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De la UCI a una lenta rehabilitación

La sanidad navarra salió mal parada de la crisis económica y de la gestión del Gobierno de Barcina. El Gobierno del Cambio ha tomado diversas medidas que han hecho mejorar la situación, si bien aún queda camino por recorrer.


La sanidad navarra sufrió un notable deterioro durante la legislatura 2011-2015. En 2011 la plantilla de Osasunbidea era de 10.000 trabajadores y las listas de espera estaban en niveles óptimos. La consejera Marta Vera redujo la plantilla en un 6%, generando una reducción de la actividad del organismo público. Esto provocó un crecimiento de las listas de espera que, a lo largo de la legislatura, se multiplicaron por cuatro, pasando de 16.000 a 64.000 personas.

Por otro lado, el Gobierno de Barcina hizo varias inversiones valoradas en decenas de millones de euros en infraestructuras que no tienen la utilidad que deberían tener. Dos ejemplos: el nuevo edificio de quirófanos del Centro Hospitalario de Navarra (CHN) iba a albergar los laboratorios unificados, pero una vez construido no había espacio suficiente. Los laboratorios fueron instalados en el nuevo edificio de investigación, que no cumple los requisitos de la UE porque debería estar dedicado a la investigación y no a laboratorios.

En 2013 el Gobierno hizo una reforma de la Atención Urgente y de la Atención Continuada en el ámbito rural que trajo un deterioro de las condiciones laborales de los profesionales de la salud.

Seguramente lo más recordado por la ciudadanía navarra es la privatización en 2013 de las cocinas del CHN. El servicio empeoró de tal manera que los médicos recomendaban a los pacientes ingresados que les trajeran la comida de casa. Si entre 2010 y 2012 se produjeron quince quejas, en 2013 y 2014 se registraron 2.600.

Llegada del Cambio

La privatización de las cocinas del CHN es una de las cosas que ha revertido el Gobierno de Barkos. Falta realizar una OPE para normalizar la situación. Además, se han recuperado los laboratorios de los hospitales de Tutera y Lizarra, se han eliminado las restricciones de contratación de sustituciones y se han ampliado los servicios de hospitalización domiciliaria a todo el territorio. La actividad sanitaria se está recuperando y se están absorbiendo las listas de espera, sin llegar todavía a los niveles de 2011.

En el ámbito de los derechos sexuales y reproductivos, el Gobierno del Cambio eliminó las restricciones a los procedimientos de inseminación artificial, abriendo la posibilidad de acceder a dicho servicio a mujeres solteras y a parejas de lesbianas. Los antiguos Cofes, que se habían convertido en centros de atención a la mujer, han pasado a ser Centros de Atención a la Salud Sexual y Reproductiva, recuperando sus funciones dirigidas a hombres y mujeres, así como a los colectivos homosexual y transexual.

En cuanto al derecho al aborto, el Gobierno de Barcina no desarrolló la ley estatal de 2010 que lo regula. Simplemente derivó las mujeres que querían abortar a otras comunidades autónomas o, desde 2013, a la clínica privada que comenzó a practicarlos. El Gobierno de Barkos está desarrollando la ley y, por fin, se practican abortos en Osasunbidea. De hecho, Osasunbidea ya practica el 30% de abortos que se practican en Nafarroa, a pesar de que la presión social y en el ámbito profesional en torno a la objeción de conciencia es fuerte.

La influencia de la Universidad del Opus Dei en Osasunbidea es enorme, a través de una parte importante del personal facultativo, de enfermería y, sobre todo, de los cargos directivos que han estudiado en dicha universidad, que, durante décadas, ha sido la única que ha impartido la carrera de medicina en Nafarroa. En este sentido, la semana pasada se hacía público que Aneca, el ente estatal que valida que los estudios tienen la suficiente calidad, ha dado el visto bueno al grado de medicina en la UPNA. La carrera empezará a impartirse en setiembre, acabando con el monopolio que el Opus ha mantenido durante décadas.

Tareas pendientes

La situación de la sanidad pública navarra ha mejorado con el Cambio, pero quedan retos que resolver. Por ejemplo, es urgente una reforma de la Atención Continuada y de la Atención Urgente, así como una revisión de la organización interna de Osasunbidea. Hay un aparato excesivamente grande de jefaturas que convendría racionalizar.

También queda por superar la política de nombramientos a dedo de plazas de dirección (una práctica desarrollada por los sucesivos gobiernos de UPN y PSN que el Gobierno de Uxue Barkos no ha terminado de corregir) e implantar en su lugar procedimientos de concurso de méritos.

Otra de las tareas pendientes es el desarrollo de la Estrategia de Atención Primaria y Comunitaria de Salud de Navarra. No se ha desarrollado ninguna estrategia de Atención Primaria durante la legislatura.