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El cambio va de abajo arriba y no olvida las purgas del PSN

El cambio, si sigue, lo hará desde el empuje de los ayuntamientos. El efecto de Pedro Sánchez como catalizador del miedo a Vox catapultó al PSN. Chivite se ve presidenta. De arriba abajo, el PSN gana. Pero de abajo arriba, desde ayuntamientos donde la política no significa empleo, sino compromiso, todo pinta diferente.


Medio corazón de Nafarroa llora a las viudas de Sartaguda. El triunfo del cambio es el de Paolo Albanese. El alcalde de Sartaguda dice que la bandera de la memoria está hoy «en el lugar que merece, en primera línea». La idea de viajar al cementerio de Torrero a colocar claveles en la fosa común de los voluntarios forzosos de la Tercio farsa de Sanjurjo nació en Sartaguda. Su parque, el de la Memoria, está tras el cambio más vivo que nunca y, gracias a una audioguía sobre aquel horror, el memorial se extiende ahora por todas las calles del pueblo hasta el panteón republicano. «No solo hemos hecho homenajes. Hemos recogido también las ideas de 1936. Hacemos lo que hacían ellos», subraya Albanese.

El alcalde viaja a 1922. «Por impago de las rentas al Duque del Infantado había una amenaza de desahucios masiva y el Ayuntamiento se posicionó el lado de los vecinos a los que querían desahuciar, llegó a aprobar una partida para comprar tiendas de campaña por si los desalojaban», explica Albanese. «A nosotros nos ha tocado un tema de desahucios en estos años e, igual que el Ayuntamiento del 2,2 hemos estado al lado de los que teníamos que estar», explica.

El cambio en Sartaguda, que protagonizó EH Bildu, no vino solo. Albanese dice que están «cuajando» unas buenas relaciones con Lodosa, donde LOIU repetía legislatura de izquierdas. La red de ayuntamientos del cambio en la zona tiene un liderazgo natural en Lizarra. Allá manda Koldo Leoz, también de EH Bildu, que saca adelante el proyecto Plazara para el fomento del comercio local. Los vecinos de Albanese van ahora al mercado de Lizarra para colocar sus verduras. Sin embargo, Leoz no es conocido por Plazara, sino por haber podido contener una sangría de millones por el fiasco de Oncineda. «Las derechas ven que su modelo de pelotazo urbanístico y amiguismos se difumina entre la multitud de iniciativas desarrolladas, que han llenado de color la ciudad y su ciudadanía», sostiene el alcalde de Lizarra.

La Ciudad del Ega ha sorteado lo peor de Oncineda, pero su Presupuesto sigue atenazado por las indemnizaciones. El equipo sorteó las penurias con ingenio y se sacó una zona de esparcimiento canino, abriendo el coso de la Plaza de Toros. El españolismo cañí tildó de sacrilegio aquello. Pero la derecha no está sola en el acoso a Leoz. El PSN en Lizarra también azota. «Cuando el PSN propone revertir las municipalizaciones, ya están avisando de lo que pasará si les dan los números con Navarra Suma», afirma el alcalde.

Otra de las varas de mando potentes que cambió de manos en 2015 fue la de Tafalla. Jesús Arrizubieta debe ahora caminar la senda que dejó abierta Arturo Goldarazena. Arrizubeta sueña con rodear Tafalla con un bosque y volcar su experiencia como gerente de una empresa de casi 800 trabajadores al Ayuntamiento. «Se trata de conseguir trabajar todos por el pueblo», resume Arrizubieta. Tiene miedo del PSN. Goldarazena abrió la puerta de la Junta de Gobierno a todas las formaciones, pero UPN no quiso entrar. Los concejales del PSN sí dieron el paso. Y lo pagaron caro. María Chivite les expulsó del partido.

En Sartaguda conocen muy bien las purgas del PSN. Empezaron allí en el año 2007. El cambio no llegó al pueblo en aquella ocasión porque el PSN vetó a su candidato recibir los votos que ANV le cedía a cambio de nada. Lo único que tenía que hacer era echar a la derecha y la propia historia del pueblo le impelía a hacerlo. La tensión reventó al PSN a nivel local y se escinderon unos independientes. Albanese accedió a la Alcaldía porque esos independientes prestaron sus votos a EH Bildu. En estas elecciones, aquellos independientes ya no se presentan y el PSN de Sartaguda se enfrenta a otro cisma.

Estas historias locales serán determinantes el domingo y solo se ven de cerca. Los sociólogos que hacen las encuestas no las controlan. De abajo arriba se levantó el cambio.