Chivite cruza el Ebro; el PSN, el Rubicón
No pasará a la historia por su contenido el discurso de investidura de María Chivite, pero quizás sí por su trascendencia: el PSN cambia de socios tras casi 40 años y deja tocado de muerte eso que hemos llamado Régimen. Agentes y hasta territorios tienen ante sí algo ignoto.
Solo oyendo los rugidos de la derecha se capta la trascendencia de lo que se está ventilando hoy y mañana en el Parlamento navarro. El Régimen ha muerto y Navarra Suma no se ha bastado para reemplazarlo. A Esparza se le ha agriado la macedonia con la que intentó preservar el festín, a la desesperada. Del quesito de Sanz, ni hablamos. El PSN se ha salido de ese redil, cada vez más estrecho y opresivo. Era cuestión de tiempo, quizás, pero sobre todo de crear las condiciones políticas. Ese el gran triunfo del soberanismo de izquierdas, más allá de la votación del martes.
Conviene repasar la historia aunque sea muy a vuelapluma. Son 37 años desde que Urralburu, Arbeloa y compañía fundaran el PSN (escindiéndolo del PSE) para blindar el estatus de Nafarroa junto a UPN. Son 28 años desde que fue desbancado por UPN-PP y se autolimitó al papel de muleta de la derecha, creando eso que hemos llamado Régimen y que ahora tocará rebautizar. Son 23 años desde que el tímido desmarque de Javier Otano (Gobierno de coalición PSN-CDN-EA con IU como apoyo externo) fue finiquitado por los poderes fácticos con la tranquilidad de quien tira un castillo de naipes de un soplido. Son 12 años desde que Ferraz mandó parar en el «agostazo» que abrió los ojos a todos, incluidas esas bases del PSN que en la última noche electoral gritaban «con Esparza no». Son 8 desde que Barcina humilló a Jiménez mandando un motorista con su cese como vicepresidente. Y son 4 desde que el PSN descubrió con espanto que ya no servía ni como bisagra, que estaba ahogándose en el medio del río.
La victoria de Sánchez en Madrid ha dado una nueva oportunidad a ese partido, que ahora sí ha empezado a cruzar el Rubicón, aunque sea con tanto miedo como muestran la ridícula (y en parte falsa) exclusión a EH Bildu o el timorato discurso de hoy de Chivite. Si acaso, lo más rescatable son las alusiones a la igualdad entre gentes y territorios, las palabras sobre el euskara o las promesas de mismos derechos para todos. Y es que es eso, y no otra cosa, lo que diferenciaba a Régimen y Cambio. O derechos o derecha.
Si el PSN ha pasado su Rubicón, la secretaria general de Cintruénigo ha cruzado el Ebro, y acertará si supera también los puentes tendidos sobre el Arga. La cuestión territorial no es baladí en esta encrucijada histórica; en Erribera este cambio se va a entender mejor que el Cambio. Y la posición de cada agente, comenzando posiblemente por UGT y CCOO, también se va a modificar ante una realidad desconocida, un movimiento que mueve poco la superficie pero viene muy del fondo. El discurso de Chivite dejará muy poco eco, pero si se oye bramar a Esparza, Beltrán o Rivera, todo se entiende bastante mejor.