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Trump retira a EEUU del Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas

Firmó la orden ejecutiva ante una multitud entregada durante la conferencia anual del lobby de las armas (NRA, Asociación Nacional del Rifle).

Trump con la orden ejetutiva que firmó ante el looby del rifle. (Lucas JACKSOn /AFP)

El Tratado Internacional sobre el Comercio de Armas auspiciado por la ONU y firmado por su predecesor en el cargo, Barack Obama, aunque aún no estaba ratificado por el Senado, es la última pieza que se ha cobrado Donald Trump. Suma así un nuevo «trofeo» a su particular colección de pactos y acuerdos internacionales de los que ha sacado unilateralmente a EEUU.

Aprobado por la Asamblea General de la ONU en diciembre de 2013 y en vigor en más de 100 países, además de otros 29 que firmaron el acuerdo aunque aún no lo hayan ratificado, el tratado tenía como objetivo «reducir el sufrimiento humano causado por el comercio ilegal e irresponsable de armas, mejorar la seguridad y estabilidad y promover la responsabilidad y transparencia en la venta de armas por parte de los gobiernos». Requería a los diferentes países «establecer y mantener un sistema nacional de control y designar las autoridades competentes para regular las ventas».

Pero para Trump su significación es muy distinta. Según ha declarado ante el auditorio de la conferencia del poderoso lobby del rifle (NRA) celebrado en Indianapolis, dicho tratado era «una amenaza para nuestras libertades», en referencia a la sacrosanta Segunda Enmienda de la Constitución de EEUU que habla del derecho a tener y portar armas. Añadió así mismo que mantenerse en ese acuerdo internacional supone «entregar a soberanía de EEUU a burócratas extranjeros». Y ante una audiencia exhultante que gritaba «¡USA! ¡USA!» ha prometido que «bajo mi mandato, ningún burócrata ni agente de fuera, nunca jamás, pisoteará la libertad de nuestra Segunda Enmienda».

El tratado, que no solo se aplica para equipos militares como tanques y otros vehículos blindados, piezas de artillería, aviones de combate, barcos de guerra o misiles sino también para las armas ligeras, si hubiera sido ratificado por el Senado y habría sido convertido en ley vinculante, para el lobby del NRA habría supuesto una suplantación de la constitución de EEUU.

Y sobre todo, que es lo que en el fondo más preocupa al complejo militar-industrial, trendría implicaciones potencialmente problemáticas para el comercio interno y externo de armas donde los fabricantes de EEUU dominan abrumadamente el mercado en términos de volúmenes absolutos. Según los datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo que monitoriza la venta de armas en el mundo, la industria armamentística estadounidense representó el 57% de las 100 principales ventas de armas realizadas en 2017. Rusia, con un volumen de ventas de 37,7 millones de dólares, aparecía en segundo lugar, muy por detrás de, por ejemplo, una única compañía de EEUU, Lockheed Martin, que vendió por valor de 44,9 millones de dólares.