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Cinco modos de dar cara a la inquietante Gipuzkoa de mañana

La campaña en Gipuzkoa ganó peso ayer con un buen debate de ideas en el campus de Deusto. Sin eslogans irrelevantes ni rifirrafes impostados, los aspirantes a Diputación hablaron del futuro de un herrialde que hoy parece ir sobrado pero encierra graves problemas de envejecimiento, desigualdad o medio ambiente.


«Deusto, tenemos un problema», podía haberse titulado también esta crónica. No estaban montados en el Apolo 13 sino sentados en el campus donostiarra de esta universidad, pero Markel Olano (PNV), Juan Karlos Izagirre (EH Bildu), María Valiente (Elkarrekin Podemos), Denis Itxaso (PSE) y Juan Carlos Cano (PP) coincidieron notablemente en su diagnóstico sobre la Gipuzkoa del mañana, lastrada por la evolución de indicadores como el demográfico. Otra cosa son las soluciones de cada fuerza, que se dividen básicamente en dos bloques: a un lado PNV, PSE y PP; a otro, EH Bildu y Elkarrekin Podemos.

Primero, la fotografía del momento, contradictoria. Destacó Valiente que «nuestro PIB está en el primer tercio de Europa, somos un land alemán, pero no se corresponde con cómo lo estamos aplicando para el beneficio social». Olano, diputado general en funciones, cifró en 35.000 las personas en situación de pobreza. Itxaso, su socio de gobierno, añadió que «el 9,4% de las familias con hijos a su cargo están por debajo del umbral. Y el 58% de los desempleados son mujeres. Ha proliferado el fenómeno de los trabajadores pobres». Al final de las intervenciones, una de las preguntas les reprocharía que no basta diagnosticar certeramente la situación, hay que cambiarla. El aspaviento de Olano denotó su disgusto.

Hoy hay claroscuros, por tanto; mañana, nubes negras. El del PSE soltó un dato demoledor: «Si en 1975 la edad media era de 31 años, pronto va a llegar a los 47 años, y eso tendrá un efecto tremendo en nuestro sistema productivo». Itxaso habló de «suicidio demográfico» y marcó como prioridad «recuperar tasas de natalidad razonables», además de cuidar a los mayores.

Es aquí donde empezaron a diferenciarse los discursos. Izagirre subrayó que «sanidad pública, educación pública y políticas sociales son las tres patas de una sociedad igualitaria, y están haciendo aguas por todas partes. Hay que empezar por que los pensionistas tengan una jubilación digna. La dependencia se valoraba antes en 18 días y ahora son dos meses. Para el tema de los cuidados de personas mayores en su casa, tenemos un drama; todo el trabajo lo hacen mujeres, inmigrantes muchas veces, en un estado de esclavitud moderna. Y las ayudas se están recortando. Si hay más dinero porque estamos en bonanza económica, que se gaste en esto», demandó.

Tanto el candidato de EH Bildu como la de Elkarrekin Podemos ven claro que hay que sacar recursos con una fiscalidad más progresiva, lo que lleva una vez más al Impuesto de la Riqueza que implantó Bildu y esta legislatura ha sido vaciado. Olano e Itxaso, por contra, reivindicaron la validez del modelo de asistencia, aunque sin ocultar su preocupación por el futuro. En palabras del candidato del PNV, «nuestro modelo va bien, pero hay que hacerlo sostenible». Y Cano adoptó aquí una pose salomónica, por no decir «podemita»: «Necesitamos un nuevo contrato social, que la sociedad decida hasta dónde quiere llegar en este problema tan grave y complejo. Porque es muy fácil sacar la lista de la compra y decir que quieres todo...».

De ETA a electromovilidad

Cano ya había sorprendido al situar como problema más importante en Gipuzkoa «la desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres», algo que no parece precisamente prioritario en la agenda del PP. De igualdad se habló varias veces en el debate, y también de medio ambiente, como problema global pero con impacto potente en Gipuzkoa.

Entre las preguntas del público que se quedaron sin contestar por falta de tiempo estaba la incineradora, así que Olano no tuvo que retratarse ante una sala llena de estudiantes atentos y bastante activos a tenor del número de interrogantes y de las reacciones. La última frase del jeltzale generó murmullos: «En estas elecciones nos jugamos volver al pasado que fue el Gobierno de EH Bildu o apostar por el futuro, que somos nosotros». Pudo ser por disconformidad con el argumento o porque fue el momento en que los políticos recurrieron a su peor versión; el mismo Olano había comenzado admitiendo que «muchas veces estamos mal vistos».

Durante hora y media se habló también de industria, con defensa del modelo de las cooperativas por parte de PNV y EH Bildu y apuesta por la economía verde desde el PSE (dijo Itxaso que se pueden crear 10.000 empleos basados en el reciclaje). También de turismo; Olano dijo que «supone el 7,6% del PIB, así que ir contra el turismo es ir contra el bienestar de Gipuzkoa», mientras Izagirre y Valiente planteaban tasas o control de los contratos-basura. Y se abordaron cambio climático, electromovilidad o ciberseguridad, temas sin duda que son el futuro de estos jóvenes. ETA solo apareció en un par de preguntas.

Se acabaron planteando tantas que el moderador decidió dejarla en solo una: pactos postelectorales. Todos tiraron aquí del manual que dicta que en campaña el único objetivo reconocible es ganar. Pero Valiente fue bastante explícita cuando se le requirió directamente si apoyaría a Izagirre si EH Bildu supera al PNV: «Queremos un gobierno con todas las fuerzas que tengan un programa que vaya con nuestras ideas, y EH Bildu está abogando por esas cosas, por poner a las personas en el centro». Olano tampoco ocultó dónde está el pulso: «Hay dos fuerzas políticas muy igualadas, la gente tendrá que elegir y tenemos la ventaja de que nos conocen a los dos en el Gobierno».