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El ANC acaricia la mayoría pese a la pérdida de votos y la abstención

El Congreso Nacional Africano (ANC), en el poder en Sudáfrica desde 1994, logró, pese la pérdida de votos y la abstención, una cómoda victoria en las elecciones del miércoles, el primer gran test político para Cyril Ramaphosa, que intenta redinamizar a su partido, castigado por la corrupción. Mediado el recuento, tenía el 56,98% de los votos.


Los datos del recuento electoral en Sudáfrica apuntaban ayer, con la mitad del escrutinio completado, a un nuevo triunfo del Congreso Nacional Africano (ANC) que, tras 25 años en el poder, sigue invicto a pesar de haber perdido apoyo respecto a otros comicios y a la abstención, y conserva la mayoría que le permitirá mantener en la Presidencia a Cyril Ramaphosa. La participación rondó el 65,3%, la menor de la democracia, con una caída de 8 puntos respecto a 2014 (73,48%) y atribuida al descontento con la política.

Con la mitad de los votos escrutados, el ANC había obtenido el 56,98% de los apoyos y renueva su mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, lo que significa un nuevo mandato para el presidente saliente.

La confirmación de estos datos supondría que el partido de Nelson Mandela baja por primera vez del 62% en unas elecciones legislativas (62,1% hace cinco años). Sin embargo, superaría su peor registro, el 53,91% de las elecciones municipales de 2016, cuando cedió el control de Johannesburgo y Pretoria.

Los resultados consolidaban a la liberal Alianza Democrática (AD) como segundo partido más votado, con el 22,54% de los votos (frente al 22,23% de 2014).

También ha registrado un avance, pero no el esperado, Luchadores por la Libertad Económica (EFF), de Julius Malema, que, con el recuento mediado, pasó del 6,35% de 2014 al 9,68%, unas décimas por debajo del 10% que se marcó como éxito.

Está en juego que la suma de EFF y ANC sea o no suficiente para poder cambiar la Constitución, en concreto la inclusión de la opción de expropiar tierras sin compensación para reformar el desigual reparto de la tierra (aún mayoritariamente propiedad de los blancos).

El balance de 25 años de gobierno ANC es pobre, con un desempleo que alcanza niveles endémicos (27%), una corrupción que ha llegado a la cima del Estado –sobre todo durante le Presidencia de Jacob Zuma (2009-2018), obligado a renunciar– y unas desigualdades crecientes.

«Les hemos dado 25 años (de poder), pero los pobres son cada vez más pobres, y los ricos más ricos. Necesitamos un Gobierno que gobierne para la gente, no para sí mismo», resumió el miércoles Anmareth Preece, una profesora de 28 años de Coligny.

Antes de las elecciones, la oposición insistió en estos fracasos y pidió castigar al ANC, pero la popularidad de Ramaphosa logró frenar la caída, aunque no tendrá fácil cumplir sus promesas de reforma, ya que los partidarios de Zuma en el seno del ANC siguen molestos. Ahora deberá convencer a las facciones más extremas del ANC.