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Una huelga «mainstream»


El movimiento feminista de Euskal Herria ha convocado una huelga para plantarse ante el heteropatriarcado y el capitalismo y le ha quedado una movilización «mainstream». Lo fácil hoy ha sido sumarse a los llamamientos. Parlamentarias que hace un año estuvieron en sus escaños dando ventaja a su partido contra la oposición que los dejó vacíos, han parado hoy contribuyendo a que se suspendiera el pleno en la Cámara de Gasteiz. Medios de comunicación nada anticapitalistas han teñido de morado sus primeras páginas y las han llenado de fotos de mujeres, eso sí, de una en una y no tanto como lucha colectiva. El Corte Inglés ha sacado para estos días un catálogo de libros feministas con la intención, lógica, de hacer negocio, no de contribuir a la expansión de una respuesta revolucionaria. Y, no nos engañemos, antes y después de las movilizaciones miles de mujeres se han saltado la huelga de consumo y han llenado los bares que en su mayoría han encontrado abiertos.

El movimiento feminista de Euskal Herria ha convocado una huelga para plantarse ante el heteropatriarcado y el capitalismo y ha sido todo un éxito. Porque, a pesar de las contradicciones, que esta sea una movilización «mainstream» es un éxito. Porque muchas mujeres han parado y se ha visto que sin mujeres este mundo no funciona. GARA, por ejemplo, no podrá llegar mañana a los quioscos. Porque las calles han visto manifestaciones de una magnitud que en este momento ningún otro movimiento puede convocar y se han llenado hasta de adolescentes para las que esta ha sido su primera movilización. Que partidos como el PNV que el año pasado se pusieron de perfil se hayan sumado a la huelga, aunque solo sea por interés electoral, significa que ya ven el feminismo como una corriente mayoritaria contra la que no conviene nadar. Que determinados medios se sumen al lila evidencia que el feminismo es ya el sol que más calienta, y lo sabe hasta El Corte Inglés. Y puestos a ver la botella medio llena, hasta intuyo elementos positivos en que muchas mujeres hayan extendido su movilización debatiendo sobre lo vivido en terrazas y bares. Ya sé que eso va en contra de la huelga de consumo, pero puede ir a favor de la socialización de las reivindicaciones del día.

Es evidente que el éxito de esta huelga, con todas sus contradicciones, no va a hacer que mañana, 9 de marzo, estén logradas todas las reivindicaciones de las convocantes, incluidas aquellas que muchas de las que hoy se han movilizado ni siquiera conocen. Pero el movimiento feminista de Euskal Herria, que lleva décadas batallando en un ecosistema mucho más hostil que el actual, ya lo sabe, seguro. Por chocante que resulte, en la medida en que el mensaje se vaya haciendo más popular, incluso más comercial, más cerca estará de ir subiendo peldaños en sus demandas.

Y hay indicios para ver que la lucha avanza. Los partidos de la derecha extrema (que en el Estado español no tiene matices hacia el centro sino gradación hacia el fascismo) están quitándose las caretas y adoptando posiciones antifeministas, Un desenmascaramiento que no solo debe entenderse como un intento de atraer el voto machirulo, que no es pequeño. Los discursos de las mujeres que hay en sus estructuras que estos días se escuchan, nos hacen pensar que también se están viendo amenazados y amenazadas desde el punto de vista de clase.

El movimiento feminista de Euskal Herria ha convocado una huelga para plantarse ante el heteropatriarcado y el capitalismo y las cosas van bien.