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Comienza la lucha descarnada por los puestos de mando en la UE

La cumbre de mandatarios europeos dio inicio en Bruselas a la lucha por las presidencias de la Comisión Europea, el Consejo, la Eurocámara y BCE, junto al liderazgo de la diplomacia. El candidato del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, precisa apoyos de socialdemócratas y de una tercera fuerza, que aún no tiene.


Las discusiones sobre el reparto de altos cargos en la Unión Europea (UE), se iniciaron ayer con las fuerzas políticas divididas sobre quién puede aspirar a suceder a Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión.

«Como miembro de la familia del Partido Popular Europeo (PPE), apoyaré por supuesto a Manfred Weber», confirmó la canciller alemana, Angela Merkel, que a la salida de la cumbre europea, reiteró ese apoyo. Con 177 eurodiputados de 751, el PPE reclamó ya el puesto de presidente de la Comisión para su candidato, que no lo tiene fácil. Menos aún con un resultado que le fuerza a entenderse no solo con sus tradicionales aliados en las instituciones de la UE, los socialdemócratas (149 escaños), sino también con un tercero. Aquí pueden entrar en juego los 69 eurodiputados de los ecologistas o los 107 de los liberales. Pero los últimos, ya abrieron la primera grieta, al no firmar una declaración de la Eurocámara apoyando el sistema del Spitzenkandidat, que reserva la presidencia de la Comisión a los candidatos principales de los partidos durante las elecciones.

El presidente francés, Emmanuel Macron, también se desmarcó al defender que se deberán escoger al frente de la UE «mujeres y hombres que tienen la experiencia y la credibilidad que les permitan asumir estas misiones y que (...) las apoyen plenamente». Aunque reticentes al actual sistema de cabezas de lista, los liberales tienen su candidata, la comisaria danesa Margrethe Vestager.

La correlación de fuerzas en el Consejo Europeo también será clave. Al menos 21 de los 28 mandatarios, cuyos países representen el 65% de la población, deben ponerse de acuerdo para designar a un candidato.

Los liberales (8 mandatarios) y socialdemócratas (5) coordinaron sus posiciones antes de la cumbre.

Un grupo representativo de ambas familias insistió en que el reparto de los nuevos cargos «debe reflejar ese nuevo equilibrio» en la Eurocámara.

Los socialdemócratas, cuyo candidato a suceder a Juncker es su actual vicepresidente, el holandés Frans Timmermans, y los liberales aumentan así la presión sobre el PPE, que actualmente preside la Comisión, el Consejo y la Eurocámara. Si el alemán Weber no logra dirigir la Comisión, podría convertirse en presidente del Parlamento.

Socialdemócratas, liberales y ecologistas tampoco reúnen una mayoría en el Parlamento, lo que anuncia una compleja negociación.

 

La CDU provoca una polémica sobre libertad de expresión en guerra con los «youtubers»

La que previsiblemente será la sucesora de la canciller alemana, Angela Merkel, Annegret Kramp-Karrenbauer (AKK) se vio atrapada en una polémica por calificar de «manipulación electoral» el llamamiento de los youtubers a votar en las europeas contra los partidos en el poder, en nombre del cambio climático. En un vídeo, Rezo, un youtuber en boga, desmontaba las políticas de la CDU, que tildó de antimedioambientales y de favorecer a los ricos. La CDU primero intentó ignorarlo, luego lo criticó y finalmente –cuando se volvió viral con 12 millones de visionados ese día–intentó dialogar con él. Demasiado tarde. Decenas de youtubers divulgaron un segundo vídeo en el que instaba a votar contra la CDU y el SPD.

«¿Cómo reaccionaría el país si 70 diarios pidieran juntos, dos días antes de las elecciones, que se votara contra la CDU y el SPD? Esto habría sido manipulación electoral», denunció Kramp-Karrenbauer, que sugirió que se impongan normas «en el mundo digital». Las etiquetas «censura» y «AKKdimisión» fueron rápidamente tendencia en Twitter. También los adversarios políticos de AKK, como el líder de los liberales del FDP Christian Lindner, criticaron la petición. AKK intentó matizar sus declaraciones y dijo que se refería a «normas para las campañas electorales», al tiempo que consideró absurdo que se la quiera acusar de «querer regular la libertad de expresión». GARA