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La crisis carcelaria deja más de 50 muertos en Brasil

Más de medio centenar de presos fallecieron entre el domingo y el lunes en enfrentamientos en cuatro cárceles de Brasil. Una nueva tragedia que evidencia el colapso del sistema penitenciario.


Enfrentamientos entre presos dejaron al menos 55 muertos en cuatro cárceles del estado brasileño de Amazonas en los últimos dos días, una tragedia condenada a repetirse si Brasil no enfrenta los problemas estructurales de su sistema penitenciario, según expertos.

El lunes, las autoridades informaron que 40 presos fueron hallados muertos, en su mayoría «con indicios de muerte por asfixia», en cuatro prisiones de Amazonas. El domingo, otros 15 murieron en una pelea registrada en uno de esos centros, el Complejo Penitenciario Anísio Jobim (Compaj), escenario en 2017 de una rebelión que se extendió por casi 20 horas y dejó 56 muertos, en una de las mayores masacres del sistema penitenciario de Brasil. Las visitas en estas cuatro prisiones de Amazonas fueron suspendidas durante 30 días.

La Secretaría de Administración Penitenciaria de Amazonas (SEAP) achacó estas muertes a «una ruptura entre presos que integraban un mismo grupo criminal y que actúa en el tráfico de drogas».

«Las muertes en el sistema penitenciario brasileño son vergonzosamente recurrentes, porque quienes mueren son personas que pertenecen a las clases más pobres, que no conocen sus derechos», denuncia la socióloga Julita Lemgruber, investigadora en la Universidad Cándido Mendes de Río de Janeiro y exdirectora del sistema penitenciario de Río de Janeiro.

Remarca que Brasil debe combatir la superpoblación y mejorar las condiciones de reclusión. Pero, mientras tanto, incide Lemgruber, es necesario adoptar una estrategia «a corto plazo» que pasa por «responsabilizar al Gobierno federal y de los estados, porque la vida de quien está ahí dentro, es responsabilidad del Estado».

Juliana Melo, profesora en la Universidad Federal de Rio Grande do Norte y especialista en el sistema carcelario brasileño, advirtió de que «las prisiones siguen siendo lugares de graves violaciones a los derechos humanos. Las condiciones son pésimas y la mayoría de presos son pobres, negros, poco escolarizados y de los barrios periféricos».

Con más de 720.000 reclusos, Brasil es el tercer país con más presos del mundo, después de EEUU y China. No solo es el doble de plazas que tiene disponible, sino que un 40% son presos preventivos.