y vivió desde un escaño del Parlament de Catalunya la declaración de independencia como diputado de la CUP aquel 27 de octubre de 2017. Ahora acaba de estrenar el libro 'Jo acuso. La defensa en judicis polítics', y como integrante del equipo de defensa del presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ultima los preparativos para el procedimiento judicial contra los líderes independentistas.

Sin olvidar la defensa técnica, el abogado explicó en una charla organizada por Gure Esku Dago en Iruñea que hablarán «de política en un juicio político», tal y como refleja el escrito formulado por las defensas, donde enumeran a los jueces del Supremo «todos los derechos vulnerados» por el Estado español en la causa contra los líderes independentistas catalanes. Unos jueces que, a su entender, «tienen muy claro su papel como defensores de la unidad territorial».

Para el abogado, esta concepción de la indisoluble unidad de la nación española consagrada en la Constitución emana del siglo XIX, y «ha tenido una continuidad hasta hoy», exceptuando el periodo de la Segunda República. De modo que la apreciación de «progresistas» que han adoptado determinados jueces de la causa, como Ana María Ferrer y Luciano Varela, y la fe en que el criterio de estos vaya a inclinar la balanza o siquiera influir a favor de una sentencia absolutoria no es más que una quimera inalcanzable. Ejemplo de ello son todas las resoluciones «votadas por unanimidad». «En este jucio solo hay jueces conservadores y ultraconservadores», señaló Salellas.

Pero el uso de la defensa política no ha estado siempre encima de la mesa ni es la preferencia de las defensas del resto de acusados, aunque el abogado reconociese que existe «una estrategia mínima común». Y es que hubo unos meses «en los que se meditó arrollidarse». De acuerdo con esto, Salellas repasó el embaucamiento al que les sometió el Estado español: «Nos prometieron que si renunciábamos al proyecto independentista y acatabamos la Constitución quedarían en libertad. Pero todo fue una humillación».

Todo ello dio lugar a un giro copernicano en las defensas, hasta el punto que Salellas anticipó, a rebufo de las declaraciones de Cuixart, que «todo esto acabaría con una condena al Estado español en Estrasburgo». No obstante, ahuyentó la idea de muchos independentistas que se resguardan en el futuro dictamen de los tribunales europeos, puesto que «Estrasburgo solamente decidirá sobre causas personales» y, además, «no reconocerá el conflicto político ni el derecho de autodeterminación» de Catalunya.

De tal forma que confía, por un lado, en la respuesta de una sociedad catalana que actualmente considera que «ha tocado techo» en términos de movilización; por lo que habrá que cambiar las reglas del juego, el instrumento de canalización, que, hoy por hoy, se traduce «en una huelga general durante el juicio». Por otro lado, espera conseguir la activación de la sociedad española mediante la retransmisión del pleito en directo. Precisamente, adelantó que simultáneamente emplearán «mensajes con lógica española» para llegar a ese fin. A su juicio, todo ello «puede obligar al Tribunal Supremo a dictar una sentencia absolutoria», algo que el independentismo no ve posible hoy por hoy, pero tampoco es viable «vivir en la derrota», aunque la certeza de una sentencia escrita de antemano y la división que vive el independentismo empujen a ello.

En este aspecto, Salellas remarcó que la nebulosa del juicio y la situación anómala que viven los protagonistas políticos de aquel otoño de 2017 ha impedido hacer una revisión de todo lo que pasó. Por tanto, es necesario pisar el freno –o por lo menos decelerar–, y «sacar conclusiones de lo que pasó para poder gestionar otra estrategia». Para el abogado, algunos intérpretes de lo ocurrido, con sus luces y sus sombras, «no han explicado todavía lo que pasó, y nosotros como país nos merecemos esa explicación que será fundamental».

«invocar al diálogo no es suficiente»

Respecto a la «voluntad de diálogo» de Pedro Sánchez, Salellas señaló que «no es suficiento con invocar al diálogo» y que el único punto de la negociación debería ser «cómo y cuándo se ejerce el derecho de autodeterminación». No obstante, que la salida al conflicto pase por la consecución de un referéndum pactado resulta inconcebible teniendo en cuenta «lo que es el PSOE». Un partido que «se alineó con PP y Cs» en todas las decisiones y que avaló también la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Asimismo, que la Fiscalía de un Estado tenga «la misma perspectiva que Vox» no dilucida más que un juicio al derecho de autodeterminación y a la democracia en sí misma, en el que esta tiene todas las de perder.