El permiso de tres días al preso Gorka Fraile abre perspectivas para otros 41 en segundo grado
Este pasado fin de semana el preso de Durango Gorka Fraile ha disfrutado de un permiso ordinario de tres días. Lo ha autorizado el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria y abre nuevas perspectivas, dado que hasta ahora solo se habían concedido a unos pocos condenados por cuestiones no relacionadas con ETA.
Gorka Fraile Iturralde ha podido pasar tres días en el domicilio de su compañera, este pasado fin de semana, tras autorizar el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional su petición, rompiendo la tónica habitual de denegarlas sistemáticamente en estos casos. El auto emitido el 23 de mayo por el juez José Luis Castro deja claro que «concurren todos los requisitos exigidos». La Fiscalía también lo apoyó. A finales de abril había propuesto este permiso la Junta de Tratamiento de la prisión cántabra de El Dueso, donde cumple condena.
Esta decisión supone un nuevo pequeño paso adelante en la batalla legal emprendida por EPPK, dado que hasta ahora esos permisos concedidos con cuentagotas se habían otorgado únicamente a condenados por actividades exclusivamente políticas o como mucho «kale borroka», como son los conocidos casos de Xabier Sagardoi, Alfredo Remírez, Julen Ibarrola y Ekaitz Ezkerra (los cuatro, por cierto, ya libres tras agotar sus condenas).
El auto del Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria, por tanto, abre nuevas perspectivas para los 42 presos clasificados actualmente en segundo grado, entre los que se encuentra Gorka Fraile.
A la vez que Estrasburgo
Fraile ha sido noticia días precisamente hace nueve escasos días por haber desestimado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos su demanda contra el alejamiento, formulada en 2017, cuando se encontraba en la cárcel de Badajoz (a finales del pasado año fue acercado a Cantabria). Estrasburgo no niega que la medida fuera perjudicial para su vida familiar, pero estima que no era «desproporcionada» en un contexto en que ETA todavía existía, y que ahora por tanto está superado.
Algunas fuentes han tratado de interpretar este fallo de Estrasburgo como un aval a la política de alejamiento que se mantiene muy mayoritariamente en el Estado español, pero no era tal. Y este permiso concedido por el JCVP a Fraile precisamente en el momento en que Europa evaluaba su caso muestra que los poderes españoles son conscientes de ello.